El eterno silencio del 'rubialista' Medina Cantalejo, el jefe de los árbitros españoles
Tras publicarse unos audios en los que habló de dar una paliza al periodista de El Debate que desveló el enriquecimiento de colegiados, el jefe de los árbitros ni pide perdón ni hace ningún tipo de declaraciones
Silencio. Esa es la premisa de Luis Medina Cantalejo en los últimos meses. El jefe de los árbitros españoles no dice nada, no habla... en público. A nivel interno sigue intentando controlar como puede a sus dirigidos, los colegiados, esos que reciben críticas por parte de prácticamente todos los equipos ante el pésimo nivel que demuestran en el terreno de juego.
Desde que irrumpiera el caso Rubiales, los hechos que abochornaron a toda España y todo el mundo del fútbol lamentó, Medina Cantalejo guarda silencio. Él estaba en la Asamblea en la que Luis Rubiales dio aquel discurso esperpéntico que le acabó por condenar. Él ha sido uno de los grandes escuderos del hoy inhabilitado (por tres años) Rubiales. Y él sigue ahí, en su puesto, guardando silencio para no llamar atención.
Escucha los audios de la amenaza de Medina Cantalejo
El jefe de los árbitros habló de dar una paliza al periodista de El Debate que desveló el enriquecimiento de colegiados
Esa también ha sido su estrategia –silencio sepulcral– en su último escándalo, la publicación de unos audios en los que habla de dar una paliza a Alejandro Entrambasaguas, periodista de El Debate que desveló el enriquecimiento de colegiados. «Nos podemos ir a la puerta del medio de este tío sin averiguar dónde vive, hacerle una cacerolada o darle dos hostias, pero es que no podemos obrar así», dice textualmente.
Ante la gravedad de estas afirmaciones, silencio. No hay reacción del Comité Técnico de Árbitros (CTA) ni hay tampoco nada que decir. El CTA no hará ninguna declaración ni Medina Cantalejo dirá nada, trasladan a El Debate desde la Federación.
Un 'rubialista' que sí sigue
En la RFEF cayeron muchos de los colaboradores de Luis Rubiales. Pedro Rocha, actual presidente, fulminó a Andreu Camps, secretario general, número 2 en esa RFEF. También despidió a Miguel García Caba, director de Integridad. A Pablo García Cuervo, del área de comunicación. Y a Jorge Vilda, seleccionador femenino. Pero a Medina Cantalejo no.
Si sigue en cargo, además de por el enorme poder que cuenta en el engranaje federativo por ser presidente del Comité de Árbitros, es porque no tiene nada que ver con el fútbol femenino. Así de simple. Que hoy en la Federación no sigan algunos de los principales 'rubialistas' es porque las futbolistas de la selección femenina exigieron todos esos ceses. Como el jefe de los árbitros era un cargo que no afectaba a ellas –nada tenía que ver con eso que las jugadoras contaron como lugar «seguro»– pues siguió. Y eso que era uno de los primeros 'rubialistas' que ni siquiera ha condenado la actitud de su exjefe como sí acabaron por hacer De la Fuente o Vilda.
Y ahí sigue un Medina acorralado por los fallos de sus árbitros, con los equipos criticando los continuos errores, con los criterios cambiando sin que nadie los explique, apareciendo salas VAR ocultas y sobre todo usando la censura para meter miedo a todos los actores del fútbol: aquel que critique a los árbitros, aunque sea con respeto, se lleva una sanción dura.
Con el caso Negreira Medina Cantalejo, al que Rubiales introdujo en el Comité en el año 2021, sí apareció. Lo hizo a su manera, que es la de Rubiales: «Soy nieto, hijo y padre de árbitro. Ni yo soy un corrupto ni vosotros sois corruptos». Se puso al borde del llanto, señaló al árbitro «traidor y egoísta» (sin mencionarle, pero era Estrada Fernández) e intentó desviar la atención con ese colegiado que no colaboraba. El asunto importante para el jefe de los árbitros no eran los pagos a Negreira, era que un árbitro no le bailaba el agua.
Más grave fue cuando en un acto de cobardía evitó ir a la sede de la RFEF al enterarse del registro de la Guardia Civil, adelantado por El Debate, y decidió quedarse en el hotel dejando a otros con el problema. Esa acción resumió el papel de Medina Cantalejo en los últimos meses: silencio y los problemas para otros.
Árbitro de Primera División de 1998 a 2009, internacional desde el año 2002 y el colegiado que vio el famoso cabezazo de Zidane en la final del Mundial 2006 (ese día él era el cuarto árbitro), Medina Cantalejo tiene ya 59 años, una vida hecha, pero un poder enorme, el de controlar todo el organigrama arbitral. Y entre escándalo y escándalo se dio el placer de decirles a sus dirigidos, árbitros que acatan órdenes sin rechistar, que no podían «hacer una cacerolada» en este periódico o «darle dos hostias» al periodista que desveló el enriquecimiento de colegiados, como si lo contrario fuera aceptable. Claro que «no podemos obrar así».
Pese a la gravedad de los hechos, Medina Cantalejo no pide perdón, no hace tampoco declaraciones (tampoco nadie del CTA, un organismo siempre en silencio salvo para castigar a quienes le critican) y sigue en su cargo. Tiene suerte de que no tiene nada que ver con las jugadoras de la selección femenina, que son quienes deciden a que personas se echa de la Federación. Medina Cantalejo es un superviviente del 'rubialismo' en silencio.... público.