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El presidente francés se quedó en el palco y no bajó al césped como es tradicional

El presidente francés se quedó en el palco y no bajó al césped como es tradicionalAFP

Macron altera el protocolo histórico de la final de Copa de Francia de fútbol para no recibir protestas

Ni bajó al césped como es tradición ni entregó el trofeo sobre el verde: lo hizo en el palco amenazado por las protestas de los sindicatos

En una decisión sin precedentes en las últimas décadas en la final de la Copa de Francia de fútbol, Emannuel Macron, presidente del país, no bajó al césped del estadio donde se jugó el partido por temor a las protestas convocadas por los sindicatos contra la reforma de las pensiones.

Así, Macron cambió todo el protocolo tradicional en esta final –que se disputó en el Estadio de Saint-Denis– y no bajó al césped como se ha hecho cada año. Es habitual que el presidente francés (también el propio Macron en los últimos años) salga al terreno de juego a saludar personalmente a cada miembro de los equipos finalistas.

Esta vez no lo hizo y se limitó a saludarlos a la salida de los respectivos vestuarios mientras los presidentes presentaban a los jugadores. «Buena final», «buen partido», dijo Macron a los futbolistas al darles la mano mientras desfilaban en el túnel camino del césped.

Si no lo hizo en el propio estadio como siempre es porque Macron tenía un gran temor a las enormes protestas de los sindicatos franceses, que llevan semanas protestando por la reforma de las pensiones.

Protestas en el estadio

Para esta final habían distribuidos cartulinas rojas con la inscripción «tarjeta roja a la jubilación a los 64 años» y silbatos para utilizar en el minuto 49, en alusión al artículo de la Constitución utilizado por el Gobierno para aprobar la polémica reforma de las pensiones sin un voto de la Asamblea Nacional, donde no tenía la mayoría necesaria.

En algunos casos, los cartones fueron confiscados a la entrada del estadio, pero en otros los trabajadores de las entradas permitieron su ingreso. Finalmente, en el minuto 49, hubo algunas tarjetas rojas y algunos silbidos en las gradas, pocos, lejos de la bronca general buscada por los sindicatos.

Tampoco al final del encuentro Macron bajó al césped para entregar la copa al capitán del Toulouse, ganador del torneo, el belga Brecht Dejaegere, sino que lo hizo desde el palco, entre las gradas, junto a su esposa Brigitte. Estos cambios permitieron que el presidente no se expusiera en solitario ante el público.

El encuentro se disputó entre un gran despliegue policial especial, con 3.000 policías y 1.400 miembros de seguridad privada, a fin de prevenir incidentes entre ambas aficiones, que mantienen una intensa rivalidad.

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