La intrahistoria de cómo España consiguió el Mundial 2030: la idea de Ceferin que gustó a FIFA
La candidatura de España, Portugal y Marruecos sabía que tenía ganada la pelea, pero el presidente de la UEFA desbloqueó la lucha al regalar a Hispanoamérica tres partidos
La caída definitiva de Rubiales: Ceferin sí le convenció para salvar el Mundial 2030
Aleksander Ceferin, presidente de la UEFA, fue la figura que acabó desatascando la pelea por albergar el Mundial 2030. El esloveno dio la idea a la FIFA de que el torneo se iniciara con tres partidos en Hispanoamérica (Uruguay, Argentina y Paraguay), algo que desbloqueaba la pelea entre candidaturas y que al máximo órgano del fútbol mundial gustó para contentar a todos.
Ceferin, muy cercano (y amigo) a Luis Rubiales, ha venido trabajando por la candidatura española (y de Portugal) para el Mundial 2030 desde hace años. Cabe recordar que los dos países ibéricos ya presentaron su candidatura para el Mundial 2018, todavía en los tiempos de Ángel María Villar en la RFEF. Aquel proyecto naufragó ante el poder de Rusia y los acuerdos entre países que llevaron también a Qatar a albergar el de 2022.
Que España y Portugal intentaran otra vez acoger el torneo deportivo tuvo siempre el apoyo de la UEFA. Sin el máximo organismo del fútbol europeo no se podía hacer nada. Ceferin siempre lo apoyó hasta el nivel de 'obligar' a Reino Unido e Irlanda a retirar su candidatura para que el fútbol europeo compitiera por albergar el Mundial con un solo proyecto, el nuestro. A cambio la UEFA le dará la Eurocopa 2028 a esa candidatura británica que tiene como sedes Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte, Gales e Irlanda.
La UEFA aceptó que Marruecos entrara en su candidatura toda vez que entendieron que eso aseguraba el Mundial. El rival era la candidatura hispanoamericana (Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile), pero también podía ser Marruecos por sí sola y Arabia Saudí por otro lado. Esto dividía mucho el voto. Para ello hay que entender cómo se elige la sede de un Mundial.
La FIFA se divide por confederaciones. Son seis: la AFC (Asia), la CAF (África), la Concacaf (Norteamérica, Centroamérica y el Caribe), la CONMEBOL (Iberoamérica), la OFC (Oceanía) y la UEFA (Europa). Para la elección de sede cada país dentro de la FIFA –son 211– tiene un voto, pero normalmente van siempre en bloque por confederaciones.
La candidatura de España y Portugal tenía seguro los votos de la UEFA (su confederación). Al contar con Marruecos se llevaba automáticamente los de la CAF (toda África), cuyos apoyos quedaban desactivados para cualquier otra candidatura, especialmente la de Hispanoamérica. Y con Marruecos entraban también votos de los países árabes que tienen muy buena relación con el reino alauita, véase Arabia Saudí, que retiró su candidatura y que dando apoyo al proyecto español (por ir con Marruecos) tiene vía libre para acoger el de 2034.
Así, desde la UEFA se sabía ya que amarrados esos acuerdos su candidatura era ganadora. España, Portugal y Marruecos tenían ganada la pelea por albergar el Mundial 2030, pero había otra candidatura que quería de forma lícita luchar hasta el final, la de Hispanoamérica, que tenía además un punto a favor: 2030 es el Centenario del Mundial y la primera edición fue en Uruguay. Jugaban con ese sentimiento.
Aun sabiendo que ya tenía el Mundial en su mano, Aleksander Ceferin hizo un movimiento clave hace unos meses: le ofreció a la FIFA que los primeros partidos se jugaran en esos países –especialmente Uruguay, aunque también serán en Argentina y Paraguay, y no en Chile, que queda fuera– y que el gran grueso del Mundial (101 de 104 partidos) fuera en España, Portugal y Marruecos.
La idea de Ceferin gustó en la FIFA porque se quitaba el problema de tener que elegir entre una y otra candidatura y porque agradaba a unos y otros. Infantino cerró en las últimas semanas el pacto por el que da migajas a los países hispanoamericanos, pero migajas de cierto valor al tener la inauguración oficial del torneo. Y la UEFA, con generosidad, regaló tres partidos cuando sabía que los podía tener todos.
Amigo de Rubiales
Ceferin, además, ha sido un dirigente muy cercano a Rubiales, que a pesar de no estar ya en la Federación ha sido una figura clave para lograr el Mundial. El expresidente de la RFEF fue también vicepresidente en la UEFA y tuvo una relación cercana con el presidente esloveno. Tanto que Ceferin prefirió mantenerse al margen en el caso Rubiales y optó por no hacer nada, ni defender al dirigente español ni tampoco condenarle y abrirle expediente o sancionarle.
Fue precisamente una llamada de Ceferin, tal y como contó El Debate, la que termina por convencer a Rubiales de que tenía que dimitir. El de Motril escuchó con más atención que a otros a Ceferin por dos razones: considera al presidente de la UEFA un amigo y es Ceferin quien siempre le acogió bien, trabajó en sintonía y fue un socio leal.