Rüdiger y los 20 puntos de sutura con los que refleja la frase más célebre de Santiago Bernabéu
El central alemán lo dio todo y personifica a la perfección los valores de entrega y compromiso que a todo jugador madridista se pide
Entre las muchas hazañas y títulos que han construido la historia del Real Madrid también ha habido tiempo para frases que han quedado como lemas del club blanco. Hay una que todo aficionado del equipo español sabe y que repite a menudo, especialmente cuando vienen mal dadas, cuando los jugadores no dan la talla. «La camiseta del Real Madrid es blanca. Se puede manchar de barro, sudor y hasta sangre, pero jamás de vergüenza», dijo en una ocasión Santiago Bernabéu, máximo emblema histórico del Madrid. La frase quedó ahí, fija en la retina madridista, y ahora hay que aplicarla. Y para bien. Y además para definir a un jugador que lleva pocos meses en la entidad de Chamartín, pero que ha demostrado con su compromiso que ni hace falta llevar mucho tiempo en el club ni tampoco ser español para darlo todo por el escudo.
Rüdiger se dejó todo por su trabajo, es decir, por el Real Madrid el pasado martes en Varsovia. Ese remate final, en el último segundo, dio la clasificación a su equipo a octavos de la Champions League. Remató al balón con interés y lo que se llevó, además de un gol, fue un tremendo golpe. Quien le iba a decir al bueno de Antonio que su primer gol con el Real Madrid en Champions no lo iba a poder celebrar. Acabó KO tras su gol después del potentísimo golpe que le dio Trubin, portero del Shakhtar Donetsk. Cada vez que repetían una acción de la jugada que acabó en el gol del central alemán, más doloroso era el golpe. Agradecido tiene que estar Rüdiger de que la cosa acabara en 20 puntos de sutura en la frente y el puño del guardameta ucraniano no impactara directamente en su ojo. El choque fue muy fuerte y ambos jugadores quedaron bastantes minutos tumbados en el césped.
«Lo que no te mata te hace más fuerte. Estoy bien», aclaró Rüdiger después del encuentro. Un mensaje con el que quería tranquilizar a una afición, la madridista, que se ha enamorado ya de este «loco» –así le llaman cariñosamente en el vestuario– que ha entrado de pie en el Bernabéu. Es fijo en la zaga para Ancelotti y este martes demostró en Varsovia que lo da absolutamente todo. En defensa se le ve continuamente atento con una jerarquía posiblemente impropia de un nuevo fichaje. Pero la experiencia con la que llegó gratis al Madrid le avala. Y en ataque, en jugadas a balón parado, le ha cogido el gusto: lleva dos goles en 12 partidos.
La imagen de Rüdiger fue la de un futbolista que tenía toda su camiseta llena de sangre. Como la el Madrid es además blanca el rojo se nota aún más. Era, aunque hubo momentos de tensión, la imagen de la épica y la lucha. Derrochó muchísima sangre el futbolista alemán, que acabó siendo la personificación de esa frase de Santiago Bernabéu. Y es que Rüdiger manchó la camiseta del Madrid, sí, pero lejos de hacerlo de vergüenza como en otros tiempos, él la llenó de sangre para dar un importante gol a su equipo. Como si de algo emocionante se tratara, por el ejemplo de compromiso mostrado, al lado del escudo del Real Madrid se le dibujó una especie de corazón en una mancha de sangre. La fotografía al menos ya era icónica.
Con la parte superior del ojo hinchada y toda la frente vendada, los médicos del Real Madrid realizaron un estudio radiológico con el que se descartó que sufriera lesión ósea. Esa fue la gran noticia y el club tomó medida del rostro del futbolista para crear con urgencia una máscara. Así jugará Rüdiger –ya lo hizo de forma similar en su etapa en el Chelsea– cuando vuelva a los terrenos de juego. La ha probado ya en los entrenamientos y en función de cómo se encuentre con ella estos días, Ancelotti le incluirá al menos en la convocatoria del Clásico. Desde el club no quieren forzar, por mucho que sea el partido ante el Barcelona no merece la pena arriesgar, pero por ahora no está descartado para ese gran encuentro del domingo.
Suya fue la culpa de que el Real Madrid llegue al Clásico aún invicto, sin conocer la derrota en todo lo que va de temporada. El alemán suma más titularidades que suplencias y lo hace de nuevas –lo que le hace el reto más difícil– porque hace cinco meses era él quien marcaba goles al Real Madrid en el Bernabéu. Ese día todos en la zona noble le pedían a Florentino que le fichara y el presidente, más rápido que los demás, se callaba que ya lo tenía cerrado. Un fichaje nuevamente exitoso: gratis, bueno y ya sabemos que comprometido. Lo tiene todo.