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Vinicius en el último partido liguero ante OsasunaAFP

El Real Madrid va a por todas y a por todos en el acoso a Vinicius

  • El club blanco considera inadmisible que los medios, los rivales, sus aficiones y los árbitros coloquen a su jugador como epicentro de la polémica de cada semana

  • Las televisiones y los propios colegiados intentan esconder los gritos racistas en los campos y la Liga ve que todo se le ha ido de las manos

Como decía Alfredo Di Stéfano, la mejor defensa es un buen ataque. El Real Madrid ha pasado al ataque para cortar por lo sano el racismo que late contra Vinicius en todo el fútbol español. Una xenofobia que el futbolista sufre en cada visita del líder en la Liga española. Un delito de odio que los árbitros no castigan, como De Burgos Bengoetxea demostró el año pasado en Mestalla, al no suspender el encuentro tras escucharse gritos racistas emitidos por miles de seguidores (miles, no decenas). Un racismo que se repitió el sábado pasado en Pamplona, con cánticos de un sector del público, y que Martínez Munuera no recogió en el acta arbitral aunque los compañeros del brasileño se lo dijeran en el campo de El Sadar en diversas ocasiones. El colegiado quiso tapar la realidad.

Un racismo, xenofobia y delito de odio contra Vinicius que los seguidores del Barcelona y Atlético demostraron en sus partidos de Champions en sus estadios, ante Nápoles e Inter, con gritos en contra del delantero del Real Madrid aunque no estuviera en el césped.

El club blanco ha actuado con firmeza. Ha acudido a la Fiscalía General del Estado español para denunciar el acoso racista realizado por los aficionados del Barcelona y del Atlético. Y ha añadido en esa demanda los gritos contra su futbolista en Pamplona, con el agravante del silencio arbitral, omisión interesada de Juan Martínez Munuera que la entidad madridista ha denunciado ante el Comité de Disciplina de la Federación Española. El Real Madrid actúa frente a la inacción de la Liga, los árbitros, la Federación, el Consejo Superior de Deportes y el Estado. Porque el racismo es una cuestión de Estado, no solo del fútbol y del deporte.

Mestalla ya nos puso en el mundo como racistas

El fútbol español ya fue acusado de racista la temporada pasada, con el impresentable ataque a Vinicius desde las gradas de Mestalla, y parece que España continúa sin aprender. Estamos acostumbrados a que en nuestro país no se haga nada. Se llora unos días, se crítica una semana y quince días más tarde la historia de repite porque los organismos deportivos y el propio Estado no actúan. Esto no puede seguir así. El racismo está latente en los estadios españoles cada jornada y la Federación de Rocha y la Liga de Tebas no hacen nada. El presidente de la patronal ha lanzado ahora una campaña tardía cuando observa que el acoso a Vinicius se le ha ido de las manos. El Real Madrid ha decidido tomar el mando de la situación, dada la pasividad institucional, y va a por todas y a por todos.

El club que paga a Vinicius ha tomado el testigo del ataque. Considera indignante e inadmisible que los rivales, sus aficiones, los medios y los árbitros hayan colocado a Vinicius en el epicentro de la polémica de tal manera que han convertido al brasileño en culpable. Y que nadie haga nada, ni la Federación, ni los árbitros, ni la Liga, ni la administración del Estado por medio del Consejo Superior de Deportes, o el propio Estado directamente. Porque el racismo se exhibe en los estadios españoles.

Televisiones y radios viven de la polémica

Hay que hablar claro. Son los programas televisivos y las radios los que han aprovechado la inacción arbitral y las críticas interesadas de los rivales a Vinicius para situarle en el centro de la polémica desde hace mucho tiempo. Esos medios viven de la polémica, con programas de varias horas, y hablar del brasileño «vende» porque pertenece al Real Madrid, que es el equipo que protagoniza los programas cada noche, para bien o para mal, sencillamente por una característica indiscutible: el Real Madrid no deja indiferente a nadie, o se es madridista o antimadridista, amor y odio reunidos en el show televisivo y radiofónico de cada noche.

