Salvad al soldado Ancelotti: los jugadores asumen su culpa en la crisis
Los líderes del plantel aceptarán cualquier medida drástica del italiano, como sentar a cabezas sagradas; el club piensa que Carlo escucha demasiadas opiniones y debe volver a ser él mismo
Reuniones, charlas en la cocina, diálogo en el césped y muchos señalados, desde Ancelotti a Pintus pasando por Mbappé, Bellingham, Vinicius, Tchouaméni, Valverde, Rüdiger, Militao, Lucas Vázquez e incluso los dirigentes por no haber fichado un central cuando Leny Yoro hizo la espantada millonaria al Manchester United. Son horas revueltas en la casa blanca, y no nos referimos a Donald Trump, sino al Real Madrid. Hay que tranquilizar el ambiente, meditar bien lo que se hace y tener una postura clara de cómo solucionar la crisis.
Es una crisis de resultados y de fútbol, que es lo peor. La grandeza de este deporte es que el mejor equipo del mundo, ganador de la Champions hace dos telediarios, elegido el mejor plantel del continente hace dos semanas, ha entrado en crisis cinco meses después de levantar La Decimoquinta aunque haya fichado a Mbappé y a Endrick, quien por cierto no juega y la dirección deportiva pide explicaciones.
Se fueron Kroos, Nacho, Joselu y es la marcha del director alemán la que ha dejado a Carlo Ancelotti sin batuta y con el patrón de juego escondido debajo de las obras del Bernabéu. Es fútbol, un capricho de los dioses que lo cambia todo en un santiamén sin saber por qué. Ancelotti es el encargado de encontrar el porqué. Y sus pupilos le ayudan más que nunca porque se consideran los culpables de la crisis.
Sí, mencionamos la palabra crisis media docena de veces porque en el Real Madrid se entra en crisis cuando se pierden dos partidos consecutivos. Se entra en crisis cuando esos dos encuentros seguidos se pierden ante el Barcelona en Liga y el histórico Milan en Copa de Europa. Se entra en crisis cuando se sufren nueve goles en tres envites. Y se está en crisis cuando figuras mundiales como Vinicius, Mbappé y Bellingham no le meten un gol al arcoíris en dos partidos y no se sabe por qué. Ni ellos lo saben. Por eso el equipo blanco está en crisis. Hay que llamar a las cosas como son. Y es crisis porque Ancelotti está en muchas dianas y los futbolistas quieren quitarlas.
Que Ancelotti no pague los platos rotos
Es crisis porque los propios jugadores se han conjurado en la cocina blanca del vestuario para salvar a Carletto, como le llaman en la cercanía, como sea. Es crisis porque los jefes de la plantilla han hablado en Valdebebas y el santo y seña es vencer este sábado a Osasuna por lo civil o por lo criminal, ganar como sea para que el italiano no pague la sangría de resultados. Una victoria sacaría al equipo del marasmo y daría un margen de confianza al técnico que conquistó la Liga de Campeones con el Real Madrid en tres ocasiones, este año, hace dos y hace diez. No se le puede haber olvidado todo lo que sabe.
El triunfo ante el conjunto pamplonica significaría un respiro para Carlo porque inmediatamente después llega otro periplo de selecciones y el entrenador tendrá diez días para trabajar con los jugadores que no vayan con sus equipos nacionales y para analizar bien las futuras soluciones.
Aceptan cualquier medida drástica
El Real Madrid le pide al entrenador esas soluciones y que siente a quien tenga que sentar sin remilgos, porque estas derrotas no pueden soportarse y exigen acciones duras. Sus pupilos saben que el preparador es el flanco débil en estas situaciones y admitirán cualquier medida rotunda, como mandar algunas vacas sagradas a la reserva, porque ya son más vacas y menos sagradas.
Desde Francia atacan a Mbappé y señalan que debe ser carne de banquillo. Desde España los aficionados y aficionadas nos dicen que Vinicius y Kylian merecen una cura de humildad sentaditos en el banco mientras Endrick y Rodrygo les deben sustituir. Todos solicitan medidas recias, empezando por Florentino Pérez, que desea que el equipo regrese a la normalidad y en las derrotas ya no hay figuras, todos son iguales, nadie brilla hoy.
En diversos vectores del madridismo se analiza que Carlo está escuchando demasiadas opiniones sobre lo que debe hacer, algunas contradictorias, y el resultado de la reflexión es que es Ancelotti quien debe volver a ser él mismo y decidir él.
Es verdad que muchos le aconsejan porque el italiano ha probado cosas y no han salido. Es cierto también que ante la falta de resultados debería haber utilizado más a Endrick y Güler, por ejemplo, y no lo ha hecho. Los jóvenes no pueden quedar olvidados en las crisis. Ese es un pensamiento del fútbol antiguo que Carletto debe quitarse de una vez de la cabeza y modernizar ideas.
Bellingham debe jugar cerca del gol
Un error táctico del italiano que el Real Madrid ha pagado caro fue escorar a Bellingham como interior derecha tras ser un goleador fundamental la pasada temporada. El encaje de Mbappé como nuevo delantero centro del Real Madrid hizo que el inglés sufriera de manera importante la irrupción del francés en el esquema, cuando es otra estrella. Ha sido una equivocación que el entrenador ha comenzado a subsanar. Ante el Milan ya vimos a un Bellingham más cerca del área, aunque también tuvo que bajar a trabajar para fabricar jugadas desde atrás. Su sitio es crear en ataque, no puede alejarlo del gol, porque lo tiene y no lleva ninguno.
Y sí, Ancelotti debe plantearse quitar en cualquier momento a Vinicius y Mbappé si la cosa no funciona. Cero goles ante el Barcelona. Uno frente al Milan, de penalti. Algo falla.
El grupo señala que deben volver al triunfo y reconocen que han de defender todos como hacían cinco meses atrás. No hay ayudas defensivas y se detecta lentitud y cansancio en los segundos tiempos. Los problemas se acumulan para Carlo y para Pintus, que dirigirá otra minipretemporada con los hombres que no acudan con las selecciones y se queden a ponerse en forma en Valdebebas. A Pintus le gustaría quedarse con toda la plantilla y hacer una pretemporada en diez días, pero los equipos nacionales rompen el trabajo físico de un cuerpo técnico, que además reza para que algunos de sus pupilos no vuelvan lesionados.
Ancelotti está en la diana de muchos y para los futbolistas la diana es Osasuna. Por el bien del entrenador y de ellos mismos, que también se juegan su futuro. Paralelamente a la labor estratégica del italiano y su alineación, los jugadores gestionarán este partido para ganar y salvar al soldado Carletto.