Fundado en 1910

Martin Zabaleta, sobre el césped de San Mamés, en el homenaje que le ha rendido el AthleticEFE

El montañero que no se merece el actual Athletic Club

Martín Zabaleta Larburu fue el primer español en alcanzar la cima del monte Everest. Una hazaña ennegrecida por la apología de la banda terrorista ETA que Zabaleta hizo en la cima, en el año más sangriento de la banda criminal, con 91 muertos. Al margen de que este año no se conmemoraba ningún aniversario redondo de aquel hecho y de que su autor, guipuzcoano de Hernani, nunca se significó como seguidor del club vizcaíno, el Athletic Club de Bilbao le rindió un homenaje el pasado 20 de octubre, que la corrección política tildará de controvertido, pero más bien merece ser calificado de infame.

Si se quería conmemorar de algún modo la historia del montañismo vasco, el Athletic Club de Bilbao en justicia lo tenía mucho más fácil, pudiendo recordar a un forofo del equipo rojiblanco. Víctor Legorburu Ibarreche era vizcaíno hasta la médula y ejercía de tal hasta en los aspectos más nimios, como cuando volvía de viaje y al llegar al límite de Vizcaya lo celebraba con un alegre toque de claxon.

Profundamente arraigado a su tierra y a sus tradiciones fue uno de los fundadores del Club Montañista Ganguren, uno de los más importantes de Vizcaya aún en la actualidad, uno de los que más socios aporta a la Federación Vasca de Montaña-Euskal Mendizale Federazioa (EMF) y a la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME).

La fundación de dicho club se comenzó a gestar el 6 de enero de 1945 en la cima del monte Upo. La idea la planteó Víctor Legorburu, siendo respaldada por Josu Altuna y Kepa Yurrebaso. El propio Kepa reconoce en sus memorias la cordialidad pese a la distancia política: «aunque entre él y nosotros había por en medio mucho escollo políticamente hablando, deportivamente hay que reconocer que era un trotamundos de primera».

En el Ganguren siempre ha habido montañistas de toda condición, que en general han respetado el espíritu fundacional, como la pía costumbre de ofrecer una Misa por todos los montañeros del club muertos en la montaña. El club ha llevado a la montaña a muchas generaciones de vizcaínos, ha cuidado de la conservación de los montes vascos y pirenaicos y varios de sus socios han alcanzado la cima del Everest.

Martín Zabaleta coronó el Everest con una bandera que representaba a ETA

Adelantándose a las políticas de cuota, en julio de 1955 las socias Maritxu Bilbao y Angelita Alano fueron las primeras mujeres que realizaron una travesía por todos los picos del Pirineo central. Toda una gesta montañera en la que coronaron en once jornadas las cumbres más importantes y complejas de la cadena montañosa: Balaitous (3144 m.), Vignemale (3298 m.), Cúspide de Bachimaña (3005 m.), Coulvar de Gaubé, Brecha de Roldán, Mont Ferrat (3219 m.), Petit Vignemale (3032 m.), Pic Long (3192 m.), Monte Perdido (3355 m.) y Posets (3375 m.). Víctor Legorburu puso en conocimiento de las autoridades deportivas dicha gesta, quienes las premiaron con la Cruz de Bronce al Mérito Deportivo, siendo también las primeras mujeres que recibían dicha distinción.

Víctor Legorburu fue alcalde de su Galdacano natal desde 1966. Su condición de carlista le alejaba de los aduladores del oficialismo y le limitaba de antemano cualquier pretensión de carrera política. Ejerció un puesto no remunerado con sueldo, por lo que seguía trabajando en la Caja de Ahorros. Vascoparlante, promovió la apertura de una ikastola en

1967, en el barrio de Zabalea. Administró de manera ejemplar, en unos años en los que Galdacano creció enormemente y tuvo que recibir a muchísimos trabajadores del resto de España que venían a cubrir los puestos que había generado el desarrollo industrial, cubriendo los servicios públicos de forma eficaz y la gestión urbanística de modo ordenado, siempre salvando amplias zonas verdes y para uso deportivo y luchando por que el Hospital comarcal se estableciese en su ciudad, cosa que consiguió.

La otra gran afición de Víctor Legorburu era el fútbol. Incondicional del Athletic Club de Bilbao no descuidaba tampoco al equipo de Galdácano. El día antes de ser asesinado por ETA, el 8 de febrero de 1976, estuvo presenciando en San Mamés el partido que enfrentó a los leones con el Granada Club de Fútbol. Durante el intermedio estuvo despachando con algunos directivos del club rojiblanco, de cara a conseguir la cesión de alguno canteranos de Lezama al Club Deportivo Galdácano, tal como se venía haciendo. Su muerte parece que frustró esas cesiones. Aquella directiva no tuvo el valor para rezar un Padrenuestro por su alma en el siguiente partido del Athletic. La actual no tiene vergüenza y no se merece recordar al gran montañero y athleticzale, asesinado por carlista, por ejercer de vasco y español, Víctor Legorburu Ibarreche.

  • Víctor Javier Ibáñez es autor de Una resistencia olvidada. Tradicionalistas mártires del terrorismo.