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Qatarí que te viTomás Guasch

El Madrid se bajó de su nube

A los puntos, el Madrid fue mejor. Debió ganar sin llegar al alargue por dominio y ocasiones, pero se le olvidó algo fundamental en esta pelea entre pesos pesados de nuestro fútbol: defender

Actualizada 00:51

Fue lo de Riad, pero al revés. La prórroga se vistió de rojiblanco. Y por dos de diferencia, como allí. 5-3, 4-2. Como en la Liga, el Real hincó la rodilla en el Wanda. Se confirma lo sabido: el que más problemas le crea es su eterno.

A los puntos, el Madrid fue mejor. Debió ganar sin llegar al alargue por dominio y ocasiones, pero se le olvidó algo fundamental en esta pelea entre pesos pesados de nuestro fútbol: defender. Un toque de atención pensando en Europa, que empieza a asomar la patita.

Tuvo mandíbula de cristal y eso le condenó. En los dos últimos partidos igualó el marcador cuatro veces. Cinco son demasiadas, seguramente. Casi lo logró, lo arruinó un fuera de juego de Bellingham por los pelos. Hubiese sido el colmo.

Fue un magnífico partido de Copa y el desenlace hay que darlo por bueno: el que acierta gana. Casi siempre, vamos. Simeone aprendió de la última vez y retrasó sus cambios evitando la inferioridad en el añadido. Lo sufrió hace una semana.

El duelo entre estrellas lo decidió Griezmann, el sucesor de Luis Aragonés. No tuvo su mejor noche pero dejó la maravilla del tercero. Los ‘cracks’ lo son porque también deciden en los momentos oscuros. Bellingham fue el mejor del Madrid: no le alcanzó.

No es el Madrid muy copero. No es su copa, ganarla dos veces seguidas suena a magia. Carvajal explicó seguramente la verdad: que se equivocaron atrás y llegaron machacadillos de Arabia. Sin esos errores es probable que lo hubieran superado. Remar y remar contra corriente acostumbra a acabar que cascas en la orilla.

Los porteros dieron juego. Lo del Madrid no se resuelve. Lunin combinó cal y arena. Paró y erró. Oblak encajó un primer gol impropio conociendo su categoría. Ancelotti bajó de la nube ‘ma non troppo’. Le ayudaron sus defensores, incluso los delanteros cuando se perdieron por allí: ver el 3-2. Es la Copa. El domingo, el Almería. Que es el último, pero ha estado en su casita al amor de la lumbre.

Adiós pues al temido enero en el Madrid. Con alegría y tristeza. Lo gordo está por llegar. Ahora el problema está en su área, no en la de enfrente. Es el fútbol.

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