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Joan Laporta, durante la rueda de prensa del pasado lunes en la que dio explicaciones sobre el caso Negreira

Joan Laporta, durante la rueda de prensa del pasado lunes en la que dio explicaciones sobre el caso NegreiraAFP

Laporta, la huida hacia adelante hasta que el Barcelona se convierta en S.A.

Mago de chistera, se gastó 190 millones en el verano y aumentó la deuda hasta los 1500; la única solución, con dinero de Goldman Sachs u otras empresas, es transformar al club en SA, pero quizá sin Laporta

Es el vendedor de humo más grande del mundo. El embaucador que osa besar una camiseta de Messi y tirarle flores prometiendo que se quedará en el Barcelona cuando no tenía un euro ni para pagar a un juvenil. El aficionado recalcitrante del conjunto azulgrana lo sabe, pero no le importa que la deuda sea impagable con tal de sacar conejos de la chistera y tener a Lewandowski, Ferran Torres y Raphinha.

Y esos mismos forofos, los que se niegan a convertirse en sociedad anónima, son los primeros que empujan a esa transformación obligatoria porque permiten que cuentacuentos como Laporta aumenten la deuda del Barcelona en otros 190 millones más, después de deber 1300 y haber vendido patrimonio durante veinticinco años por valor de otros 250.

Los radicales barcelonistas no quieren ver la realidad y solo se engañan con el esperado título de Liga. Un triunfo que será comida para hoy y hambre para mañana, porque el Barcelona debe vender este verano patrimonio o futbolistas por valor de 200 millones para poder siquiera inscribir a Gavi y a Balde. Ansu Fati está en venta por 40 millones y a su lado se pondrán varios carteles más.

Movimientos oscuros

Joan Laporta sabe que el Barcelona es una ruina constante que él alimenta y parece no importarle. En su cabeza está que el crecimiento de la deuda les lleva camino de la transformación en sociedad anónima. Y Joan Laporta parece asumirlo con naturalidad.

Muchos opinan que es lo que quiere el presidente del club. Mientras tanto, diversos poderes fácticos de Cataluña se mantienen en contacto con Goldman Sachs y otras grandes empresas multinacionales porque la única solución viable es la transformación en sociedad anónima y acabar con el romanticismo del club deportivo. Algunos implican también a Roures en estos movimientos, quien prestó mucho dinero a Laporta para poder fichar el verano pasado.

Joan Laporta, presidente del Barça, junto a las cajas rojas de su rueda de prensa

Joan Laporta, durante la rueda de prensa en la que dio explicaciones sobre el caso NegreiraEFE

Lo que Joan Laporta no calibra es que esas reuniones buscan engullir una deuda que con las obras del estadio y del Espai Barça aumentará hasta los 2500 millones. Y pagar ese dineral a largo plazo solo podrían hacerlo empresas como Goldman Sachs, Bank of América, JP Morgan u otras de similar nivel.

Y lo que tampoco calcula Laporta es que, si eso se produce, quien no seguiría en el club sería él. Porque Goldman Sachs, o las empresas que fueran, pondrían todo el capital necesario con la condición de asumir el control total de la entidad, ya que se harían cargo de una deuda que deberían renegociar y abonar a lo largo de treinta años.

No a la solución Bayern

Los mas optimistas creían que el Barcelona saldría adelante si vendiera el 49 por ciento de su valor a empresas multinacionales y el 51 por ciento se mantuviera en poder de los socios, posición mayoritaria que no exigiría el cambio empresarial. Es el sistema que el Bayern de Múnich tiene, con la diferencia porcentual del 75 por ciento propiedad de los socios y el 25 por ciento propiedad de las empresas patrocinadoras.

Eso queda muy bonito pero es inviable, porque nadie pondrá 2500 millones para que le mande un presidente como Laporta, Bartomeu o Gaspart, nefastos económicamente como ellos solos, que fueron elegidos por unos socios que siguen creyendo inocentemente que el club es suyo.

