La diferencia de discurso entre Ancelotti y Xavi sobre la presión: gasolina para seguir o motivo para dejarlo
El entrenador del Real Madrid afirma que la presión es la gasolina que le hace seguir, algo radicalmente distinto a las palabras de Xavi
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Ser entrenador, como cualquier trabajo, desgasta. Y ser entrenador de un equipo de la élite, donde los resultados afectan a miles de personas y el escarmiento público es mayor, desgasta todavía más. Es irremediable. Lo que distingue aquí a los entrenadores es su respuesta al desgaste, su manera de lidiar con el ruido exterior y crecerse, y no empequeñecerse, ante él.
En la rueda de prensa previa al encuentro ante el Getafe, el entrenador del Real Madrid, Carlo Ancelotti, fue preguntado por la presión y el desgaste de entrenar en la élite, a raíz de las palabras de Xavi días antes. El entrenador italiano es la primera persona que se te vendría a la cabeza cuando piensas en longevidad entrenando en la élite: lleva más de medio siglo dirigiendo, habiendo pasado por Juventus, Milan, Chelsea, PSG, Real Madrid en dos ocasiones, Bayern Múnich o Nápoles entre otros equipos. Comenzó su andadura como entrenador en 1995 y ahora, casi tres décadas después, ahí sigue.
«Sólo quiero decir una cosa y no quiero comparaciones. Tenemos un trabajo fantástico, con presión, lo cual es normal. Y yo respeto a todos, sus palabras y pensamientos. Sea Xavi o cualquier otro. Donde más presión sentí fue al principio de mi carrera, en Segunda de Italia. Ahí me costaba mucho manejar el estrés, hasta el punto de decirle a un asistente que no iba a llegar al 2000. ¡Y aquí estamos, en el 2024! Sigo. Poco a poco te acostumbras y entiendes que la presión es la gasolina para hacer mejor tu trabajo».
Con el habitual carácter señorial que le corresponde, Carlo dio la clave de cómo entiende su trabajo: la presión es la gasolina. Es decir, se fortalece de ella, la usa como motivo para seguir. Cuando Xavi Hernández anunció su decisión de abandonar el Barcelona a final de temporada el pasado sábado, tras el encuentro ante el Villarreal, gran parte de su discurso se centró en la presión incuantificable a la que se enfrentan los entrenadores del Barcelona.
«Es cruel y desagradable. Te hacen sentir que no vales a diario. Ya me lo dijo Pep, Valverde, vi sufrir a Luis Enrique... tenemos un problema en cuanto a la exigencia. No se disfruta... te juegas la vida en cada momento. Es cruel» reafirmaba el, todavía, entrenador culé. Incluso Guardiola salió en su defensa afirmando que: «La presión que sientes en Barcelona no es comparable a la de ningún otro sitio».
«No se valora bien nuestro trabajo. Vinimos aquí en uno de los momentos más difíciles», se quejó Xavi, que añadió que «esto genera un desgaste y más en tu casa y tengo la sensación de que hagas lo que hagas no se valora».
«No es un tema de aguantar la presión, todo lo contrario, si llegamos en uno de los momentos más difíciles de la historia del club. Creo que nunca se valorará nuestro trabajo y por eso prefiero no continuar», repitió también Xavi, que ha llegado a decir que ser entrenador del Barcelona le ha «generado» un «desgaste» que «no compensa».
La comparación es, por tanto, inevitable. Ancelotti nunca ha presentado problemas de presión, pese a dirigir a algunos de los clubes más importantes. Clubes que, por más que digan Xavi o Guardiola lo contrario, tienen igual o más presión que el Barcelona. Ganar es la prioridad para todos, del Barça al Real Madrid, al Chelsea de Abramovich, Bayern Múnich, Juventus o el Milan de principios de siglo.
Xavi, por su parte, tras apenas unos pocos años en la élite, tras empezar su carrera en Qatar para precisamente alejarse del ruido, pondrá en los próximos meses fin a su etapa en el Barcelona. Una etapa donde se le ha permitido de todo, precisamente por ser quien es. Y es que, pese al innegable éxito de la liga pasada, una de gran mérito, pocos entrenadores no llamados Xavi habrían sobrevivido en el Barcelona a eliminaciones consecutivas en grupos de Champions y luego sin llegar ni siquiera a las semifinales de la Europa League. El caso reciente de Ernesto Valverde, destituido pese a ganar dos ligas, una Copa y unas semifinales de Champions, está todavía vivo en la memoria.
Lo importante en la vida no son los problemas que tienes, sino cómo te enfrentas a ellos.