El Real Madrid se deja dos puntos en Sevilla desquiciado por el arbitraje de De Burgos Bengoetxea

El Real Madrid se ha dejado dos puntos en Sevilla (1-1) en un vibrante partido de fútbol marcado por el desquiciante arbitraje de De Burgos Bengoetxea, que con sus decisiones –especialmente en la primera parte– influenciaron en un empate que supone el segundo tropiezo del equipo de Ancelotti en lo que va de temporada aunque pase lo que pase (salvo que el Girona gane al Almería por siete goles de diferencia) seguirá siendo líder de la Liga esta jornada.

En el reencuentro de Sergio Ramos con 'su' Real Madrid (gran partido del camero, seguro en defensa, peligroso en ataque), la tensión en el Pizjuán fue total. Y no es esto noticia porque un Sevilla-Real Madrid cómo no va a tener tensión. El problema es que esta vez el colegiado del partido, De Burgos Bengoetxea, contribuyó a todo ello con un arbitraje lamentable, desquiciante e impropio no ya de Primera División sino de cualquier encuentro de fútbol profesional. El empate, eso sí, fue justo.

El partido arrancó con un gol de Fede Valverde que se celebró hasta que en el VAR dijeron que Bellingham, en la misma jugada, tenía medio pie adelantado. Fue eso, medio pie, una ventaja sobre el defensor que no es tal porque son como mucho cinco centímetros. La jugada fue rara, con rebotes, con una asistencia de Bellingham a Valverde. Desde el VAR señalaron fuera de juego y para justificarlo después mostraron unas líneas en las que no se ve nada, únicamente para hacer ver que ahí había fuera de juego. Si lo era, que no está claro, fue por medio pie.

No tenía culpa ninguna De Burgos Bengoetxea ahí. A él le vino eso desde el VAR, no sabemos si desde la sala principal, la de ayuda o alguna que en unos años se descubra. El arbitraje español, entre Negreira y su pésimo nivel, está tan desacreditado que ya no sorprenderá algún escándalo más. Y Medina Cantalejo sigue en el cargo, callado, huyendo hasta de registros de la Guardia Civil. Que panorama más triste.

Sí tuvo De Burgos Bengoetxea culpa –y mucha– en otro gol anulado al Madrid, cuatro minutos después del primero. Rüdiger hizo falta sobre Ocampos, pero el colegiado le dijo que era nada, que se levantara. Por cosas que no sabemos (ni sabremos, porque los árbitros no explican absolutamente nada) el árbitro cambió su decisión justo cuando el Real Madrid comenzaba la contra. Los jugadores (de los dos equipos) no se enteraron, siguieron peleando y marcó Bellingham. Hasta lo celebró el inglés, pero el árbitro estaba a lo suyo, desesperando a todos. Gol anulado por obra y gracia de De Burgos.

Con Vinicius mareando a Navas en la banda, el Sevilla se recuperó del mal arranque y empezó a apretar. Ocampos dirigió el arreón andaluz. Carvajal sacó bajo palos un disparo de Rakitic y Kepa le paró a Ocampos un buen remate. Sow, solo en el área, rozó el palo. A la vez Sergio Ramos se las tenía tiesas con Rüdiger. El camero llegó a agarrar los mofletes del hombre que hoy está en el puesto que él tuvo 16 años.

Fútbol de quilates no había. No se podía. Los jugadores no quería, pero el colegiado no lo dejaba. Fue desquiciante para el espectador y para los jugadores. De Burgos Bengoetxea no lee bien el juego, va de lado a lado sin interpretar lo que ocurre y la mayoría de sus decisiones son equivocadas. Es además el perfil de árbitro que saca de quicios a los jugadores porque se equivoca en cosas sencillísimas, como que Sergio Ramos saque un balón (es decir, gol) en la línea de gol y para él eso sea saque de puerta y no córner. Lo pitaba todo tarde y mal. A Vinicius le hizo Navas un penalti antes del descanso y miró para otro lado. Fue un despropósito total de arbitraje.

Ya en la segunda parte a Rodrygo le siguió fallando el disparo, eso que empieza a preocupar en esta temporada. No es capaz de marcar el brasileño. Ancelotti movió el banquillo y lo que vino después fue el gol del Sevilla. No merecía este castigo el Madrid, quizá tampoco la victoria, pero un centro se coló en el corazón del área, donde En-Nesyri se adelantó a Alaba. La desgracia para el austríaco es que el balón le golpeó a él, se fue a su portería y al pobre Kepa le golpeó en la cabeza (no lo vio) y se metió dentro.

El Real Madrid reaccionó de la mejor manera y Carvajal, que está en un estado de forma brillante, marcó un gol salvador. Sacó una falta lateral Kroos y el capitán marcó de cabeza, algo muy sorprendente en él. 1-1 en el Pizjuán y partido vibrante: Serio Ramos rozó el 2-1 con un gran cabezazo para el que se lució Kepa.

Llegó entonces la tangana cuando Nyland, portero del Sevilla, se inventó que Vinicius le había dado un empujón (le tocó un poco y gracias) y se pelearon todos. Amarillas para cada lado y Ancelotti al borde de la expulsión al estar también desquiciado por el arbitraje. Pocas veces se ve al técnico italiano así, pero la ocasión lo merecía. Al final, empate justo en el Pizjuán. Lástima que un gran partido de fútbol tenga tanto protagonismo por un mal árbitro.