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Rodri Hernández (izquierda) pugna un balón con Jamal Musiala (derecha) en el Manchester City vs Bayern de Champions

Rodri Hernández (de azul) es una de las pieza clave del Manchester City de GuardiolaAFP

Rodri Hernández, el futbolista diferente que brilla con Guardiola

El centrocampista se está convirtiendo en un auténtico ídolo de la afición citizen gracias a sus impresionantes actuaciones

Rodrigo Hernández Cascante (Madrid; 1996) es ese jugador capaz de levantar al aficionado de su asiento. El centrocampista madrileño está brillando en el lado azul de Mánchester de la mano de Pep Guardiola y, si sigue así, lo normal es que marque una época en el fútbol inglés, pero también en la selección española.

Rodri se formó en las categorías inferiores del Rayo Majadahonda y en el 2007 recaló como agente libre en la cantera del Atlético de Madrid. En Madrid permaneció un total de seis años, hasta que el Villarreal, equipo caracterizado por hacerse con jóvenes talentos, se fijó en él.

En Villarreal estuvo cinco años más y Rodri llegó a debutar con el primer equipo groguet con 21 años. Cabe recordar que en su etapa en Castellón, Rodri decidió empezar la carrera universitaria de ADE (Administración y Dirección de Empresas) y estaba alojado en una residencia de estudiantes.

Rodri llegó a reconocer lo siguiente: «Estoy estudiando, el entorno de estudiante me ayuda mucho, me ayuda a despejarme, no todo en esta vida es fútbol. Me gusta ocupar mi vida en más cosas, siempre sabiendo que el fútbol que el fútbol ahora mismo es mi profesión, pero también valoro otras cosas y estoy contento por ello».

En el año 2018, Diego Pablo Simeone insistió en su fichaje y Rodri volvió a Madrid para ser titular indiscutible. En el Metropolitano disputó un total de 34 partidos, en los que marcó 3 goles y repartió una sola asistencia.

Rechazado por Simeone

Pero toda unión llega a su fin. Rodri tan solo estuvo un año en el primer equipo del Atlético de Madrid y con tan solo 22 años, el Manchester City llamó a su puerta. Obviamente, Rodri no se lo pensó y cambió el Metropolitano por el Etihad Stadium. O lo que es lo mismo: pasar de tener escaso protagonismo en Madrid a jugar en el equipo citizen, que en ese momento era el más potente de Inglaterra.

Rodri llegó a Mánchester en julio de 2019 y el City pagó 70 millones por el madrileño. Su trayectoria en el Etihad Stadium ha ido de menos a más. En su primera campaña (2019/2020) disputó 35 partidos y marcó tres goles. En las sucesivas campañas siguió siendo un jugador elemental en los esquemas de Guardiola y ha demostrado que es un futbolista con llegada, ya que de vez en cuando perfora las porterías rivales.

Rodri celebra el gol marcado esta pasada jornada en la Premier

Rodri celebra un gol la temporada pasada con el Manchester CityAFP

El nivel demostrado en Mánchester le ha valido un sitio en la selección española. Es cierto que en los primeros años se vio eclipsado por el liderazgo de Sergio Busquets, pero ahora le llega su momento.

Con la retirada de 'Busi' del combinado nacional, Rodri debe dar un paso al frente y convertirse en un referente para los más jóvenes. Luis Enrique no supo exprimir todo su potencial y se espera que Luis de la Fuente le dé ese liderazgo en el centro del campo junto a jugadores como Martín Zubimendi, Mikel Merino, Pedri o Gavi.

Un futbolista atípico

El futbolista tipo del siglo XXI es aquel que vive rodeado de lujos, coches caros, grandes mansiones y millones de seguidores en sus redes sociales, pero Rodri Hernández es un tipo distinto.

Pep Guardiola le ha definido de la siguiente manera: «Rodri no tiene tatuajes, ni piercings, y su pelo no es extravagante. Es el centrocampista perfecto». En definitiva, el madrileño es un tipo humilde, alejado de la fama, con un 'look' diferente al resto y, lo que llama más la atención, no tiene redes sociales.

Una de las claves del éxito de Rodri es su impactante naturalidad: «Con rodearme bien de gente, estar bien, me es suficiente. Los jugadores vivimos con una calidad de vida muy alta y convivir con gente que lucha a diario, me ayuda a relativizar las cosas y a ver cuándo un problema es de verdad o una tontería».

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