Bajo esta premisa, los medios han encontrado un filón en Vinicius. Y las televisiones tapan en muchas ocasiones los canticos de los graderíos contra el suramericano. No interesa que sea la víctima.

Si no militara en el Real Madrid no interesaría a nadie. Pero es futbolista del conjunto blanco, es negro, es uno de los cinco mejores jugadores del planeta, le cosen a patadas, no se sancionan la mayoría de las entradas que soporta y los árbitros le amonestan en cada partido por protestar, en tal medida que castigan prioritariamente la queja en vez de las agresiones constantes. Así son los colegiados españoles.

Vinicius cae mal a los árbitros

Hay dos razones para este comportamiento arbitral: Vinicius les cae mal, porque protesta siempre, y juega en un equipo que quiere echar a todo este colectivo arbitral, viciado por el BarcaGate y la influencia durante treinta años de Negreira, Sánchez Arminio y Ángel Villar.

El cóctel es explosivo, no hay duda: el Barcelona compró a Negreira, el Real Madrid denuncia esta corrupción como acusación particular, el club de Florentino Pérez es el enemigo del estamento arbitral, Vinicius pertenece a ese equipo y además protesta las decisiones de los colegiados que no sancionan la violencia que sufre. Resultado: el culpable es Vinicius. Todos, árbitros, rivales y aficiones, han concentrado su acoso en el suramericano. Y las televisiones y las radios han explotado el conflicto hasta escaparse de las manos y de los micrófonos ¿Cuántas veces han escuchado decir a los informadores partidistas de los equipos rivales que se enfrentan al Real Madrid que Vinicius provoca y es el culpable? De esos barros vienen estos lodos.

Recordemos cuando estalló todo, en Mestalla, hace un año. Al final los periodistas forofos locales taparon la realidad y manifestaron que solo chillaron veinte contra Vinicius. Mentira. Cantaron contra «el negro» miles. Pero ese mensaje caló.

Cánticos contra Vinicius en campos donde no juega

La Federación no hace nada, la Liga no cierra estadios ante los gritos racistas porque esos clubes son los que pagan el sueldo a Tebas. Y el caldo de cultivo generado por las declaraciones de los jugadores rivales, por las amonestaciones de los árbitros, que ningunean a la víctima, y por las críticas de radios y televisiones, es que ahora hay actos racistas contra Vinicius en los partidos del Barcelona y del Atlético, en Montjuic y en el Metropolitano, aunque el brasileño no juegue allí y se encuentre en su casa.

Todo se ha ido de las manos y Tebas organiza una campaña contra el racismo ahora, al ver las orejas al lobo. Porque esos energúmenos barcelonistas y rojiblancos atacaron a Vinicius con la xenofobia más primitiva en sus encuentros caseros frente al Nápoles y el Inter, fuera y dentro de ambos estadios. Se escucharon sus rebuznos en las televisiones europeas y americanas. El litigio traspasó las fronteras. Y eso sí que preocupa ¿A que sí, Javier Tebas? Porque el Barcelona recibirá ahora al PSG. El Atlético tendrá la visita del Borussia Dortmund. Y el acoso a Vini Jr. amenaza con repetirse por parte de esas dos aficiones españolas. El caso puede internacionalizarse de manera muy grave. Tebas está preocupado. Hay que actuar.

El Real Madrid ya lo ha hecho y lo continuará haciendo. Y los ha puesto firmes a todos. Al Barcelona y su afición. Al Atlético y sus seguidores. A los árbitros. Todos son responsables. Si España, la Federación, la Liga y los clubes no actúan, el Real Madrid lo hará y acudirá de manera periódica a la Justicia. Cuidado. Lo está haciendo. Y este caso de racismo no frenado por los árbitros, por la Federación y por la Liga, puede llegar a Europa. A Bruselas. Cuidadito. Aviso para navegantes xenófobos.