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Joan Laporta y Xavi Hernández, presidente y entrenador del FC BarcelonaGTRES

El Barcelona hace las cuentas de la lechera para encubrir su enorme deuda

Mateu Alemany señala que el Real Madrid debe 1.456 millones porque incluye los 886 invertidos en el Bernabéu (que se pagan en 30 años a razón de 32 millones anuales) para tapar que el Barça debe hoy 1.151 y aún no ha empezado a invertir en el estadio

El clásico se juega dentro y fuera del césped. La obsesión del Barcelona con el Real Madrid llega a límites insospechados. Benzema es el Balón de Oro y la victoria del campeón de Europa en la Liga por 3-1 solo es el último capítulo de un enfrentamiento visceral, mortal, mental, psicológico y físico. Las cinco Champions conquistadas por los blancos en nueve años son el fundamento de una preocupación desesperada de Can Barça por cambiar ese sendero. Esas cinco Copas de Europa ganadas por el eterno rival han provocado que Laporta se haya gastado 210 millones en fichajes, a fuerza de vender patrimonio del club, con tal de frenar una era madridista muy dolorosa para el barcelonismo.

La gran deuda del club azulgrana es el otro talón de Aquiles de La Masía. El enemigo vence con unas cuentas mucho mejores y la economía del Barcelona es un adversario interno añadido. Ante esa tesitura, Mateu Alemany Font, hombre clave en la gestión deportiva de la entidad azulgrana, ha saltado a la palestra para publicar que el Real Madrid debe más dinero que el Barça, pero haciendo las cuentas de la lechera blanca.

Alemany escribe que el Real Madrid debe 1.456 millones y el Barcelona 1.151. Pero las medias mentiras son las peores mentiras. El director deportivo del Barcelona incluye como una deuda normal los 886 millones que la Casa Blanca ha invertido en la remodelación del estadio Bernabéu. Una cifra que la institución madridista tiene programada para pagar en 30 años con unos plazos, unas «letras», de 32 millones anuales. Una cantidad que es mínima cada temporada en un presupuesto que se acerca a los 800 millones y que en dos cursos alcanzará los mil millones.

Además, el resto de los débitos que contabiliza Alemany para el Real Madrid también están planificados en pagos periódicos anuales.

351 millones pagados al Estado

La entidad blanca no tiene que renegociar nada, todo está estipulado en una institución que ha abonado nada menos que 351,2 millones al Estado español entre IRPF, IBI, impuesto de sociedades, cotizaciones sociales e IVA. Datos que contrastan con un Barcelona que ha hecho ingeniería financiera para poder fichar retrasando el abono de los salarios de muchos jugadores. Es una huida hacia adelante. Laporta ha diferido pagos que deberá satisfacer en el futuro.

Hablar con medias verdades de la economía del Real Madrid intenta esconder la realidad azulgrana. El Barcelona adeuda nada menos que 1.151 millones y ha tenido que retrasar la remodelación del Camp Nou porque no hay dinero. Y el día que eso suceda, tendrá que añadir 800 millones a la deuda según la propia valoración de Alemany.

Lo que más duele en La Masía es que un Real Madrid en plena inversión del estadio es capaz de ganar la Champions, dos Ligas de las tres últimas y todas las finales que se le ponen por delante. Todo lo contrario de lo sucedido con Santiago Bernabéu cuando construyó el estadio de Chamartín desde 1943 a 1947. En una España que salía destrozada de una guerra, en un país con cartilla de racionamiento, el campo madridista se tuvo que realizar con bonos aportados por los socios y pagados en el Banco Mercantil e Industrial, presidido por Rafael Salgado. El Real Madrid estuvo 21 años sin ganar la Liga, desde 1933 a 1954, cuando Di Stéfano y Gento cambiaron el rumbo de la casa para dirigirla hacia la leyenda que hoy conocemos.

Hoy el Real Madrid construye un emporio futbolístico y comercial, que será su principal fuente económica dentro de un año, mientras su equipo compite al máximo nivel tanto en la Champions como en la Liga. El esfuerzo financiero, bien graduado para pagar en tres décadas, no perjudica al rendimiento deportivo. En el Barcelona ni han empezado a poner un ladrillo, reconoce el mundo azulgrana. Las comparaciones son odiosas.