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La ya característica celebración de Jude Bellingham, con Carvajal detrás

La ya característica celebración de Jude Bellingham, con Carvajal detrásEFE

Jude Bellingham, una temporada de muchas certezas y alguna duda que desemboca en el partido de su vida

Hace poco más de un año, Jude Bellingham estuvo presente desde el banquillo, que unas molestias le impidieron jugar, en un partido ya considerado negro para la historia del Borussia Dortmund. Una victoria les daba la Bundesliga, un hito histórico, pero no lograron pasar del empate ante un Mainz que no se jugaba nada y dejaron pasar la oportunidad de ser campeones, algo que se acabó proclamando el Bayern Múnich.

Bellingham, roto tras esa decepción, lamentó el no haber estado presente en el que era el partido más importante de su joven carrera. Pero como la vida, si eres paciente, te premia con segundas oportunidades, Jude se presenta 12 meses después en Wembley, el estadio central de su país natal, con el objetivo de levantar una Champions League ante su ex equipo.

Entre medias, un año para el recuerdo.

Buscando facilitar su desembarco en la capital de España, Carlo Ancelotti le construyó un sistema para él. Un rombo donde él era el vértice del mismo, se le abrían avenidas para explotar su llegada al área y sus compañeros atraían atrás o amenazaban por delante para que él siempre estuviese en tierra de nadie, destrozando a los rivales.

Este sistema, que tenía en Jude el principio y el fin de todas las cosas, Ancelotti entendió que debía reciclarlo para no limitarse, no ser un equipo para Bellingham sino uno con él. Desde ahí se entienden las decisiones del italiano, que probó distintos sistemas: un 4-4-2 con el inglés en la banda izquierda y una doble punta brasileña, un 4-3-3 con Jude como delantero centro y luego vuelta al 4-4-2 con Bellingham arriba junto a Vinicius y Rodrygo en la izquierda.

Jude Bellingham le dio el gol de la victoria al Real Madrid

Jude Bellingham celebra un gol con el Real MadridAFP

Estos cambios favorecieron enormemente a los dos brasileños, que multiplicaron su impacto, pero fue a costa de Bellingham. El inglés, también aquejado de unas lesiones, fue perdiendo importancia en el equipo, sus números se redujeron drásticamente y su importancia en los partidos descendió a mínimos.

A Bellingham le costó adaptarse a esa realidad. Más allá de posiciones, lo que importa es el rol y la altura de sus intervenciones. Y uno tenía la sensación, viendo a ese Bellingham, que partía desde muy arriba. Que en vez de llegar, ya estaba. Que perdió el factor sorpresa y, como consecuencia, su intimidación.

Pero en los últimos partidos, con la Liga ya decidida, Ancelotti los ha utilizado para intentar encontrar una solución a ese problema, que en realidad no ha sido otra cosa que una marcha atrás. Bellingham está volviendo a ocupar la banda izquierda en fase defensiva, liberando a Rodrygo, mientras que con balón está encontrando una complementariedad y retroalimentación con Vinicius que no se había visto antes.

Se intercambian constantemente zonas y alturas en el campo, se relacionan bien jugando en espacios reducidos, combinan a alta velocidad y ambos pueden hacer distintas cosas según lo que demande el encuentro. Así, con Vinicius tendiendo a abrirse para recibir, Jude está volviendo a encontrar espacios para llegar al área y sumar cifras. Ha anotado tres goles en sus cinco últimos partidos, después de la sequía que vivió con anterioridad (cero goles en seis encuentros).

A falta de saber qué hará Ancelotti en Wembley, encontrar una formación que potencie a Bellingham, que le permita recibir por dentro para conducir y llegar al área para anotar. Un año después del trago más amargo de su carrera, el jugador de 20 años espera redimirse y encumbrar lo que ha sido la mejor temporada de su vida. La vida siempre te da segundas oportunidades, aunque esta vez se enfrente a los que hace un año lloraban a su lado.

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