Vinicius, entre las provocaciones y la presión y una actitud para ser «más reconocido»
El jugador del Real Madrid se reencuentra este sábado con el Valencia cuando se reabre otra vez el debate sobre su comportamiento
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Renovado la semana pasada hasta 2027, Vinicius vuelve a estar en el ojo del aficionado por razones extradeportivas. Y la mayoría de ellas por cosas que él no provoca sino por una persecución que a veces no se comprende. Pasando por un bache futbolístico –normal, es imposible estar siempre a un buen nivel– Vinicius se enfrenta este sábado ante un equipo que no es cualquiera para él: el Valencia.
Y no porque él tenga algo en contra de este equipo, sino porque este club, gran parte de su afición y la prensa que radica allí llevan meses señalándole por todo con el recuerdo de los graves hechos ocurridos en el partido que se jugó en mayo en Mestalla, cuando Vinicius dijo basta y se plantó ante los racistas que le insultaban. Eso provocó un terremoto que fue mucho más allá de lo deportivo, con debates sociales y políticos, y que se hizo internacional.
El Valencia juega este sábado en el Bernabéu en la semana en la que se ha vuelto a poner a Vinicius en la diana mediática. Fue Carles Puyol, histórico jugador del Barça y la selección española, quien abrió otra vez el debate. «Vinicius es un gran futbolista, pero si cambiase su actitud sería más reconocido», dijo tras el último altercado del brasileño, ante Dimitrievski, portero del Rayo Vallecano.
¿Víctima o verdugo?, se preguntan sobre Vinicius, acosado por gran parte de las aficiones de este país y también con futbolistas rivales buscándole para que le salga la mecha que tiene dentro. No hablamos aquí de racismo, que lo sufre y mucho el futbolista del Real Madrid y que es condenable sin ningún tipo de 'pero' y que debe ser motivo de suspensión del partido.
Hablamos de la actitud del jugador en el campo. Vinicius se equivoca en algunas acciones, por supuesto, como todos, pero también se exageran esas equivocaciones. Las últimas críticas –como la de Puyol– vienen porque le dijo a Dimitrievski «tú y yo, fuera», como retándole de forma chulesca. Y lo es, pero no es algo nuevo en el fútbol. Al contrario, estos piques son habituales durante los encuentros. Y el propio Dimitrievski dijo tras el duelo que no había que darle importancia, que eran cosas del fútbol.
Vinicius es un futbolista de mecha corta, que se enciende rápido, que en muchas ocasiones no mide lo que hace. No existe el jugador perfecto, el brasileño tampoco lo es.
También Vinicius soporta una presión como nunca otro jugador lo había sufrido antes. Ni Cristiano. Hablamos de un joven que desde que llegó a España sufrió una actitud en contra por parte de jugadores y aficionados. La última fue que un directivo del Barça (que no ha sido aún destituido, lo que habla muy mal de Joan Laporta) pidió que le dieran una «colleja» por «payaso». El ambiente a menudo no es normal.
En estas críticas también se asoma un punto de frustración al ver cómo ese jugador del que se burlaron, que decían que era muy malo, ha acabado siendo uno de los mejores del mundo y ha ganado una Copa de Europa siendo decisivo. De las burlas a la frustración y por el camino se saca toda esa lógica rabia en contra del protagonista que supo superar todo eso.
Con todo esto llega el Valencia al Bernabéu entre portadas de «Pinochius» y hasta ataques al jugador en aquello que nada tiene que ver. A Vinicius se le ha llegado a insultar porque France Football, organizador del Balón de Oro, ponga una imagen de Mestalla en la lucha contra el racismo. Como si el brasileño hubiera elegido sacar esa imagen. Peor será en Mestalla, pero ahora este sábado hay una buena oportunidad de tranquilizar la situación. Que el Valencia sea un club señor y no ponga a la víctima como responsable y de que el propio Vinicius tampoco haga acciones innecesarias que nada tienen que ver con el fútbol.