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Vinicius protesta a Hernández Hernández, el colegiado del partido Mallorca - Real MadridEFE

El Real Madrid, indignado con la cacería a Vinicius que los árbitros permiten

  • Se quejan de la pasividad constante de los colegiados ante las patadas al brasileño, que es castigado el primero por protestar mientras los rivales pueden pegarle sin parar

  • La encerrona a Vinicius en Mallorca

No cae bien. Cae mal. A los árbitros. Lo que menos le gusta a un colegiado es que le proteste un futbolista, porque eso quiere decir que cuestiona su acierto y su autoridad. Es un litigio psicológico, pero desde que juegas en juveniles los entrenadores te dicen con razón que los árbitros se meten a arbitrar porque son malos futbolistas y odian subconscientemente al futbolista de calidad porque ha conseguido llegar y él no. Si además le protestan, cometen un gran error y lo primero que hacen es mostrar la cartulina. Envidia al buen futbolista y que encima le protesta. Es el libro de manual de lo que sucede con Vinicius.

Raíllo, Maffeo y otros jugadores le hicieron diez faltas pitadas y otras siete no señaladas y el primer amonestado fue el brasileño a los 44 minutos. Maffeo fue tarjeteado en el 90. La comparación es odiosa. Una comparación odiosa que el Real Madrid denuncia. En Mallorca, Hernández Hernández aceptó que a Vinicius le asestaran todas las patadas que quisieran. Dio barra libre y al suramericano, que fue insultado con cánticos racistas por algún espectador desde la grada, le golpearon por doquier.

El Real Madrid no entiende que Vinicius sea amonestado el primero cuando ya le habían hecho cuatro faltas. Era un mensaje de lo que Hernández Hernández iba a hacer. El Real Madrid no entiende que solo se pitaran diez faltas contra él cuando le hicieron 17.

El Real Madrid no entiende que quienes le hacían esas faltas no fueran siquiera tarjeteados hasta pasados los 65 minutos, mientras el jugador que se mofó de él en el césped recibió la cartulina al final del partido. Era otro mensaje de lo que Hernández Hernández permitió hacer. Esa amonestación final a Maffeo sonó a fariseísmo para que en el acta constara que ha sido amonestado, después de hartarse de hacer faltas con reiteración con la luz verde de no tener la amenaza hasta el pitido final.

El Real Madrid no entiende que se permita que un rival haga 29 faltas y solo sufra cinco tarjetas mientras el Real Madrid hizo 15 y también sufrió otras cinco tarjetas, claro, las más importantes por protestar esa dureza del rival y la ineptitud del colegiado.

Vinicius sufrió una persecución en el partido de Liga ante el MallorcaAFP

El Real Madrid considera que los culpables de esta violencia constante contra Vinicius son los árbitros por no cortar las tácticas rivales para frenarle como sea. Ya es sabido cómo actúa Aguirre como entrenador. Siempre ha jugado al límite del reglamento con faltas continuas y supera el límite constantemente. La persecución a Guti hasta lesionarle, que Aguirre dirigió al mando del Atlético en 2006, es el mejor ejemplo de su forma de plantear un partido. Y lo malo es que los colegiados lo saben y lo admiten.

El Real Madrid no entiende que Hernández Hernández y otros colegiados no frenen las constantes patadas a jugadores como Vinicius desde el primer momento. Y el Real Madrid no entiende toda esta complacencia arbitral porque lo que expresan cada semana es una misiva para el futuro. Un equipo puede hacer 29 faltas, una cada tres minutos, y nunca verá una roja, ni siquiera por reiteración. Un futbolista va a ser perseguido durante todo el partido y la primera cartulina la recibirá él por protestar esa persecución.

Los insultos racistas rematan el dibujo, con unos jueces que archivan los casos porque en el fútbol se permite todo y tiran para casa. Los magistrados de cada localidad archivan los insultos a Vinicius en Barcelona, en Valladolid y en otros lares.

El madridismo pide que el Real Madrid actúe como Gil Marín y realice comunicados oficiales denunciando los arbitrajes y la persecución a Vinicius como norma general. No le gusta a la entidad expresar en público su indignación, porque la primera respuesta del antimadridismo será que llora un grande. Prefiere la casa blanca reflexionar las cosas en privado, sin poner en la diana a los otros interlocutores.

Una violencia reiterada

Lo que tiene claro es que la Federación y el colectivo arbitral no puede caldear y permitir la violencia contra los futbolistas. Lo sucedido en Mallorca no es nuevo, ocurre en cada partido con Vinicius y no se ha frenado. Al contrario, se fomenta por inanición, por permisividad.

Un tema paralelo que han criticado el Real Madrid y Ancelotti es la razón por la que el Barcelona jugó frente al Betis el miércoles pasado y en la jornada liguera siguiente lo hizo en la última hora del domingo, mientras el Real Madrid se midió al Valencia el jueves y después tuvo que jugar en Mallorca a las dos de la tarde del domingo cuando solo habían transcurrido 63 horas desde el final del partido anterior. El Barcelona, sin embargo, contó con 96 horas, cuatro días justos, de recuperación, los ideales para regatear el ácido láctico y poder rendir otra vez en condiciones. El Real Madrid entiende que así se destroza la Liga.

El enfado con la ineficacia arbitral es mayúscula. El enfado con la Federación, que lo permite, es total. Y el enojo con la ineptitud de quienes se ponen al frente del VAR, por no decir su cobardía para atacar los asuntos candentes de cada encuentro, agota los calificativos. Pero el Real Madrid no hace comunicados ni realiza declaraciones oficiales. Muchos piensan que es un error. La institución piensa, por el contrario, que ella no debe calentar más los ambientes con manifestaciones oficiales que variarían el foco y en vez de hablar de la violencia contra Vinicius se hablaría de otras cosas.