Mbappé y los «elementos nuevos» que cuestionan su llegada al Real Madrid
Las declaraciones de la estrella parisina tras su gran actuación ante el Lorient añaden el penúltimo suspense sobre su inmediato futuro
Kylian Mbappé marca dos goles y da tres asistencias en la victoria del PSG ante el Lorient en la Ligue 1. Todos los focos se ponen de nuevo sobre la estrella de París, cuyo futuro casi todos dan por hecho en el Real Madrid. Esa es la pregunta recalcitrante que le llega otra vez, cómo no, al jugador, quien responde, podría ser que incluso jugando con la cuestión mareante, que aún no ha tomado una decisión, añadiendo que existen «elementos nuevos» que condicionan la misma.
Dos años de negativas a renovar
Enésimo abatimiento en el madridismo y enésima esperanza en los contrarios y en la afición francesa en un sube y baja tan mareante como cansino. Kylian dice que le encanta jugar con Messi, ¡qué va a decir!, y la frase se torna en bomba casi absurda (que no falsa, seguro que le encanta jugar al lado del gran jugador argentino), como si jugar con Messi, precisamente con este Messi, fuese una razón decisiva para la elección de su porvenir.
Se dice, se cuenta que la decisión está tomada desde hace mucho tiempo. La prueba: los sucesivos noes desde hace dos años a todas las ofertas desorbitadas del inagotable capital qatarí. No se entendería demasiado bien que el rechazo ya efectivo a ser el jugador mejor pagado del mundo en el Parque de los Príncipes se volviera de repente un acogimiento. Todo es posible, naturalmente, pero el guion de esta historia se asimilaría precisamente al absurdo.
«Elementos nuevos», la frase, seguida de risas del pronunciante
Ionesco, Genet, Mihura o Arrabal como posibles escritores imaginarios del teatro que sería la permanencia de Mbappé en el PSG. «Elementos nuevos», la frase, seguida de risas del pronunciante. Una comedia que los medios transforman en tragicomedia mientras las partes implicadas (el pasado y el futuro, o simplemente el único presente) callan de momento y hasta que no aparezcan vivos, reales, esos «elementos nuevos» que suenan casi a ciencia ficción después de su incuestionable apariencia onírica.