Rodrygo y Camavinga: la historia que comenzó en Milán, siguió en Madrid y sueñan repetir en París
El francés y el brasileño protagonizaron la jugada del primer gol del Madrid en la Champions y suya fue la jugada que culminó la remontada blanca ante el City
Rodrygo Goes y Camavinga llegaron al Real Madrid de puntillas, sin hacer ruido, con la vitola de jóvenes promesas que se harían mayores en Chamartín. Sus buenas y revolucionarias actuaciones les han dado el protagonismo deseado y han mostrado una madurez inusual para alguien tan joven que viste la elástica blanca. Ambos jugadores se han doctorado en la Champions, la competición fetiche del madridismo.
Todo comenzó en Milán
La historia se inició en el Giuseppe Meazza. En territorio italiano, el Real Madrid consiguió sus tres primeros puntos en la fase de grupos de la Champions. Prácticamente, cuando se iba a cumplir el tiempo reglamentario, Fede Valverde conectó con Camavinga para que este asistiese a Rodrygo, que empaló el servicio del francés y anotó el gol que dio la victoria a su equipo y a él le sirvió para seguir con su idilio anotador en la mejor competición continental
Una remontada inolvidable
Ocho meses después, con el aura de las noches históricas del Bernabéu, el City se presentó en el estadio blanco con el fin de validar su ventaja de la ida. Se adelantó en el marcador y a punto estaba de imprimir el billete rumbo a París.
En ese momento, Ancelotti se encomendó a Rodrygo y Camavinga que volvieron a salir desde el banquillo. El brasileño salió por Kroos y Camavinga por Casemiro. El italiano, que ya había sustituido a Modric, dejaba la medular sin su trío estelar la CKM.
La nueva guardia se mantuvo firme pese a lo complicada que se había puesto la eliminatoria. Cuando eran muy pocos los que creían en otra noche de remontada, ahí aparecieron los dos. Camavinga llegó para oxigenar la salida del balón y llegar al área inglesa, pero sobre todo para defender como si fuera el último partido que jugara.
Rodrygo, por su parte, para dar vida al Real Madrid en el 90 y empatar la eliminatoria en el 91 provocando, una vez más, el éxtasis en el Bernabéu. Camavinga y Rodrygo lo volvían a hacer.
Los niños se hacen mayores y siguieron el ejemplo de los veteranos derrochando la energía que a otros les fallaron.
ADN Real Madrid
Las eliminatorias de la Champions League han sido la confirmación de que la Generación Z de estrellas que pueblan el vestuario tiene el ADN Real Madrid. Sus cualidades y, sobre todo, el potencial de cada uno llamaron la atención del club blanco en su momento para ficharles. Ellos mismos, en su tiempo como merengues, se han ido empapando del espíritu de los que hicieron y siguen haciendo historia.
Padrinos con pedigrí
En el vestuario los jóvenes tienen sus padrinos. Benzema asumió la tutela futbolística de Vinicius, Rodrygo llama a Modric «papá» y Alaba hace de perfecto escudero de Camavinga. Una mezcla de veteranos y nobeles, como reza el himno del Real Madrid, que sueña con hacer historia en París y poder levantar una Champions vistiendo la camiseta del Rey de Europa.