Messi y muchos despidos

El posible fichaje de Messi es el nuevo conejo de la chistera que Joan prepara para el verano. Para ello está despidiendo a decenas y decenas de trabajadores en el club y quiere reducir otros gastos. Es surrealista que quiera traer al argentino con 35 años, en el ocaso deportivo, y pagarle 25 millones al año mientras se echa de la casa a muchos empleados que llevan demasiados años en ella.

Con esa misma intención se ofrece un contrato impresentable a Sergio Busquets, tres veces menor de lo que cobra hoy. Y mientras se piensa en Messi no se puede inscribir a Gavi y a otros futbolistas porque no hay dinero para ello. Es otro ejemplo más de la huida hacia adelante que persigue convencer al socio y engrosar la deuda para forzar la revolución de la SA.

Cinco años muy negros

En la propia Junta directiva se reconoce que los próximos cinco años van a ser muy malos económicamente. Y se admite está verdad a la vez que se piensa en Messi para hacer soñar al socio.

Así es Laporta. Y esa huida constante hacia adelante provoca reuniones más o menos secretas del barcelonismo para tomar el poder de la entidad en las que Joan no seguiría , porque sencillamente no es de fiar. Su gestión económica no existe y es un desastre absoluto. Sólo busca traer jugadores para gustar al socio sin importarle cómo se va a pagar todo eso. Ya es impagable.

La UEFA, el estoque

El presidente del Barcelona negocia el retorno de Messi aunque la UEFA medita sancionar al club con un año fuera de las competiciones europeas por el Barçagate, un golpe que significaría otros cien millones perdidos. Goldman Sachs se encuentra ojo avizor porque esa sanción sería un problema añadido para asumir esa deuda tan enorme, una crisis que se va a radicalizar seguro con el exilio al Estadio Olímpico durante más de un año para acometer las obras del Camp Nou, descenso de aforo que costará otros 65 millones a la causa azulgrana.

Pidió ayuda

Laporta es un vendedor de feria y al barcelonista le gusta esa capacidad de engaño siempre que traiga títulos. Nada más regresar a la presidencia dijo que no había que aumentar la deuda, sino bajarla. Al día siguiente ya estaba haciendo lo contrario. Necesitaba 200 millones para llevar a cabo fichajes y llamó a la puerta de Florentino Pérez para que abriera algunas puertas empresariales. Así sucedió.

Su respuesta a esa ayuda ha sido criticar al Real Madrid de ser el equipo del régimen de Franco y acusar a la casa blanca de cinismo por presentarse como acusación particular en el Barçagate. Joan Laporta ha decepcionado enormemente al dirigente madridista. Las conversaciones ya no son las de antes. El vídeo histórico ejecutado por la entidad madrileña sobre la relación del Barcelona con el franquismo ha tenido más de 140 millones de visualizaciones en todo el mundo y en todas las redes sociales. Y sigue subiendo. Hasta en Corea del Norte el gordo de las hamburguesas lo ha visto.

El golpe le ha salido al revés a Laporta. Los otros dirigentes de la Liga Profesional le echaron en cara en la sede de la patronal que acudiera al victimismo de Franco para justificar sus desmanes arbitrales.

Barra libre

En su huida hacia el abismo, Joan ha pedido a Javier Tebas que abra la mano para poder fichar a Messi. Y el resto de equipos de la Liga está esperando que eso suceda para pedir barra libre para todos. No puede ser. La SA que gusta tan poco al barcelonismo es la única salida a una gestión que durante veinticinco años ha sido horrible, desde Núñez a Laporta, pasando por Gaspart, Rosell, Bartomeu y Laporta en esta segunda ocasión.

El resultado de este horror es que Gavi juega con ficha de juvenil porque no hay dinero para pagar las facturas del mes. Y en estas condiciones espera que Tebas abra la mano para gastar otros 200 millones camino de la deuda infinita e impagable. Es Laporta. Un pozo sin fondo y sin fondos, un gastador profesional.

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