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Ceferin, presidente de la UEFA (izq.), Rubiales e Infantino, presidente de la FIFA (dcha.)GTRES

La caída definitiva de Rubiales: Ceferin, presidente de la UEFA, sí le convenció para salvar el Mundial 2030

El esloveno, amigo y leal a Rubiales estos cinco años, le pidió que se apartara de forma definitiva para salvaguardar la candidatura de España, impulsada por UEFA desde el primer momento

Luis Rubiales dio un beso a Jenni Hermoso –él dice que consentido; ella que no, que fue una agresión– el domingo 20 de agosto. Era la final del Mundial femenino y la victoria de la selección española, el mayor éxito de Rubiales en sus cinco años como presidente de la Federación. Cinco días después, y cuando todo el mundo esperaba que dimitiera, gritó que no iba a dimitir. El sábado 26 fue suspendido por la FIFA, el día 1 de septiembre el TAD inició un procedimiento para sancionarle (que en realidad fue una victoria de Rubiales frente al proceso del Gobierno) y en los últimos días siguió enrocado en su posición.

Sin embargo, este domingo 10 de septiembre el ya expresidente de la RFEF claudicó y dijo adiós en una carta de dimisión –adelantada por El Debate– en la que al fin se echaba a un lado después de tres semanas de presión social política, deportiva y social, de ser el hombre más buscado y criticado en España. Dimitió al fin y lo hizo por recomendación de su familia, especialmente de su padre, pero también tras conversaciones a nivel internacional en el ámbito futbolístico.

Cabe recordar que Rubiales estaba suspendido por la FIFA al menos 90 días, pero una vez terminara ese castigo (que posiblemente se hubiera ampliado) hubiera vuelto a la presidencia de la Federación. No tenía ninguna medida judicial ni deportiva que le impidiese volver si caía la suspensión de la FIFA. Pero no tener el apoyo del máximo organismo del fútbol mundial fue clave para que al final renunciara. Y más aun cuando desde la UEFA le dijeron que el camino también era la dimisión.

Luis Rubiales además de presidente de la Federación Española era vicepresidente de la UEFA. Y amigo de Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, que se ha mantenido al margen en el caso Rubiales y optó por no hacer nada, ni defender al dirigente español ni tampoco condenarle y abrirle expediente o sancionarle.

Su amigo Ceferin

Sin embargo, y según ha podido saber El Debate, Ceferin tuvo conversaciones con Rubiales en estas últimas fechas en las que le comentó que lo mejor es que dimitiera y que perdiera el foco mediático para defenderse de forma más tranquila por la vía judicial. Y Rubiales escuchó con más atención que a otros a Ceferin por dos razones principales: considera al esloveno, presidente de la UEFA, un amigo y es Ceferin quien siempre le acogió bien, trabajó en sintonía y fue un socio leal en estos cinco años.

Luis Rubiales, en una imagen de archivo en la sede de la RFEFEFE

Existía también una preocupación en la UEFA que era perder el Mundial 2030. El máximo organismo del fútbol europeo impulsó desde el primer momento la candidatura que lidera España y en la que también está Portugal (y más tarde se sumaron Ucrania y Marruecos). La propia UEFA apostó por España por las buenas relaciones con Rubiales y desechó otras candidaturas internas como una global de Reino Unido y otra de Bulgaria-Rumanía-Serbia-Grecia.

Tras esa apuesta por España, Ceferin pidió a Rubiales que se apartara para no perjudicar el futuro de esta candidatura. Lo hizo por la vía de las buenas relaciones profesionales y personales que han cultivado en los últimos años, lejos de las presiones que sí tenía Rubiales en España o de los hechos que tuvo la FIFA, con suspensión incluida. La UEFA no ha ido por ese camino, al contrario, no castigó en nada ni tampoco se refirió al caso pese a ser Rubiales vicepresidente de su organismo.

Escuchado a Ceferin, y con otros factores que también entraban en juego como los consejos de su padre, Rubiales se echó a un lado en el momento menos esperado, toda vez que llevaba dos semanas aguantando y más después de aquellos gritos en la Asamblea de la Federación de que no iba a dimitir. No había cambiado nada como tal, incluso el fallo del TAD hace unos días le dio algo de respiro, pero Rubiales entendió que el mundo del fútbol (FIFA y UEFA) le indicaban que su camino ya estaba finalizado.

En su carta de dimisión, Rubiales viene a resumir todo esto: «Tomo esta decisión tras haberme asegurado de que mi marcha contribuirá a la estabilidad que va a permitir que tanto Europa como África sigan unidas en el sueño de 2030, que permitirá traer a nuestro país el mayor evento del mundo». El esloveno Ceferin, con ello, fue clave en el final deportivo de Luis Rubiales.