El Real Madrid, indignado con el racismo contra Vinicius y la manipulación de LaLiga y del VAR
El club acude a la Fiscalía porque los estamentos deportivos no actúan; subraya que la Liga y el VAR no emitieron imágenes de la grada y del partido que costarían la expulsión del portero del Valencia y de Hugo Duro en otro arbitraje aberrante
El Real Madrid está harto, que no hastiado. Indignado y molesto. Enojado y con la decisión de pasar al ataque. Ha puesto las cartas sobre la mesa y actúa ante la Fiscalía del Estado en contestación a la apatía de las personas que rigen los estamentos deportivos españoles, que durante lustros han demostrado su pasividad para dejar correr actos de vandalismo dialéctico, de odio, de racismo y de xenofobia que son históricos. Todos recordamos los plátanos lanzados a Samuel Eto'o hace dos décadas.
La violencia que soporta Vinicius desde que vino a España es impresentable. Ha sufrido ataques de odio y de racismo durante los cinco años que lleva en nuestro país.
La inacción de la Justicia
En la última temporada se han presentado diez denuncias por acoso de odio a Vinicius pero realmente se podría haber denunciado a todos los equipos que han recibido al Real Madrid a lo largo de la campaña. Lo que ha sucedido en Mestalla es la gota que ha colmado el vaso frente a los que no quieren hacer nada para mantener sus poltronas sin tener polémicas ni enfrentamientos.
No pasa nada, dice un juez
El Real Madrid lleva denunciando los delitos de odio contra Vinicius todo el curso y la respuesta ha sido que los jueces llegan a fallar, nunca mejor dicho, que los insultos racistas durante algunos segundos son una reacción normal, como adujo un magistrado después de los gritos xenófobos contra el brasileño en los aledaños del Metropolitano.
Tampoco se han tomado medidas después de ver un muñeco de Vinicius colgado de un puente, colocado por radicales del Atlético. Y esta permisividad constante ha explotado en Valencia.
Suspender el partido
El Real Madrid analiza que el árbitro del encuentro, De Burgos Bengoetxea, debería haber suspendido el partido al escuchar ciertos gritos de «mono, mono» en un sector de la grada y sobre todo los rumores de «um, um, um» con gesticulaciones que simulaban un chimpancé, realizados por decenas de seguidores valencianistas. Vinicius de hecho, se quiso ir del campo. Ancelotti estaba dispuesto a sustituirle. Pero el colegiado no se atrevió a suspender el partido, lo que habría significado una derrota del Valencia por 0-3.
Este periódico, El Debate, se pregunta en público una cuestión que el madridismo reflexiona en privado: ¿El árbitro no suspendió el partido porque había que salvar al Valencia por encima de todas las cosas?
Todos los hechos vividos en Mestalla son inadmisibles, aberrantes, impresentables. Las gesticulaciones y los gritos que asemejaban a un mono se produjeron ya en la llegada del Real Madrid a Mestalla dos horas antes del partido.
El fútbol como escape social
Estamos acostumbrados a escucharlo y permitirlo en muchos campos españoles. Insultos xenófobos o simplemente insultos. La Policía no actúa porque no hay orden para que lo haga. Es ese sentimiento de permisividad que hemos vivido durante más de medio siglo el que alimenta que el fútbol era y es la salida social a toda la agresividad de la vida diaria. A los políticos les viene muy bien permitir este escape social en el fútbol porque así ellos se salvan de la quema.
El Real Madrid valora con razón que Vinicius ha concentrado todo esos odios de una manera exponencial. Su calidad, su regate, su velocidad y su valentía constante se han sumado a ese odio xenófobo para convertirlo en el muñeco de agresión de todo el fútbol español.
Nadie se moja
El resultado es que 200 energúmenos le cantaron «mono, mono, mono» ya cuando se bajaba del autobús y entraba al vestuario en Mestalla. Ese es el caldo de cultivo que históricamente se admite porque los políticos no quieren intervenir para no entrar en polémicas que perjudiquen su continuidad en los cargos. Lo mismo sucede con los sillones deportivos. Ni el Consejo Superior de Deportes, ni la Comisión Antiviolencia, ni la Federación Española de Fútbol toman medidas drásticas.
Antiviolencia, un cero a la izquierda
La demostración palpable de que los organismos deportivos no valen para nada es que la Comisión Antiviolencia, por ejemplo, solo aconseja sanciones. No tiene poder ejecutivo para aplicar cierres de estadios ni multas. Y así lleva décadas y décadas. No se aplican sanciones porque no se quieren aplicar. El Real Madrid y la mayoría de las personas coherentes consideran que todo el sistema de sanciones, así como el arbitral, debe ser cambiado totalmente. Acude a la Fiscalía General del Estado porque ve que a nivel deportivo no hay nada que hacer.
El resultado actual es que ahora todo el mundo llama racista a España porque lo que se permite con Vinicius es la máxima expresión constante de odio xenófobo que se ha visto en el deporte en mucho tiempo. Las imágenes han trascendido al fútbol y han corrido como la pólvora en las más de doscientas naciones del planeta. El Real Madrid está indignado y ha pasado a tomar medidas que trascienden al deporte.
