Ray Zapata acabó séptimo en la final de suelo de gimnasia rítmica

Ray Zapata acabó séptimo en la final de suelo de gimnasia rítmicaGTRES

Los jueces dejan sin medalla el ejercicio de Zapata y provocan la indignación de los españoles: «Inexplicable»

El gimnasta Ray Zapata ocupó este sábado la séptima plaza en la final de suelo de los Juegos de París, la misma especialidad en la que logró la plata en Tokio 2020, tras presentar un ejercicio con una dificultad menos que en la ronda de clasificación, clavar todas sus series y sacar unos milímetros un pie en la diagonal final.

Zapata, que había sido tercero en la ronda de clasificación, obtuvo una nota de 14,333 puntos, en un concurso en el que el gimnasta filipino Carlos Yulo ganó la final con una puntuación de 15,000. Segundo acabó el israelí Artem Dolgopyat (14,966) y tercero el británico Jake Jarman (14,933).

La séptima posición conseguida por Zapata ha indignado a los aficionados españoles en las redes sociales. El gimnasta de Lanzarote hizo un gran ejercicio, pero a los jueces no les pareció para tanto y por eso le pusieron una puntuación tan baja. Los mensajes más repetidos en la red social X fueron los siguientes: «No entiendo la manera de calificar de los jueces»; «Menuda puntuación. Han sido muy críticos con el español»; «Pero si ha sido de locos»; «La puntuación no ha sido justa, no sé si le hubiese dado para medalla, pero alguna décima más seguro».

Tras un ciclo olímpico sin absolutamente ningún resultado sobresaliente, repartido entre el descanso, las lesiones y la preparación de otros aparatos para ayudar al equipo, llegó a París e hizo el tercer mejor suelo de la ronda previa. El gimnasta de Lanzarote confiaba en que los Juegos fueran, una vez más, su terreno.

De los 14,600 del primer día pasó al 14,333, tras unos minutos interminables en los que los jueces analizaron si había pisado fuera del tapiz en la diagonal final. Consideraron que lo había hecho y le penalizaron con 0,1, aunque fuera por muy poco. Su ejercicio presentó una dificultad de 6,2, una décima menos que en la ronda de clasificación, y la ejecución final fue de 8,233.

Zapata tiene motivos para sentirse orgulloso. Llegó a París con ganas de vivir la que iba a ser probablemente su última experiencia porque con 31 años no le quedaba demasiado en lo físico. Dependerá de él si quiere vivir otro ciclo olímpico (ya ha disputado tres) o si prefiere retirarse con una medalla de plata que ya no le va a quitar nadie.

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