José Mourinho desvela la única vez que lloró por el fútbol
El portugués cuenta cuál es la derrota que más le ha dolido en su carrera y lo que tuvo que hacer por uno de sus jugadores
El baile de banquillos que se avecina en los grandes clubes de Europa
Con toda una carrera en la élite a sus espaldas, José Mourinho siempre ha representado ese ideal de persona seria, inquebrantable e impasible ante las circunstancias. Bajo una apariencia de prepotente, Mourinho asumía todo el peso de los resultados y quitaba presión a sus jugadores. Asumiéndose líder del equipo, su liderazgo era la primera piedra sobre la que construir. Pero hubo una vez que Mourinho se quebró.
Así lo cuenta el entrenador portugués en un documental de Amazon Prime, revelando que la primera y única vez que ha llorado por fútbol en su vida ocurrió en 2012, cuando entrenaba al Real Madrid.
El equipo blanco recibía al Bayern Múnich en el partido de vuelta de la Champions League. El conjunto madrileño, cuesta ahora imaginarlo tras la última década, se encontraba en una cruzada eterna por volver a conquistar la gloria europea. La ansiada Décima llenaba de nerviosismo a una afición impaciente, que llevaba tiempo sin ver ganar a su equipo aquel trofeo del que presume ser rey. Mourinho llegó para poner fin a eso, para devolver al equipo al estatus que merecía. Por eso esa derrota dolió tanto.
El Real Madrid 2011/12, el de esa temporada, era imparable. Un auténtico equipazo que quedó emparejado con el Bayern en las semifinales. La ida, en Alemania, se resolvió con un 2-1 para los bávaros. En la vuelta, en el Bernabéu, el Madrid se puso rápidamente 2-0, pero Arjen Robben recortó e igualó la eliminatoria. Así se quedaría hasta los penaltis. En esa instancia, Cristiano Ronaldo, Kaká y Sergio Ramos erraron sus lanzamientos y acabaron con el sueño del equipo.
«Sí, lloré. Por supuesto que no en el campo ni en el vestuario, pero sí conduciendo a casa» cuenta Mourinho. Lo que también revela el portugués es la llamada que recibió de su compatriota Jorge Mendes con respecto a Cristiano. «Cuando estaba llegando a casa, me llama Jorge Mendes y me dice que vaya a casa de Cristiano, que estaba ´muerto´. Le respondí que yo estaba igual. Pero lo hice. Me preparé, me sequé las lágrimas y fui a su casa. Estaba exactamente como yo, estábamos destruidos» comenta José.
Una prueba más de lo que significa ser entrenador en la élite y lo importante que es saber gestionar un grupo. Y es que en el fútbol, en el deporte y en la vida, después de una derrota así, de esa magnitud, es mucho más importante lo que se dice inmediatamente después, con las mentes calientes y los recuerdos carcomiéndote, que lo que se diga días después, cuando la herida ya está hecha y la mente lo ha procesado.