El fracaso del traslado a Montjuic y el problemón al que se enfrenta Laporta con el cambio de campo

Después de 66 años en el Camp Nou, el Barcelona por primera vez no jugará en este estadio la próxima temporada. El estadio culé ya estaba viejo y ahora afronta una profunda reforma que no gusta a nadie.

Ahogado por los problemas económicos y también para sacar adelante el proyecto del Espai Barça, Laporta ha dejado a su equipo sin su estadio principal para trasladarse al que le queda en la ciudad: el Olímpico de Montjuic. Se van porque se inician las obras para hacer del Camp Nou un estadio más moderno, pero los problemas siguen.

El Camp Nou (ahora con el apellido Spotify) pasa ya a la historia. Cuando el Barça vuelva allí –en principio en noviembre de 2024 y sin el estadio aún acabado– será otro campo, con el mismo nombre pero en teoría con un nuevo aspecto. De ahí que el propio Barcelona haya vendido este cambio como un antes y un después: quieren sacar dinero por todo. Por ejemplo, el club ha puesto a la venta los asientos, el césped y otros elementos que forman parte del Camp Nou.

Más allá de la marcha de su casa durante tantos años, el cambio a Montjuic ha supuesto todo un quebradero de cabeza para Laporta y un problemón enorme para los aficionados culés, que son los que de verdad han creado el fracaso. La mudanza al Estadio Olímpico no es precisamente plácida.

Los abonados no responden

Sin un plan claro para este cambio, el socio culé ya le ha dicho a Laporta con sus gestos que muy contentos no están. Tan solo 12.500 aficionados del Barça han solicitado su abono para la próxima temporada en Montjuic y eso que en el Camp Nou hay en torno a unos 83.000 y en la nueva casa culé se aceptaba tener 30.000. De esos 30.000 (el resto del aforo se los queda el club para vender entradas en cada partido y así sacar más dinero) Laporta solo ha movilizado a 12.500... y gracias. Desde el club creían que los culés se 'pegarían' por unos abonos que nadie quiere.

Al Barcelona le costará 20 millones de euros jugar en Montjuic debido a la reforma del Camp Nou. Eso ya se contaba con ello, pero no con la poca aceptación entre su masa social del cambio. Desde la entidad azulgrana se defiende que no queda otra si se quiere reformar su actual estadio, pero la forma en la que se ha hecho (primero, por ejemplo, se subieron los abonos para después bajarlos) ha sido un rotundo fracaso.

En la parte deportiva tampoco es que cause una gran ilusión el cambio. Xavi ya avanzó que «no será fácil» jugar allí y que «será un año complicado». En el fondo de todo está la «ilusión»: no la hay, lo sabe el propio barcelonismo y este futuro del Barça la próxima temporada es la de tener más turistas que culés en el estadio.

Así, todo lo que vendió Laporta de las bondades del cambio se ha convertido en un rotundo fracaso deportivo y económico, un gran problema para un Barça que ya se ha despedido definitivamente del Camp Nou tal y como lo entendió en los 66 años anteriores.