El árbitro, la Liga y el VAR, nefastos
Expuestas estas verdades, el club blanco considera que la actuación del árbitro, es un decir, de la Liga y del VAR fueron nefastas. De Burgos Bengoetxea no tuvo los bemoles para acabar con el partido cuando se produjeron los gritos de mono y los gestos de un chimpancé desde la grada de un fondo de Mestalla.
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Y la entidad madridista se siente pisoteada y menospreciada ante la inacción de la retransmisión de la Liga tanto para emitir imágenes de las gradas como para ofrecer todo el vídeo de los agarrones y agresiones sufridos por Vinicius, que acabaron con su expulsión cuando antes deberían haber sido expulsados el portero del Valencia, Mamardashvili, y Hugo Duro por sujetarle y agarrarle fuertemente durante más de cuarenta segundos. Rüdiger, un ejemplo de encontrar concordia a lo largo de todos los sucesos del partido, sujetó al guardameta local. Si no lo llega a hacer se habría comido a Vinicius a golpes.
La Liga esconde imágenes
La actuación de LaLiga es impresentable. En su premisa de no ofrecer imágenes de las gradas que susciten violencia o polémica, una filosofía que oculta todo lo que ocurre en los estadios en cada encuentro a lo largo de las 38 jornadas, nunca emitió lo que se vivía en las gradas con los cánticos de mono y los gestos de chimpancé que hacían varios centenares de seguidores del Valencia. Desgraciada y penosamente todas las imágenes se concentraron en Vinicius, que era el agredido.
Los vídeos de la Liga tendrían que haber enfocado a las gradas y hoy tendríamos a decenas y decenas de energúmenos señalados por sus gestos y cánticos racistas. No vale señalar a un par de socios como ha hecho el Valencia para escurrir el bulto. Que ha sido la actuación general de los clubes y de los poderes deportivos para no hacer nada: señala a unos cuantos y basta. No. Son centenares los xenófonos que cantan ¡mono, mono! y que hacen los gestos de un chimpancé.
VAR: el gran manipulador
El colmo de este ataque de las imágenes de LaLiga y del VAR contra Vinicius es que las secuencias del vídeo arbitraje solo emiten y juzgan el manotazo que el brasileño da a Hugo Duro y no se ofrecen los 40 segundos previos en los que el guardameta del Valencia y el propio Hugo Duro sujetan a Vinicius con tal fuerza durante que casi lo ahogan. Mediapro es la empresa que manipula todas las imágenes, sesgando los partidos de manera parcial. El Real Madrid ya ha criticado durante años la parcialidad de esta productora televisiva.
Es mucho más grave la agresión del cancerbero valencianista y de Duro que el manotazo del brasileño. Y el madridismo explota porque el único expulsado fue la víctima de todo este jaleo, que comenzó con una actuación sumamente antideportiva de los jugadores del Valencia al golpear intencionadamente un balón con otro para cortar una jugada peligrosa del brasileño. Esa acción que evitó una jugada de gol sólo fue castigada con una amonestación.
Cesar a Medina Cantalejo y Clos Gómez
La institución madridista agota los calificativos para juzgar esta manipulación total del VAR, que no ofrece las imágenes que deberían costar dos expulsiones al Valencia. Una manipulación grosera y primitiva que tendría que costar el puesto a Clos Gómez y a Medina Cantalejo, los responsables de la nefasta gestión arbitral del balompié nacional.
En medio de esta debacle total del arbitraje y de las manipulaciones de las imágenes televisivas que se emiten para juzgar los partidos queda también la cobardía del árbitro, De Burgos Bengoetxea. El colegiado, en el colmo de la ineficacia, no puso en el acta que hubo gritos racistas. La ha corregido el día después. Sin embargo no se ha atrevido a añadir que el VAR no le ofreció las imágenes que deberían costar las tarjetas rojas al portero del Valencia y a Hugo Duro. No ha tenido la valentía de decir que esos dos jugadores deberían ser expulsados.
Y las razón es que si lo hace, como debiera, todo ello supondría un enfrentamiento al VAR, a Clos Gómez y a Medina Cantalejo. No tiene el valor de enfrentarse a sus jefes porque no quiere perder este privilegio de ser árbitro y ganar todos los años más de 300.000 euros.
Diversos profesionales del Real Madrid destacan que el colegiado tendría que haber añadido en el acta todas las imágenes que habrían costado esas dos excursiones y ha sido un cobarde. Otras personas del club indican también que el colegiado debería haber suspendido el partido, pero tampoco tuvo el valor.
El club madrileño subraya que el penoso balance de todo este escándalo es que el único sancionado va a ser Vinicius. Es para pensarlo bien, señores Rubiales, Tebas, Roures, Clos Gómez, Medina Cantalejo si y todos los árbitros. Es alucinante. Y ahora lo único que se dice es que España no es racista ¿Y cómo quieren que se juzgue desde dentro y desde fuera toda esta sarta de ineficacias y actuaciones sesgadas y manipuladas que estamos contando? El Real Madrid ya acude al Estado, a la Justicia, a la Fiscalía, porque todos estos cargos y sillones que hemos mencionado, no solo no hacen nada sino que fomentan con su inacción el racismo y la injusticia.