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Los jugadores del Athletic celebran un gol esta temporadaAFP

Nico Williams, Sancet y el vértigo de Valverde para que el Athletic rompa la maldición de la Copa

El Athletic Club vuelve a plantarse a las puertas de ganar la Copa del Rey. La competición que ha vencido en 23 ocasiones y que le ha granjeado un puesto como uno de los grandes de nuestro fútbol. Athletic y Copa del Rey es una simbiosis perfecta, una relación llamada a entenderse. Y sin embargo, a una persona nacida en las últimas décadas, esos relatos de gloria le han venido solo en oídas y libros, nunca lo han visto en persona. El conjunto vasco no gana la competición desde 1984, hace ya 40 años, y por el camino ha perdido las seis últimas finales a las que ha acudido (1985, 2009, 2012, 2015, 2020 y 2021), inoperante ante el Barça de Messi y con la frustración de perder esa final ante la Real Sociedad.

La sensación, desde fuera, que daba el Athletic Club, como institución es que, el ganar tanto en los primeros 80 años del siglo pasado, le inoculó un feroz miedo a perder, acongojados ante esa perspectiva. Este año da la sensación de que, tras haber perdido tanto en los últimos 40 años, ya no le temen a ganar.

El gran artífice de este gran equipo, uno que además de plantarse en estas instancias de la competición copera también está peleando la plaza Champions en la Liga, es Ernesto Valverde. El fantástico entrenador extremeño, injustamente tratado por su experiencia en el Barcelona, marcada por esas eliminaciones en Roma y Liverpool, está disfrutando de su segunda temporada en su tercera etapa en el conjunto vasco. La pasada empezó bien, prometiendo devolver al Athletic a su lugar, pero se desinfló notoriamente. Finalizó octavo en liga y cayó en semifinales de Copa ante Osasuna.

Esta temporada la historia, al menos hasta el momento, está siendo diferente. El Athletic no se ha venido abajo y se presentará en el Estadio de La Cartuja siendo el equipo favorito a alzarse con el título. Viene de dejar por el camino al Atlético Madrid (4-0 en el global) y al Barcelona (4-2 en la prórroga en San Mamés). También ha eliminado al Alavés, Eibar, Cayón y UE Rubí.

El Athletic 2023/24 es un equipo que representa como pocos la idiosincrasia del conjunto bilbaíno. Si uno se imagina un buen Athletic siempre lo hace bajo unos mismos códigos: presión alta, mucho ritmo, ataques vertiginosos y agresividad en cada duelo. Una definición perfecta del equipo de esta temporada.

Alineaciones esperadas y datos de la final de la Copa del ReyKindelan

No queda claro qué versión del Mallorca se enfrentará el Athletic. El conjunto balear se ha caracterizado durante la temporada por ser un equipo de ritmos bajos, que quiere que ocurran pocas cosas en sus partidos. Suelen defender replegados en su campo a partir de su 5-3-2, asumen pocos riesgos, ceden la iniciativa al rival y buscan aguantar y pescar algún balón largo.

Sin embargo, en el encuentro de vuelta ante la Real Sociedad en las semifinales de Copa, el conjunto de Javier Aguirre optó por una presión altísima con marcas individuales a todo campo. Una propuesta más arriesgada que buscaba cortarle el ritmo de las posesiones al rival. Y aunque esa versión es la que se le atragantó a la Real, cabe pensar que al Athletic le beneficiaría más. Los de Valverde tienen recursos buenísimos para castigar los espacios que deja el rival.

Guruzeta, Sancet e Iñaki

Gorka Guruzeta es un delantero súper válido descargando balones largos gracias a su constitución física y bastante preciso en el juego de apoyo dejando de cara a compañeros. Oihan Sancet es una media punta finísimo girando por dentro y lanzando a compañeros, e Iñaki Williams, reconvertido ahora a una posición de extremo tras años jugando en punta, no se cansa de estirar con sus rupturas y llegar al área con peligro.

Juntados estos tres elementos, el Athletic tiene la receta perfecta para castigar al Mallorca si estos apuestan por un planteamiento valiente.

Nico contra el atasco

Si por el contrario, y como se espera, el Mallorca opta por defender más atrás, sin presionar y cediendo la iniciativa, esos tres jugadores antes descritos perderían impacto y posibilidades de trascender en el marcador. La responsabilidad pasaría entonces a Nico Williams, que es el arma más desequilibrante que tiene Valverde en su posesión y, seguramente, el mejor jugador de la final.

A través de sus cambios de ritmo endiablados, de su desborde y su capacidad de encadenar acciones, Nico se presenta como un activo difícil de parar y que demandará ayudas constantes por parte de sus rivales. Si no tiene el día (y ojo porque llega un poco entre algodones a la final), todo será más difícil para los vascos.

El cuadrado impenetrable

Una vez descritas las piezas de ataque, cabe detenerse en el verdadero corazón del equipo rojiblanco, que es ese cuadrado que conforman centrales y doble pivote. Especialmente fuertes en fases de presión alta, donde su energía echando al equipo hacia delante y venciendo duelos ahoga a los equipos rivales, parece difícil que puedan marcar diferencias en esa fase del juego teniendo en cuenta que el Mallorca casi nunca saldrá jugando desde atrás, optando por el juego directo hacia su dominante delantero Vedat Muriqi.

Daniel Vivian y Aitor Paredes forman una pareja de centrales que se está entendiendo a las mil maravillas y que es capaz de defender lejos del área, mientras que el doble pivote formado por Beñat Prados e Íñigo Ruiz de Galarreta ayuda al equipo a mantenerse junto y será clave para evitar que los jugadores rivales se desplieguen al ataque.

Las finales son partidos muy particulares, donde hay que saber torear el vértigo y otorgar pausa cuando todo tiende al descontrol. 40 años son muchos, muchísimos, y el Athletic espera que en La Cartuja finalice la espera interminable y el temor a la derrota conozca su fin de una vez por todas. Veremos si le miran a los ojos a la victoria.