El Manchester City sobrevive a un gran Sevilla y se proclama campeón de la Supercopa de Europa

Otra vez la suerte vuelve a ser esquiva al Sevilla en la Supercopa de Europa. Los hispalenses tienen en esta competición una historia de terror que añade una página más en esta edición. Después de tener al City sometido durante casi una hora de juego, los hispalenses caen con honores en la tanda de penaltis, una suerte que pudo caer de cualquier lado.

Se da la circunstancia de que es la tercera vez que el conjunto de Nervión cae de forma cruel en una Supercopa de Europa. Primero en 2015 ante el Barça, cuando cayeron en la prórroga tras reponerse de un 4-1 y un año después ante el Real Madrid, donde Ramos empató la final en el descuento. Todo esto evidencia que no es su competición fetiche.

El choque arranco con el Sevilla sin arrugarse, sin ningún tipo de miedo a todo un Manchester City que saltó al campo sabiendo que ya no optaba al sextete tras la sorprendente derrota en la Community Shield ante el Arsenal. Esto debió pesar un poco en los jugadores citizens, que tardaron en hacerse con el dominio del cuero y estuvieron los diez primeros minutos a merced del Sevilla.

Tras aguantar ese gran inicio de los hispalenses, el equipo de Guardiola se hizo con el control del balón y comenzaron a probar a Bono, titular en esta final pese a que está cerca de irse a Arabia. Poco o nada intimidaron las aproximaciones a la portería del marroquí, que respondió con autoridad primero ante un cabezazo a bocajarro de Aké y después a un chute de Grealish.

Con esto la sensación que daba era de que ya se estaba jugando a lo que buscaba el City. En cambio, el Sevilla estaba bien replegado y aprovechó la primera contra para adelantarse en el marcador. Tres toques necesitaron los de Mendilibar para que En-Nesyri se lanzara con todo para superar a los dos centrales y meter a la jaula un cabezazo pegado a la cepa del poste.

Así las cosas, el partido se fue al descanso con ventaja para un Sevilla que tenía mucho más claro su plan. Los jugadores del City estaban totalmente desquiciados con la presión que estaban metiendo los andaluces, que incluso pudieron sentenciar el choque en los primeros compases del segundo acto, cuando el equipo de Manchester vivió sus peores momentos.

Fue en el minuto 49 cuando En-Nesyri tuvo en sus botas el segundo después de una gran jugada de Lamela, que se la cedió al marroquí para que le empujara. Éste inexplicablemente disparó al bulto y se chocó con Ederson, quien ya estaba completamente vendido, pero suspiró al ver como el sevillista le perdonaba la vida a su equipo.

Al City no se le puede perdonar

No solo tuvo esa ocasión –que fue la mejor– el Sevilla. Las contras del equipo de Mendilibar estaban siendo muy peligrosas y otra vez En-Nesyri a pase de Lamela y acto seguido Joan Jordán tuvieron la posibilidad de matar el partido. Sin embargo, el City, sujetados por un gran Ederson, resistió y encontró el gol en su peor momento.

Rodri Hernández sacó un centro perfecto que solamente el vio y encontró la cabeza de Palmer. El inglés tiró de sutileza para rematar y poner la pelota en el otro palo, inalcanzable para Bono, que solo le quedó hacer la estatua y tratar de animar a los suyos para que no se viniesen abajo.

Como era de esperar, el partido cambió por completo y si hasta el gol era el Sevilla quien mandaba, ahora lo hacía el City, volcado al ataque para intentar evitar los penaltis, pues recordemos que la UEFA ha eliminado la prórroga de este torneo.

Los de Nervión estaban totalmente hundidos en su área, pero sin sufrir en exceso. El claro dominio citizen no se transformaba en ocasiones y Bono lograba sofocar los tímidos ataques del equipo inglés. De esta manera, el choque agonizaba y ni el control total de los ingleses ni los intentos de contra sevillistas sirvieron para deshacer un empate que obligaba a decidir el título en la tanda de penaltis.

Tanda de penaltis

Los lanzadores estuvieron impecables sin dar opciones a los guardametas. Solamente Walker, que tiró el quinto del City, lo lanzó algo peor y cerca estuvo de sacarlo Bono. En cambio, el marroquí tuvo mala suerte y se le escurrió por debajo de los brazos, lo que provocó que Gudelj tuviese que asumir la responsabilidad de mantener vivo al Sevilla y se chocó con el larguero en el intento.

De esta manera, el Sevilla vuelve a vivir un capítulo oscuro en esta competición, aunque tiene motivos para estar orgulloso. Su partido ha sido bueno y han estado cerca de tumbar al vigente campeón de Europa.