Fundado en 1910

Imanol Alguacil en el banquillo de la RealGTRES

Imanol Alguacil, la cara visible del éxito de una Real Sociedad que asombra a Europa

Cuando a uno le llega la oportunidad de su vida, la que tanto le ha costado conseguir, es fácil que se nuble el juicio y la razón pierda peso. Saber pararse y admitir que no es el mejor momento para que la oportunidad se te presente, a riesgo de que no lo vuelva a hacer, es un acto de tremenda valentía.

Eso le ocurrió a Imanol Alguacil en 2018. Para recapitular: el rápido deterioro del entonces entrenador de la Real Sociedad, Eusebio Sacristán, provocó su despido en el mes de marzo de ese año. Imanol, entonces entrenador del filial, la Real Sociedad B, en la extinta Segunda División B, se hizo cargo del equipo para esos partidos finales, nueve en concreto.

Ganó cinco, empató uno y perdió tres, suficiente para poner tierra de por medio respecto a la amenaza del descenso (acabaron con 49 puntos) pero no tanto como para acceder a competiciones europeas. Hubo un partido, con la Real aún con esperanzas de rascar un puesto europeo, que fue tremendamente significativo. El equipo perdió 2-0 ante un Málaga ya descendido y el sueño se esfumó, pero lo llamativo fue un dato que resonó por encima de los demás: la Real Sociedad no realizó ninguna falta en todo el partido. Y no por una cuestión de juego limpio, sino por falta de competitividad.

Quizás fue ese partido lo que le hizo a Imanol darse cuenta que todavía no estaba preparado para asumir un banquillo de Primera División. La Real le ofreció continuar, pero él decidió volver a asumir el cargo del filial. Así que llegó Asier Garitano al primer equipo.

Imanol Alguacil, entrenador de la Real SociedadGTRES

La etapa de Garitano en la Real Sociedad, por desgracia para él, nunca llegó a despegar. Fue despedido en diciembre del 2018 y la Real Sociedad volvía a necesitar un entrenador. Las miradas se dirigieron, de nuevo, hacia Imanol. Apenas habían pasado unos meses desde su negativa a coger el mando del primer equipo, pero fueron más que suficientes para que recapitulara, pensara en lo que había fallado en esa primera etapa y se sintiera fuerte para intentarlo de nuevo. Aceptó la responsabilidad, y de allí ya no le iba a mover nadie.

Su primer partido en su segunda etapa en el equipo txuri-urdin fue una victoria en el Santiago Bernabéu. Esa temporada, que asumió a la mitad con el equipo rozando el descenso, la acabaría en novena posición, con 50 puntos y a tan solo tres de Europa.

Desde entonces, todas las temporadas que Imanol ha dirigido en su totalidad al equipo, han acabado con la Real Sociedad en posiciones europeas. Convirtiendo en norma y monotonía lo que, hasta hace muy poco, eran honrosas excepciones, paréntesis aislados.

Sextos en 2020, quintos en 2021, sextos en 2022, cuartos en 2023 y, por ahora, sextos para 2024. Y sin despreciar estas clasificaciones ligueras, el logro más grande de todos ni siquiera fue esto, sino la Copa del Rey conquistada en 2021 (aunque la edición del 2020) ante el Athletic Club en la final, tras haber dejado por el camino al Real Madrid en el Bernabéu. Este título fue el primero del equipo en 34 años, la primera vez que más de una generación de aficionados donostiarras veía a su equipo levantar un trofeo.

Los jugadores de la Real Sociedad celebrando un gol frente al Befinca en ChampionsEFE

Hay muchas razones que explican un éxito así, cuya prolongación en el tiempo le aleja de la consideración de azaroso. Una dirección deportiva que está trabajando muy bien, logrando traer a grandes jugadores del fútbol mundial en etapas primarias de sus carreras (Martin Odegaaard, Alexander Isak o Theo Hernández), haber convencido a una estrella del fútbol español como David Silva para que pase sus últimos años ahí y, por encima de todo, el trabajo de formación en Zubieta.

En la última lista de convocados de Luis de la Fuente para la selección española, la Real Sociedad era el equipo más representado. Y como el propio Imanol expuso «podrían haber ido más.»

El sentimiento de pertenencia de grandes jugadores como Mikel Oyarzabal o Martín Zubimendi, cotizados por grandes clubes y que han preferido quedarse en la Real, explican el cambio de paradigma y la situación actual de un club que se está estableciendo entre los grandes equipos de España.

Hacerse valer también en Europa

Si bien la Real Sociedad está haciendo historia logrando cuatro clasificaciones consecutivas a competición europea, los desempeños luego en las mismas no estaban siendo los esperados. El dato era, y es, claro: la Real con Imanol no ha ganado ninguna eliminatoria europea. Que tampoco es que hayan jugado a decenas ni los sorteos han sido benévolos, pero la estadística estaba ahí y parecía decirle a la Real que, lo que le funcionaba en España, no lo hacía en Europa.

Manchester United en 2021, RB Leipzig en 2022 y Roma en 2023 son rivales ante los que se puede caer, pero lo peor habían sido las formas, como traicionándose a sí misma la Real y quedándose en tierra de nadie.

Este año el equipo subió un escalón y ha disputado la Champions League diez años después. Y, a falta de saber rival y desarrollo de la eliminatoria de octavos, las sensaciones en la fase de grupos no podrían haber sido mejores. Han terminado primeros en un grupo con Inter Milán -vigente subcampeón- y Benfica, no han perdido ningún partido, no han estado por detrás en ningún minuto de los seis partidos, han sido el equipo menos goleado de toda la competición -dos goles en seis partidos- y han dejado cuatro porterías a cero. Por el camino, exhibiciones en Salzburgo, Lisboa o Benfica en casa (3-0 a los 21 minutos y con penalti a favor fallado).

Va a hacer ahora un lustro desde que Imanol asumió plenas responsabilidades en el equipo, asumiendo de pleno derecho el cargo, y el crecimiento ha sido constante y pronunciado. El techo, de haberlo, no se sabe donde está aún, pero la única realidad visible es la enorme mejora que han sufrido bajo su mando.

Imanol primero construyó un equipo donde jugaban para divertirse como método de crecimiento. Ahora juegan para ganar como método de victoria

Un dato que ilustra este crecimiento y conecta con aquella derrota en Málaga hace ya largo tiempo: la Real Sociedad es el equipo que más faltas hace en la liga. No por juego sucio, sino por competitividad y saber leer momentos y situaciones de partido.

Imanol primero construyó un equipo donde jugaban para divertirse como método de crecimiento. Ahora juegan para ganar como método de victoria.