El Atlético desaprovecha una buena oportunidad para reivindicarse y tropieza en su debut en Champions

El Atlético de Madrid no ha podido empezar con victoria esta nueva edición de la Champions. Los rojiblancos, que no jugaron su mejor partido, se quedan sin tres valiosos puntos en la última jugada del partido y tendrán que seguir remando para sellar su clasificación para los octavos de final.

El inicio de partido fue intenso. Ambos equipos sabían, desde el primer momento, que en Champions no se puede fallar y se tomaron el encuentro muy en serio. El Atlético tenía ganas de reivindicarse después de su mala participación del año pasado, pero la Lazio supo manejar mejor los primeros minutos del encuentro.

Jugar en condiciones tan húmedas es algo extremadamente complicado y que merma mucho al futbolista. Y eso le pasó al Atlético. La Lazio llegaba con muchísima facilidad al área de Jan Oblak y el Cholo Simeone no estaba contento con la actuación de su equipo.

El argentino estaba absolutamente desesperado y, tras la primera ocasión de peligro de los romanos, vio la tarjeta amarilla por protestar. Después de esa primera ocasión, los italianos tardaron diez minutos en volver a poner en apuros a Oblak.

Luis Alberto, el ídolo de la afición laziale, recogió un gran centro de Zaccagni, pero el disparo del centrocampista gaditano salió desviado. El Atlético se estaba salvando y tuvo suerte de que la Lazio no es ese equipo que te mete la primera ocasión que tiene.

La suerte va por barrios

Lo más normal es que el partido estuviera decantado a favor de los pupilos de Maurizio Sarri, pero el fútbol es un deporte muy engañoso y te condena cuando no aprovechas las ocasiones que tienes.

El partido pasó de un posible 1-0 al 0-1 del Atleti. Pablo Barrios recogió un balón en el centro del campo y el centrocampista de Moratalaz se sacó un disparo certero desde fuera del área. El balón impactó en un defensa y acabó entrando en la portería defendida por Provedel. La afición laziale se quedó helada.

El descanso le vino francamente bien al Atlético. Los rojiblancos habían terminado la primera mitad defendiendo en bloque bajo, pero el inicio de la segunda se caracterizó por un estilo de juego algo más ofensivo que le ayudara a encontrar el 0-2 y evitar sustos innecesarios.

Ese buen inicio de segunda parte fue un espejismo. La Lazio no había dicho su última palabra y volvió a poner en apuros, a través de Luis Alberto y Ciro Immobile, a Jan Oblak, pero el guardameta esloveno estaba muy seguro bajo palos.

Pasado ese arreón italiano, el Atleti durmió el partido, pero sin renunciar al juego ofensivo. El encuentro no estaba para nada cerrado. Un 0-1 no te garantiza nada y si te despistas mínimamente puedes tirar por la borda todo lo conseguido.

En el minuto 65, Álvaro Morata estuvo a punto de doblar la renta del Atleti, pero el disparo del madrileño se estrelló contra el palo. Provedel estaba siendo, sin ningún tipo de dudas, el salvador de los romanos.

La Lazio tiene más vidas que un gato

Con el paso de los minutos, el encuentro seguía más o menos igual. La Lazio se estaba dejando todo en el campo para buscar un gol que no llegaba y el Atlético jugaba con tranquilidad y sin prisa. Este resultado le venía de perlas a los rojiblancos, ya que jugar contra un equipo italiano te obliga a estar atento y no perder ningún detalle.

A la Lazio se le empezaba a acabar el tiempo y el cansancio estaba empezando a hacer mella en los jugadores. Pero, en la última jugada del partido, el guardameta Provedel, como lo oyen, anotó el gol del empate para darle una ligera alegría a sus aficionados.