El Real Madrid también se corona y gana la Copa del Rey con un doblete goleador de Rodrygo

El Real Madrid, sí, otra vez campeón de España. No puede estar este equipo un año sin ganar ni un solo título grande. Tras la 'borrachera' de trofeos de 2022, un año después el conjunto blanco vuelve a estar ahí, en lo más alto de una competición. Ha ganado la Copa del Rey.

El equipo de Ancelotti ha derrotado a Osasuna en la final de Sevilla (2-1) en un encuentro igualado, sufrido para ambos equipos, bonito de ver y digno de una final. Los navarros, y otra vez como en 2005, murieron en la orilla tras plantar cara a todo un Madrid otra vez campeón.

Es la esencia del Real. La de ganar y volver a ganar y preparar desde ya el siguiente título para volver a ganar. Ese es el ADN blanco, el de siempre estar en el inconformismo para lograr nuevos títulos. El último ha llegado en la noche sevillana tras un doblete goleador de Rodrygo, el hombre que más olfato tiene en las grandes citas. Nueva Copa para el Madrid, nuevo título para las vitrinas del Bernabéu.

Gol en el minuto 2

Acababa de sonar el himno de España y el Real Madrid ya iba ganando. En el minuto 2 se adelantó con una locura de Vinicius, una jugada única para el recuerdo en la que rompió a Moncayola, se coló en el área y le cedió el gol a su 'hermano' Rodrygo, que fue el que anotó el 1-o.

A todo ello, y ese duro golpe nada más arrancar la final, respondió bien Osasuna. Budimir era su principal referente arriba y todo lo que llegaba por alto lo remataba. Sacó un buen cabezazo en el que Courtois tuvo que sacar una buena mano. Más clara fue una de Abde, que aprovechando el resbalón de Militao se quedó solo (algo escorado) ante el portero belga. Picó la pelota y cuando entraba por la línea de gol llegó un salvador Carvajal para sacarla.

La primera parte fue preciosa. Sergio Herrera, portero navarro, le sacó un gol a Benzema en una nueva jugada del tridente (con Vinicius y Rodrygo) que cada vez que conectan crean mucho peligro. Minutos después Alaba se estrelló con el palo en un lanzamiento de falta directa y un Vinicus prodigioso metió una rosca que rozó el travesaño.

Lo de Vinicius fue un espectáculo ante el que todo el fútbol debe disfrutar. Y como es habitual en España, el brasileño se fue al descanso con tarjeta amarilla por sus protestas. Eso ya le condicionaba a la vez que los futbolistas de Osasuna le buscaban sabedores de que a Vini se le calienta muy fácil. David García, su capitán que ya tenía amarilla, le agarró (levemente) del pelo en ese inicio de pequeñas provocaciones.

Empata Osasuna

El lema de Osasuna es que nunca se rinde y lo demostraron con hechos. A la segunda parte salieron creyendo que se podía empatar y así lo hicieron. En el 68' Torró se encontró un balón en la frontal del área, remató seco y el balón se metió dentro. Era el empate entre bengalas navarras y locura pamplonica.

Ese gol descolocó al Madrid. No supo qué hacer durante largos minutos hasta que hubo un momento que cambió el chip. Ancelotti hizo un cambio táctico, llevó a Camavinga al centro del campo, sacó a Rüdiger y el mensaje era algo más positivo. Un minuto después Rodrygo(l) volvió a marcar.

El olfato de Rodrygo

No es que le diera tiempo como tal al equipo a tener aún ese concepto táctico nuevo, pero fue como un mensaje de aquí se va a por la final y se cambia para salir del bache. Rodrygo anotó estando en el segundo palo, esperando la oportunidad para hacer su segundo gol de la noche. Tiene el pequeño de los brasileños ese olfato necesario para ser determinante en las grandes noches.

Con el resultado ya a favor el Madrid jugó mejor, defendió con el balón el marcador y salió Modric, que siempre es un aliciente para los que ven este deporte. El croata fue suplente por esas molestias. Eso sí, Osasuna se quedó ahí, a un gol, en la orilla.

Nuevo título para el Real Madrid de Ancelotti, que en un pequeño ciclo de dos años ha ganado todos los trofeos posibles, todos los que en algún momento jugó. Un éxito que bien merece el reconocimiento del madridismo para el técnico italiano, artífice de una nueva época de gloria en el club blanco.