Lo que hay detrás del chantaje en la selección femenina: motín de jugadoras del Barcelona sin apoyo de las del Madrid
Situación inaudita: 15 futbolistas renuncian al combinado nacional porque la Federación no echa al entrenador
Es una rebelión comandada por las futbolistas culés sin participación de las del Real Madrid
Chantaje en la selección femenina de fútbol. 15 jugadoras han remitido a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) su renuncia a la selección nacional porque Luis Rubiales no ha querido destituir a Jorge Vilda, actual seleccionador, con el que muchas jugadoras rompieron relaciones en la última convocatoria. Hace pocas semanas ya intentaron echar al entrenador, pero desde la RFEF se mostraron impecables: Vilda tiene contrato hasta 2024 y no hay intención de despedirle.
Como no consiguieron echar al seleccionador, ahora 15 jugadoras renuncian a la selección como medida de presión a la Federación. Lo hacen mandando todas un correo de forma individual, por la espalda y en un claro chantaje, porque dejan a la selección femenina sin gran parte del bloque y sin futbolistas (de gran nivel) para afrontar los próximos compromisos. Estas futbolistas argumentan que la situación que se vive en el combinado nacional les afecta «de forma importante» en su «estado emocional» y que mientras «no se revierta» renuncian a la selección. Es un claro chantaje que la Federación, por su parte, no acepta.
En realidad, detrás de esta gran rebelión, nunca antes vista en una selección nacional, hay otro argumento, una idea egoísta de cómo entender el mundo del fútbol. Quienes están detrás, quienes siempre controlaron esta corriente contra Jorge Vilda, están las jugadoras del FC Barcelona, equipo que forma la columna vertebral del equipo y que ya iniciaron la rebelión en Las Rozas hace unas semanas. Están Patri Guijarro, Mai Pelón, Claudia Pina, Aitana Bonmatí, Mariona Caldentey y Sandra Paños, todas jugadoras culés. A ellas les acompañan jugadoras del Manchester City, United o Real Sociedad. No están en la lista la mejor jugadora del mundo, Alexia Putellas, que sí milita en el Barcelona pero que al estar lesionada no podría volver a la selección hasta el mes de abril. Tampoco Irene Paredes, jugadora culé que es capitana del combinado nacional.
Quienes no han colaborado en esta renuncia claramente orquestada son las jugadoras del Real Madrid, que no han participado en el chantaje a la Federación: o echas a Vilda o no vamos a la selección. Ninguna madridista ha mandado ese correo. Como Rubiales no le destituyó -al contrario, le dio su apoyo- ahora mandan estas 15 futbolistas un mensaje electrónico. La RFEF les avisa: «no va a admitir ningún tipo de presión» y son «maniobras nocivas» que se encuentran alejadas de la ejemplaridad y fuera de los valores del fútbol y del deporte».
Son las jugadoras del Barcelona (el gran equipo del fútbol femenino) quienes lideran este motín porque consideran que Jorge Vilda no está maximizando los recursos que tiene. Detrás del chantaje hay una razón deportiva, posiblemente justificada. Consideran que Vilda ya no da más de sí (lleva desde 2015 como seleccionador), que lo que no ha podido sacar de las jugadoras no podrá hacerlo más. España tiene un gran equipo, la mejor generación de futbolistas de su historia, pero no ha llegado a dar el paso definitivo para estar en el podio europeo y/o mundial. En la última Eurocopa, jugada este verano, se cayó en cuartos de final ante la anfitriona Inglaterra en la prórroga.
Las jugadoras del Barcelona como líderes del chantaje hacen ver que están una etapa de éxitos a nivel de clubes -especialmente de su club, que ha llegado a ganar la Champions- y que eso no se traslada a la selección cuando el combinado nacional es prácticamente el mismo equipo que el del Barcelona. La mencionada Eurocopa fue la gota que colmó el vaso y a principios de septiembre, en una convocatoria, ya iniciaron la rebelión, que no tuvo éxito. La tensión entonces ya era máxima y Luis Rubiales tuvo que intervenir, dejando claro que no iba a destituir a Vilda por estas malas artes que ahora la Federación considera «nocivas».
Hay que señalar a su vez que el próximo verano, en 2023, hay un Mundial para el que España está ya clasificada. Antes, además, hay varias convocatorias. Y la Federación recuerda a las 15 futbolistas que «de acuerdo con la legislación española vigente no acudir a una llamada de la selección es calificado como una infracción muy grave y puede acarrear sanciones de entre dos y cinco años de inhabilitación». Sin embargo, para no echar más leña al fuego, la RFEF «quiere dejar claro que no las llevará a este extremo ni las presionará», es decir, que directamente no las convocará, y «contará únicamente con futbolistas comprometidas aunque tenga que jugar con juveniles».