El Real Madrid no ha recibido ninguna oferta oficial por Lunin

Un traspaso o un fichaje es cuestión de horas para el Real Madrid, acostumbrado a realizar operaciones importantes con eficacia y discreción por los siglos de los siglos. Pero la realidad del caso Lunin es cruda: el campeón de Europa no ha recibido ninguna oferta oficial por el ucraniano. Ya sabemos que todo puede cambiar en tres días cuando la premura del mercado aprieta. Sin embargo, la verdad es que hasta estos momentos no hay una propuesta seria por el guardameta.

La casa blanca está muy tranquila. Hace varios meses le ofreció a Andriy un contrato de renovación hasta 2029, con una mejora económica que multiplicaba su salario y que comenzaría desde esta temporada. En todo caso su convenio actual se extiende hasta 2025 y si no se marcha se quedará una campaña más.

Cuando Lunin firmó con Jorge Mendes era porque quería redefinir su futuro. Su excelente rendimiento en el Real Madrid le hizo pensar en lo mejor para su carrera. La dos claves eran conseguir en el Real Madrid una continuidad con más partidos, aunque Courtois fuera el primer espada, o encontrar un equipo donde ser titular en la Premier o en el Calcio.

Ancelotti no le puede prometer 25 partidos

Andriy tenía y tiene encima de la mesa la propuesta de renovación por un lustro y pedía a Carlo Ancelotti la seguridad de que disputaría más partidos después de su buena actuación en el curso pasado. No deseaba quedarse como el portero de la Copa y de algunos partidos de Champions y de Liga. Para Andriy eso sería poco, tras sus magníficas prestaciones en la campaña anterior, con actuaciones decisivas en la consecución de la Copa de Europa y del campeonato español.

El dilema es que el entrenador no le puede prometer 25 partidos. Thibaut Courtois es el meta titular y la rotación de la portería es muy diferente a las rotaciones de los futbolistas de campo.

No es cuestión de dinero

Lo que solicitaba Lunin es jugar más. No exigía más dinero. Es un caso único, distinto. Y el problema, bendito problema, es que el Real Madrid no le puede concretar a un jugador un número mínimo de partidos.

En este contexto, Jorge Mendes ha trabajado con la Premier y con el Calcio para buscar un sitio como titular a su representado. Y hasta ahora no ha surgido el acuerdo deseado. Todo puede cambiar en un golpe de mano, y más con el Real Madrid y el agente portugués de por medio, pero de momento no hay pacto con ningún otro club.

Ederson se queda en Manchester y Penders firma por el Chelsea para 2025

Mendes movió sus fichas a lo largo del verano. El Manchester City era una opción. Ederson, sin embargo, ha manifestado que se queda tras hablar con Guardiola. Y el Chelsea ha pagado 20 millones por Mike Penders, que se queda cedido un año en el Genk. Esas dos vías se han complicado.

En esta situación, Lunin se lo piensa. Y lo sucedido con Asensio, con Pepe y con Sergio Ramos le hace meditar mucho.

Kepa, el primer afectado

Kepa Arrizabalaga también es guardameta del Chelsea y estos movimientos le afectan negativamente. Posee un año más de contrato con el conjunto londinense, observa que allí no cuentan con él, anhela venirse al Real Madrid por encima de todo, admite ser el suplente de Courtois y la teórica continuidad de Lunin, provisional hasta el último día de agosto, le perjudica.

Hay que hablar claro: el Real Madrid desearía que el cancerbero vizcaíno viniera, porque hizo piña con la plantilla la temporada pasada y no ha puesto nunca ni un reparo después de pasar a ser tercer portero, destronado por el propio Andriy y por el retorno de Thibaut a la competición. Al revés, Arrizabalaga ayudó a Carlo Ancelotti y a Lunin en instantes determinantes como los consejos que dio en los lanzamientos de penalti frente al Manchester City en la Champions.

En esta diatriba, también se acaba el tiempo para Kepa, que no quiere continuar en el Chelsea y debe buscar su futuro. Quedan tres semanas de mercado. Todo puede suceder. No obstante, Lunin lleva dos meses sin mover ficha, tras ser suplente en la final de la Champions, hecho que fue un golpe duro para el ucraniano, y el tiempo se agota.