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Vinicius se lamenta de una ocasión

Vinicius se lamenta de una ocasiónAFP

RB Leipzig 3-2 Real Madrid

El Madrid sufre su primera derrota de la temporada en Leipzig y espera al Celtic para ser primero de grupo

Tuvieron los blancos la inercia y la oportunidad de empatar un encuentro que rompieron los locales con un tercer gol a falta de diez minutos para el final

No había pasado un minuto cuando Courtois le cortó las alas al Leipzig. Fue como cortar el anuncio: «Red Bull te da aa…» y hasta ahí llegó con la manopla gigante del mejor guardameta del mundo. El que parece distinto en las maneras es Asensio. Rápido, pugilístico, asimilado a este Madrid, que se mueve todo el tiempo como un niño, y no fuera de él.

Es un movimiento constante: un baile, un mirarse en el espejo mientras canta con un peine en lugar de un micrófono. El movimiento de las trencitas de Camavinga es como el de sus pies: una cosa intraducible. Tanto como el cabezazo imposible a media altura que cruzó toda la defensa madridista y solo pudo parar Courtois, pero dejando a Gvardiol solo frente al belga para marcar a placer.

El córner destruye al Madrid

Era Courtois el único que paraba las alas que le habían vuelto a crecer al RB. Gritó de rabia un poco antes de que Nkunku marcase otra vez (otra vez para el Leipzig) tras el fallo de Aureliano, demasiado templado. El córner destruía al Madrid, pero los locales eran los que se movían ahora por todas partes, y no los veían los blancos de negro, completamente rodeados arriba y abajo.

Trataron de sacudirse con la incursión de Militao en las alturas. Algo descolocó su presencia las recias filas locales. Había que introducir audacias e intentaban fabricarlas. Difícil por la presión alemana. Camavinga se sacaba de encima a unos cuantos en el ataque, pero no servía de mucho, como si solo avanzara unas yardas.

Camavinga lucha por un balón con Nkunku

Camavinga lucha por un balón con NkunkuAFP

Sí sirvió por la derecha, soltándola antes. Por el medio Vinicius contuvo la pelota y Rodrygo se marchó por delante. Fue la primera buena del Madrid, sin hueco para el brasileño al final, y el principio de un despertar con varios saques de esquina y Blaswich atento. Detrás de cada rechace madridista había un leipzigista. La tarea era suprimirlo. Salir con un poco de horizonte.

El error era casi el morir. Estaban los locales encaramados a la empalizada visitante con el cuchillo entre los dientes. Al menor parpadeo saltaban, y por dentro de ese fuerte parecía que salían soldados de sus barracones aturdidos y a medio vestir. Pero ese era el momento. Ese es el momento del Madrid.

La cara de poder

La sorpresa en la sorpresa, la emboscada en la defensa. Fue Lucas el que centró a Asensio que se metió muy rápido para centrar hacia atrás a Vinicius, plantado como un poste en boca de gol, quien marcó de cabeza el uno a dos para llevar al Leipzig al descanso con el gesto mustio a pesar de la ventaja.

Salieron con la cara del inicio los que ganaban, pero la del Madrid ya era otra. Era la cara de poder. De poder ganar, cómo no. El sombrero de Lucas lo indicaba, también el protagonismo de Kroos y la zapa de Rüdiger. Asensio se fajaba con dureza. Trataba de jugar como al principio el Leipzig, pero ya no podía hacerlo igual. No es que no creara peligro, ni que no existiese. Pero también existía el del Madrid.

Rodrygo trata de controlar el balón ante Forsberg

Rodrygo trata de controlar el balón ante ForsbergAFP

A Vinicius (y al Madrid) se le iban yendo las escapadas. Pero la porfía era otro jugador. Como Werner, que acababa de salir y tuvo la oportunidad que se marchó cruzada por poco y tapaba Courtois. Otra vez Vinicius hacía maravillas allí arriba, llevándose consigo a toda la defensa alemana, que terminaba parándole. No le duraba a nadie la pelota, pero pasito a pasito crecía el Madrid.

Hazard estiró a los de Chamartín un punto más. Con su entrada Vinicius no tenía que hacerse la jugada entera desde tan lejos. Fruto de esto a punto estuvo de llegar su segundo gol. Pero lo que llegó fue el tercero del Leipzig, que encontró el camino en la apertura madridista, en el despliegue y el temple de Simakan por la derecha, que esperó a Werner, quien le pasó por la espalda a Militao y marcó con facilidad.

Un final desconocido

Una facilidad que habían concedido los medios, descolocando el planteamiento. El marcador así rompió el partido con el que se estaba haciendo el Madrid, que lo perdió para siempre, aunque aún faltaban minutos. Alejada la remontada, se volvieron a encontrar los locales, cuyo rival se enfrentaba a un final de partido desconocido en esta temporada. La derrota (nunca bienvenida, pero sí al fin sufrida) y la lejanía de la victoria (a pesar del penalti postrero fabricado y marcado por Rodrygo) en un Madrid que ha de esperar al Celtic para lograr el primer puesto del grupo.

Ficha técnica:

RB Leipzig 3: Blaswich; Raum (Diallo, m. 68), Gvardiol, Urban, Simakan (Henrichs, m. 88); Haidara, Schlager; Forsberg (Olmo, m. 68), Nkunku, Szoboszlai; Silva (Werner, m. 68).

Real Madrid 2: Courtois; Lucas (Carvajal, m. 68), Rüdiger, Militao, Nacho (Alaba, m. 68); Kroos (Hazard, m. 75), Tchouaméni, Camavinga, Asensio, Vinicius, Rodrygo.

Goles: 1-0 (Gvardiol, m. 13). 2-0 (Nkunku, m. 18). 2-1 (Vinicius, m. 44). 3-1 (Werner, m. 81). 3-2 (Rodrygo, m. 94. P.)
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