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Gündogan, en el clásico Barcelona-Real Madrid de este sábadoEFE

Gündogan abre un conflicto en el Barça al acusar a sus compañeros de falta de «enfado» tras perder el clásico

Ilkay Gündogan juega ahora en el Barcelona pero viene de ganarlo todo con el Manchester City. Antes del verano fue, entre otras cosas, campeón de Champions. El futbolista alemán viene de la exigencia de Guardiola, pero ya es un jugador veterano –tiene 33 años– que ha visto de todo en el fútbol. De todo... excepto cómo sentó en el propio Barça la derrota en el clásico ante el Real Madrid.

De forma tranquila, Gündogan dio un importante tirón de orejas a sus compañeros por la forma en la que afrontaron una derrota como esta, que debe ser la más dolorosa de cualquier jugador del Barça. Sin embargo, el alemán no vio eso en el vestuario y así lo hizo saber tras el partido.

Con un discurso tranquilo, Gündogan contrapuso su mentalidad ganadora con la vertiente contraria que vio en sus propios compañeros. Y así, de forma tranquila, hizo un discurso durísimo que refleja cómo es el vestuario del Barça en la actualidad, algo que él no soporta: «Estaba en el vestuario y obviamente la gente está disgustada, pero después de un partido tan importante y un resultado así de injusto me gustaría ver más frustración, enfado y decepción».

Las declaraciones de Gündogan abren una brecha en el vestuario culé porque están quienes no aceptan perder y estar tan tranquilos –el propio Gündogan– y los que, a tenor de lo dicho por el alemán, se lo tomaron como una derrota cualquiera. «Tienen que aflorar más emociones cuando pierdes y cuando sabes que puedes hacerlo mejor en ciertas situaciones y no reaccionas», añadió el futbolista.

Carvajal, Gündogan y Kepa en el Barcelona-Real MadridEFE

«No vine aquí para perder este tipo de partidos así ni permitir que se abran estas brechas. Yo también tengo responsabilidad como jugador veterano para no permitir que pasen estas cosas. Tenemos que ser más resistentes», continuó Gündogan minutos después del clásico, pero ya más en frío y de forma tranquila. No fue esto fruto de un calentón tras la derrota, fue un discurso bien preparado.

Estas palabras reflejan a la perfección la diferencia entre el vestuario culé, con futbolistas que no tienen «frustración, enfado y decepción» tras perder contra el Real Madrid (y más de la forma en la que fue, con gol en el último minuto), y otros vestuarios, como el del Manchester City, del que procede Gündogan y donde la exigencia es otra cosa bien distinta a la que tiene Xavi en el FC Barcelona.