El Madrid se beneficia del mejor Bellingham y alza al cielo de Varsovia su sexta Supercopa de Europa

Ganar un título no es nada fácil. Suele costar mucho. Pero con el Real Madrid se ha llegado a un punto en el que ya no sorprende absolutamente nada. Gana de memoria y ni siquiera necesita cuajar un gran partido para seguir metiendo títulos en sus vitrinas. Y esto es exactamente lo que ha hecho en Varsovia. El equipo de Ancelotti aprovechó una versión solvente por parte de Jude Bellingham en los segundos 45 minutos y conquistó el primer título de la temporada en la capital polaca (2-0).

Hay días que se recuerdan para siempre y este 14 de agosto de 2024 nunca se le olvidará a los aficionados del Real Madrid. Porque en esta fecha se produjo el debut oficial de Kylian Mbappé como nuevo futbolista blanco. Nadie se quería perder la puesta de largo del astro francés con el rey de Europa. Siempre apetece ver en directo a un galáctico.

El Real Madrid salió con su once de gala. Una final la deben de disputar los mejores y Carlo Ancelotti tiene el inmenso privilegio de contar con un equipo en mayúsculas, diseñado para ganar absolutamente todo. En clave futbolística, el inicio de partido fue bastante enérgico. El Madrid se hizo con el control del mismo y buscó a Mbappé todo el rato. El francés le iba a dar un punto extra de velocidad en ataque.

La Atalanta intentaba sorprender al Madrid a la contra por medio de Zappacosta y Ruggeri, dos carrileros muy profundos que buscaban los espacios a la espalda de la zaga madridista para dejarle vía libre a Lookman, la gran estrella del equipo italiano. El problema es que tanto Rüdiger como Militao estaban muy concentrados y los intentos de los chicos de Gasperini quedaban en agua de borrajas.

Al Madrid le estaba costando romper la línea de presión de la Dea. El plan de partido propuesto por Gasperini recordaba bastante (los más puristas se acordarán) al que planteó Marcelo Bielsa con el Athletic en Old Trafford en el año 2012. Es decir, buscar la sorpresa ante el claro favorito con un fútbol atractivo, vistoso y sin hacer demasiado ruido.

Se notaba que al equipo de Ancelotti le faltaba un punto más de claridad en ataque. En este primer partido se estaba notando la ausencia de Toni Kroos. Al final, la Supercopa de Europa llega en un momento en el que los futbolistas todavía no están en plenitud de forma y eso se nota. Lo raro en estos partidos es bordar el fútbol. Y el Madrid no estaba encontrando a Vinicius y a Mbappé. El conjunto blanco no contabilizó grandes ocasiones de peligro. Sin embargo, en la prolongación, Rodrygo se quedó a centímetros de marcar el 1-0. El disparo del brasileño se estrelló en el larguero.

Mejoría blanca

Para ganar su sexta Supercopa de Europa, el Real Madrid necesitaba buscar cosas diferentes. Los de Ancelotti estaban siendo bastante previsibles y no estaban siendo capaces de sorprender a la Atalanta. De hecho, fue el propio equipo italiano el que estuvo a nada de adelantarse en el marcador. Pero apareció el de siempre (es decir, Courtois) y sacó una mano espectacular para salvar al Madrid.

Esa ocasión de la Atalanta hizo despertar al equipo blanco. El partido se empezó a romper y el Madrid es un experto en reinar en el caos. Bellingham gozó de una buena ocasión, pero el disparo del futbolista inglés se fue por encima de la portería de Juan Musso. Había que seguir intentándolo. La victoria se la iba a llevar el equipo más estoico.

El Real Madrid empezó a presionar más arriba y esa táctica le salió de lujo al equipo de Ancelotti. Mendy recogió un mal despeje de la zaga italiana, se la cedió a Bellingham, el inglés abrió para Vinicius, el brasileño se metió hasta la línea de fondo y le dejó el gol en bandeja a Valverde. El uruguayo consiguió romper el candado. Ancelotti respiraba aliviado.

El Madrid no había jugado del todo bien en el primer tiempo y no estaba del todo clara su victoria. Pero en el segundo acto el equipo de Ancelotti parecía otro. Bellingham se soltó la melena y estaba desatado. Con confianza, el inglés es un jugador letal que sabe desatascar partidos rocosos.

El conjunto blanco aprovechó la inspiración del futbolista de Stourbridge y se fue directo a por el segundo gol, que llegó en el minuto 68. Y lo marcó el futbolista que acaparó todas las miradas. Sí, están pensando bien. Kylian Mbappé anotó su primer tanto como futbolista del Real Madrid. Delirio madridista en Varsovia.

El Madrid había sentenciado la final en tan solo nueve minutos. Los equipos grandes tienen estas cosas. Y la recta final del encuentro transcurrió sin sobresaltos. El conjunto blanco tenía el partido bajo control, se limitó a defender para evitar el gol del honor de la Atalanta y se llevó su sexta Supercopa de Europa.