Bellingham es un ciclón y da otra victoria al Real Madrid en Liga

En España también se juega al fútbol. No todo es Rubiales. Y ahora mismo en nuestra Liga si alguien juega y bien al fútbol ese es Jude Bellingham. Qué jugador es el inglés, qué futbolista de época ha fichado el Real Madrid. Tres partidos, cuatro goles. Tres partidos, tres victorias suyas.

La tercera ha sido ante el Celta en Vigo (0-1). Y ha vuelto a ser por una aparición de Bellingham, que cuando el Madrid se estaba quedando dormido en un partido difícil puso su cabeza para hacer el pleno de victorias: nueve puntos y a hablar de fútbol, que falta hace con tanto escándalo en la Federación.

No ha sido fácil la victoria del Madrid en Vigo. Dos goles anulados, polémica arbitral, penalti fallado por Rodrygo, cabreos de Ancelotti... Todo eso al final quedará oculto por el cabezazo de Bellingham, un futbolista que ilusiona al madridismo. Marca de todas formas y no se encuentra en la historia reciente de la Liga un debutante con tanto ángel, con una participación tan decisiva.

El partido del centenario del Celta arrancó con un enorme arreón del cuadro gallego, que se enchufó de tal manera que hasta marcó gol en el minuto tres, pero el árbitro tuvo que ir al VAR a revisarlo para anularlo. Había sido un buen disparo de Fran Beltrán que había desviado Larsen, pero antes de todo el propio Larsen tocó, molestó y agarró a Kepa. Y ya se sabe, el portero en área pequeña... Anulado el gol y bronca en Balaídos.

Al Celta le desenchufó Vinicius, que empezó a correr la banda y comenzó a dar un recital de fútbol con jugadas deliciosas. Poco tiempo se pudo disfrutar del brasileño, ya que en una de esas carreras notó molestias físicas y al banquillo. Otro futbolista lesionado en este calendario infernal. Y este sí que es una perdida enorme para el espectáculo.

Sin Vinicius la primera parte se durmió, el Madrid dominó con balón, pero ambos equipos tuvieron sus oportunidades. Rodrygo, casi sin querer, complicó la portería viguesa. Bamba, como respuesta, mandó un balón a lamer el palo ante la mirada de Kepa, debutante en estas cosas del Madrid. Antes del descanso marcó Joselu (sustituto de Vinicius), pero sus dos metros por delante del último defensa le condenaban: pocos fueras de juego tan claros como ese.

Ancelotti comía chicle con más intensidad que de costumbre y las cámaras le pillaron dando broncas a uno y otro lado con ese gesto tan típico de los italianos. Ya saben, el de la mano así apretadita como pellizcándose los dedos. Todo eso lo veía C. Tangana en la grada, disfrutando de la obra que hizo en forma de himno del Celta.

Rodrygo falla un penalti

Pasada la media hora apareció Valverde desde el punto de penalti y tres o cuatro centímetros quisieron que no fuera gol. Fue justo cuando Ancelotti movió banquillo y salieron Kroos y Modric, leyendas a las que este año les toca estar más minutos juntos fuera que dentro.

Lo que vino después fue un penalti en el que Villar arrolló a Rodrygo, pero que el fútbol demostró que los penaltis no son goles, que hay que marcarlos. Y Rodrygo lo falló. O mejor dicho: se lo paró muy bien Villar. Paradón.

Pero este Madrid tiene a Bellingham. Es un portento, es un pedazo de jugador. Es el futbolista del momento en Europa. En un saque de esquina de Kroos peinado por Joselu apareció el ingles con un gran remate de cabeza. Y gol. El cuarto de Jude en tres partidos. Es la ilusión, el éxito, la buena racha, la victoria. Todo lo es Bellingham en el Madrid.

Y eso que el gol llegó cuando el equipo blanco –de negro en Vigo– se estaba quedando dormido. Lo levantó el inglés. Y en los 15 minutos que quedaron poco pasó, que es lo mejor que le podía pasar al equipo de Ancelotti, que vivió con especial intensidad este tercer duelo de Liga. Tres de tres, todos a domicilio. La próxima semana regresan al Bernabéu.