El Real Madrid vive una de sus peores noches en Europa y encaja una derrota merecida ante el Lille

Hay días en los que las cosas no salen como uno desea, pero cuando el equipo rival es claro merecedor del encuentro, no hay excusa que valga. Toca aceptarlo. No pasa absolutamente nada. Y eso fue lo que le pasó al Real Madrid en Lille. Los de Ancelotti fueron incapaces de imponer su superioridad y cayeron con justicia ante un gran equipo francés (1-0).

El Stade Pierre-Mauroy presentó sus mejores galas para recibir al rey de Europa y para presenciar un duelo inédito hasta la fecha. No todos los días se puede ver un Lille vs Real Madrid en la máxima competición continental. El de este miércoles era uno de esos días festivos en la región de Alta Francia. Nadie se quería perder este partidazo. Y los aficionados del conjunto galo recibieron a los madridistas con un tifo en uno de los fondos en los que se podía leer Nous sommes tes enfants (Somos tus hijos).

El Real Madrid saltó al césped del Pierre-Mauroy envuelto bajo una humareda generada por el encendido de bengalas desde la grada. Lo que no sabían los aficionados del Lille es que ese tipo de cosas no son suficientes para asustar al equipo de Ancelotti, que se ha visto en escenarios mucho más intimidantes.

El conjunto blanco se hizo con el control del duelo desde el principio y la idea del Lille era esperar atrás para arrebatarle el cuero a los madridistas, para poder lanzar las contras y para aprovechar la vigorosidad del talentoso Zhegrova. El kosovar es uno de los grandes argumentos ofensivos del equipo entrenado por Bruno Génesio, uno de los técnicos más míticos del fútbol francés.

El ritmo de partido era altísimo y el Lille estaba mostrando un atrevimiento que gustó (y mucho) al Pierre-Mauroy. La afición dogue (mastín en francés) estaba disfrutando con el juego de su equipo. Mientras tanto, el Madrid seguía a lo suyo. Había que aguantar el tipo. El ritmo de los galos no iba a durar todo el encuentro. Pero el equipo blanco sabía que tenía que dar un paso al frente para adelantarse en el marcador.

Los de Ancelotti necesitaban buscar a Jude Bellingham para generar espacios. Al centrocampista inglés se le veía algo ausente. A fin de cuentas, cuando el partido se encuentra en ese punto de no saber qué hacer, es cuando deben de aparecer los grandes futbolistas. El de Stourbridge lo es. Y lo del '5' madridista era aplicable a Vinicius, Fede Valverde y compañía.

Y antes de llegar al descanso, el Lille encontró el premio del gol. Una mano imprudente de Camavinga dentro del área hizo que el VAR le dijera a Mariani que esa acción tenía que ser sancionable. Y eso fue lo que pasó. Penalti a favor de los franceses. Y golazo de Jonathan David por toda la escuadra. El fútbol fue justo con los franceses, que habían sido claramente superiores en el primer acto.

Reacción obligada

La primera parte del Real Madrid había estado muy lejos de lo que se esperaba del rey de Europa y sabían que había que reaccionar cuanto antes para evitar males mayores. La cosa es que el Lille estaba jugando muy bien y no iba a ser fácil parar el ímpetu de los franceses.

Para remontar, el Madrid tenía que arriesgar. No le quedaba otra si quería irse de Lille con un valioso botín. Ancelotti se dio cuenta de los defectos de su equipo y sacó al campo a Mbappé y a Modric para darle aire fresco a los madridistas. Pero el Lille no iba a dar su brazo a torcer. El Real se tenía que ganar el triunfo. La Champions no es como la Liga. El nivel de exigencia en suelo europeo es mayor.

Este miércoles era uno de esos días en los que al Madrid no le salía nada. El tiempo se le empezaba a acabar y a los blancos les tocaba jugar contra el reloj. No tenían otra opción. El problema es que no estaban llegando con peligro a la portería de Lucas Chevalier. Y así era imposible ganar o sacar cosas positivas.

El Madrid se empezó a desquiciar y eso le llevó a ver varias tarjetas amarillas. El nerviosismo se apoderó de los jugadores blancos y eran incapaces de dar dos pases seguidos. El partido de los de Ancelotti estaba siendo muy malo y cuando se vieron con el agua en el cuello intentaron reaccionar para, al menos, sacar algo 'positivo' de una de sus peores noches en Europa. Pero no hubo manera. El Madrid estaba negado de cara a puerta. Chevalier estaba jugando el partido de su vida. Y no hubo tiempo para más. Derrota clara y fiesta total en Lille.