Casemiro, el injusto menoscabo del destructor incansable
Hace dos años era «el centrocampista intransferible»; hoy se debate su titularidad ante la llegada de Tchouameni y el Real Madrid destaca su enorme trabajo físico para permitir que Modric y Kroos crearan fútbol durante las últimas siete temporadas
Nunca se ha reconocido en la justa medida su trabajo. Es un futbolista que frena el contragolpe del rival, que destruye y que otorga seguridad a un centro del campo muy ofensivo en las botas de Modric y de Kroos. Durante los últimos siete años ha jugado solo ante el peligro, el único zapador que cortaba el peligro enemigo mientras el croata y el alemán se dedicaban a construir. Se le culpó muchas veces de esa debilidad de un centro del campo tan atacante, precisamente porque era el único que defendía de verdad. El espectador medio no se daba cuenta de eso, pero los técnicos sí que lo tuvieron muy en cuenta y por eso siempre ha sido titular. La llegada Tchouameni ha supuesto que actualmente se debata sobre su titularidad. Un análisis simple, porque en los partidos importantes ambos compartirán el medio del campo madridista en una línea de cuatro hombres con el fin de aportar mayor eficacia destructiva.
Lo que sí permitirá el fichaje del joven francés es la rotación en esa posición, pues hasta ahora nadie podía hacer la labor del brasileño, que se ha desgastado durante muchas campañas sin recibir descansos ante la imposibilidad de encontrar un hombre que le sustituyera de verdad en sus funciones. «No tenemos otro jugador que cubra específicamente la misión de Casemiro», decían Zidane y Ancelotti en el último lustro. Cierto. Ahora sí lo hay. Es lo único que ha cambiado. La confianza y la credibilidad en Casemiro persisten intactas.
Decisivo en París, una vez más
«Que pronto se olvidan las cosas», reflexionan algunos profesionales del club al escuchar que Casemiro puede perder el puesto. El brasileño ha sido determinante en multitud de partidos desde que se ganó la titularidad hace seis años y lo fue especialmente en la reciente final del París ante el Liverpool, cuando el zapador se desgañitó en mil acciones para frenar el ataque del equipo inglés.
Fue el último ejemplo de una labor tan eficiente como poco brillante para el aficionado. Para Zidane y para Ancelotti nunca hubo discusión: Casemiro ha sido determinante, porque su trabajo defensivo concede una seguridad total para generar el ataque, a sabiendas que detrás siempre está el brasileño, que solo sube en las acciones a balón parado para rematar de cabeza.
Listo para la competencia
Diestro en mil batallas, Case, como le llaman sus compañeros, sabía que en este nuevo curso se hablaría de su posición, porque se ha fichado un futbolista para ese cometido. Durante todo un lustro se buscó un relevo específico para él con el fin de otorgarle algún respiro. Se ensayó con Valverde y con Camavinga. Pero ninguno cumplía los requisitos para cubrir esa labor tan dura de cortar el contragolpe del enemigo. Tchouameni sí puede hacerla. Y el brasileño ha venido preparado y fino para mantener su sitio.
Cumplir sus tres años de contrato
El zapador tiene ficha por tres temporadas más y ha manifestado que solo piensa en jugar en el Real Madrid. Considera que la competitividad interna es muy buena, un acicate individual. Ancelotti utilizará este duelo personal, como otros muchos, para incentivar a los futbolistas y evitar el exceso de confianza, pero asume que todos van a jugar habitualmente. Las rotaciones serán una constante en un calendario que el Mundial invernal hará aún más apretado con encuentros cada tres fechas. Lo que rogará a Casemiro y a todos sus hombres es que se encuentren listos para dar el máximo cuando cuente con ellos en el césped.
Imponer autoridad
El rendimiento del sudamericano, usado en múltiples ocasiones como chivo expiatorio de otras debilidades del equipo, se ha fundamentado secularmente en su regularidad. Sabe lo que tiene que hacer y lo hace, sostiene su posición en el eje del esquema y es el epicentro del sistema. Pocos lo observan y lo valoran. Los profesionales del fútbol sí lo ven y lo subrayan.
Su potencia física destacó siempre en un conjunto muy técnico creado para fabricar acciones de ataque. Duro y expeditivo, mostró esas características muchas veces para imponer autoridad y respeto. Ancelotti bien lo sabe. Es lo único que importa y que le importa.