Bayern Múnich 2-2 Real Madrid
El Real Madrid saca un empate de Múnich y deja toda la emoción para el partido de vuelta
Dos goles de Vinicius, uno de ellos de penalti, rescatan un empate para el Real Madrid en un encuentro donde fue inferior pero siempre compitió
Quién es Jeremy de León, el canterano ´talismán´ que viaja con el Real Madrid en Champions pese a no ir convocado
El Bayern Múnich sería el Real Madrid si el Real Madrid no existiera. Pero existe. La Champions League volvió a enfrentar a los dos clubes que más tiempo llevan siendo grandes para firmar otra eliminatoria de las que duelen en el alma y también en la piel. A falta de la resolución en el Santiago Bernanéu la semana que viene, el Real Madrid sumó otro valioso resultado para acercarse a ese disparate que solo en ellos alberga sentido: La Decimoquinta.
Thomas Tuchel, entrenador del Bayern, se refirió en la previa al Real Madrid como el equipo ´de la imprevisibilidad´. «Sus goles no los ves venir» dijo. Y así fue. Los locales salieron mejor, golpeaban sin parar, se sentían superiores... y de repente Kroos se inventó uno de esos pases que solo él sabe dar para dejar a Vinicius ante Neuer e iluminar el camino. Sin embargo, una gran modificación del propio Tuchel en el paso por vestuarios cambió el partido y le dio la ventaja a los alemanes antes de que Vinicius lo dejara todo tal como empezó. Queda el Bernabéu y allí, como hace diez años, arderán los árboles.
El envite arrancó con la decisión de Carlo Ancelotti de protegerse por dentro ante Jamal Musiala, la perla del Bayern y el hombre al que Tuchel ha entregado su equipo. Para ello, el técnico italiano apostó por mantener a Tchouaméni en su mejor puesto, mandando al francés, presuntamente, como un perro de presa contra el joven alemán, prescindiendo de Camavinga y apostando por Nacho en el centro de la defensa. Sabiendo de esto de antemano, respondió y sorprendió el Bayern de inicio mandando a Musiala a la banda derecha, su menos natural, evitando su duelo con Tchouaméni.
Esto derivó en un fulgurante inicio teutón, dañando tanto en ataque posicional, encontrando a Musiala y Sané, como en transición, con el delantero inglés Harry Kane lanzando a sus rapidísimos compañeros. El Real Madrid quería ponerle calma el partido y juntar pases por dentro, pero el ambiente lo engullía todo y cada pérdida acababa en disparo alemán. Ni siquiera Kroos, adalid de la calma, era capaz de bajarle revoluciones al atronador sonido del Allianz Arena.
Pero la desventaja, la aparente inferioridad, los jugadores del Real Madrid sabían que solo era relativa. Que en el duelo entre Vinicius (de nuevo delantero) y el surcoreano Kim estaba la puerta abierta. Que era cuestión de paciencia. Kroos fue entrando en el partido, le fue quitando altura al rival, y Vinicius hizo caer a su marca en una trampa básica, la habitual puerta atrás, para pillarle la espalda. El alemán lo vio y el brasileño resolvió. Kroos es un heredero de la estirpe más noble de la Champions. Él solito frenó el enérgico inicio rival a partir de sacar la batuta e instalar el ritmo al que solo él sabe bailar.
Tras los minutos de descontrol habituales tras un gol, el Real Madrid decidió dar un paso atrás, replegarse cerca de su área, y buscar dañar a la contra. Ese momento del partido, tan visto en Manchester, donde el Real Madrid no domina el balón pero sí controla el partido.
Necesitando de una solución, decidió intervenir Tuchel al descanso, metiendo al creativo portugués Raphael Guerreiro por dentro, buscando el criterio del que habían carecido, y cambiándoles las bandas a Sané y Musiala, devolviéndoles a sus lugares más habituales. Y eso iba a ser el detonante de una estampida que el Real Madrid no logró contener.
Primero llegó por la banda derecha. Al Real Madrid le costó la basculación, Mendy no tuvo ayudas para defender a Sané y el alemán resolvió con un violento disparo al palo corto, de los que resuenan en el ambiente, ante el que Lunin no pudo hacer nada. Escasos segundos después, en la otra banda, el finísimo Musiala engañó a Lucas Vázquez. Penalti y gol de Harry Kane. En la Champions es más importante cuánto logras detener en las fases de dominio rival que lo que logras dañar en las de superioridad propia.
Necesitando cambiar cosas, Ancelotti reformuló el dibujo. De 4-4-2 a 4-3-3. Tchouaméni mediocentro, Valverde y Kroos interiores, Rodrygo en la derecha, Vinicius pasando a la izquierda y Bellingham de ´9´. Minutos después, el italiano radicalizó su propuesta bajando a Tchouaméni a la zaga, colocando a Kroos de mediocentro y dando entrada a Eduardo Camavinga. Esto, que fue un ajuste pensando en el ataque, acabó por desnudar al equipo en defensa. La zona de Musiala se desprotegió y la bestia se desató, inclinando constantemente el campo hacia la portería de Lunin y esperanzando a los miles de aficionados alemanes presentes en el estadio.
Con un cuarto de hora restando en el crono, tomó una decisión Ancelotti tan arriesgada como discutible, Sustituyó a Kroos, claramente el mejor jugador de los blancos en el encuentro, para confiar en la veteranía de Modric y la elasticidad de Brahim.
Allí, con la arena del reloj agotándose, el Real Madrid volvió a identificar en el central surcoreano Kim Min-jae al claro punto débil del Bayern y fueron a la yugular. Primero Vinicius, igual que en el primer gol, le encontró la espalda pero se encontró con Neuer. En la siguiente, Rodrygo le superó y fue derribado en el área. Vinicius no titubeó desde el punto de penalti.
Fue un partido precioso, acorde a la historia y la grandeza que se les presupone a estos dos clubes. Ambos tuvieron sus momentos y castigaron en sus fases de dominio. La eliminatoria se encuentra más viva que nunca. El Bayern Múnich sería el Real Madrid si el Real Madrid no existiera. Pero existe.
Ficha técnica
Real Madrid: Lunin; Lucas Vázquez, Rüdiger, Nacho (Camavinga, 64´), Mendy; Valverde, Tchouaméni, Kroos (Modric, 75´), Rodrygo (Joselu, 86´); Bellingham (Brahim, 75´), Vinicius
Goles: 0-1 Vinicius (24´); 1-1 Sané (53´); 2-1 Kane (57´); 2-2 Vinicius (83´)