Real Madrid 1-1 Manchester City
Un gran Madrid roza la victoria ante un City al que salvó De Bruyne
Las espadas en alto para la batalla final en Mánchester: primero marcó Vinicius y después empató el jugador belga
Un City milanizado en el atuendo, como vestido de bestia negra (rojinegra) trataba de desnaturalizar, templando, la naturaleza, la llamada de lo salvaje que es el Madrid en semifinales de la Copa de Europa en el Bernabéu. Desde la banda de emergencia de Camavinga surgió la primera carga viniciusiana, una gincana que terminó en pase a la flecha por donde merodeaba Benzema, que no pudo controlar lo que, de controlarlo, era un pelotón unitario de fusilamiento.
Trenzaban y trenzaban los de Guardiola, después del corte rápido, bien posicionados, enseñados, adiestrados, mientras Haaland se ocultaba en la jungla. Courtois ya tuvo que intervenir en un disparo franco, en diagonal, buscado y cercano. Se las veían un poco los blancos para salir y ahí se acomodaba el City que, sin encontrar los claros, probaba a disparar a buena distancia para poner a prueba al gigante belga y los nervios madridistas. El asunto es que robaban y robaban los visitantes y las rayas temibles del vikingo se dejaban ver.
Era temible la presión en los tres cuartos que trataba de salvar el Madrid con brillanteces como las de Rodrygo, saltando esa línea Maginot adonde no pudo llegar Benzema. El City era Turner pintando tormentas al óleo y el Madrid Pollock goteando pintura con verdad. Se replegaban igual de bien que se desplegaban los guardiolistas. Pero estaba el Madrid, husmeando, observando como Buck, el perro de Jack London. Vinicius tenía fino el punto de mira. Su robo casi fue otro gol para el fusilero Benzema de haber llegado esa bala fina con punta.
Se había abierto el Madrid, sin miedo. Se había desjuntado el City y el Madrid galopaba por los huecos, remetiéndose en la defensa rival como una camisa en un pantalón. Así, Camavinga por su lado, apoyándose en Modric, que a su vez estaba apoyado en una pared bajo una farola fumando un pitillo con el bombín ladeado, quien le habilitó para que saliera como una pantera. El francés pantera que dio paso al brasileño pantera que disparó desde el espacio, desde fuera del área en la aproximación y sin tiempo para advertir ningún tipo de movimiento (o aspaviento) semejante, para dejar la base guardiolista como Cabo Cañaveral después de un despegue.
Si Vinicius no es el mejor del mundo es el mejor del mundo. El mismo jugador al que en la Liga española vejan de todas las maneras con iniquidad, desde todos los lugares, individuos de variado pelaje para retrato de la competición y sus alrededores. Había espectáculo ya en el Bernabéu, una Academia clásica de copadeuropeísmo, con los trenzistas desubicados por el golpe. Se las tenían Grealish y Carvajal, casi igual que Guardiola con los árbitros al borde del túnel en el descanso: la filosofía habitual del gurú global de Sampedor.
No se supo muy bien de donde salió una pared triple desde una esquina. Carvajal, Modric, Benzema y su disparo final. «¿Usted es un artista? ¿No es verdad?», le preguntaba el decano al Stephen Dédalus de Joyce. Había artisteo, calidad y fiereza, como la Courtois ahí abajo o la de Rodrygo fajándose con virtuosismo. Tambaleándose y resistiendo, mientras a Pep se le ponía cara de asco. Apareció la zancada temible de Haaland en la frontal y en el desmarque, pero lo frenó Alaba con un tacón defensivo de Dios.
Ahora el Madrid trazaba hasta en las botas de Courtois. Se metía el Madrid en la formación de tortuga del City como una culebra con cabeza de Vinicius. Ancelotti se enfadaba con su túnica en el Senado. Rodrygo era un sacapuntas, Camavinga el hacedor y Vinicius Marlon Brando en Un Tranvía llamado Deseo cuando quita la mesa, hecho un bruto. Pero ahí llegó, casi en la cumbre madridista, el gol de De Bruyne, que andaba más suelto, que había conseguido hasta ese momento escamotear el Madrid. La pelea era de campeonato.
Rüdiger seguía encadenado a Haaland y lo que hizo Valverde: un remedo de lo de Redondo, pero de lado en vez de espaldas. La tuvo Benzema al segundo palo de cabeza, pero paró Ederson al límite. Apretaba bien el Madrid y provocaba el error de juego del City. Lo intentó un Madrid movible, fresquísimo en un resultado regular, pero en un juego esperanzador para la batalla (semi) final.
Ficha Técnica
Manchester City 1: Ederson; Akanji, Ruben Dias, Stones, Walker; Gündogan, Rodri, De Bruyen: Grealish, Bernardo Silva y Haaland.
Goles: 1-0 (Vinicius, 36'). 1-1 (De Bruyne, 67').