Carlos Alcaraz se enfrenta este domingo a Djokovic en la final olímpica de tenisAFP

Alcaraz y lo que puede aprender de un superviviente del Titanic para derrotar a Djokovic

Todas las miradas puestas hoy en Roland Garros para la final Alcaraz-Djokovic. El tenis en la capital francesa suma y sigue en grandes historias, pero ninguna como la de Richard Norris Williams

La vida de Richard Norris Williams podría haber terminado la noche del 14 de abril de 1912 como la de tantos pasajeros del Titanic, incluida la de su propio padre, Charles Duane Williams, descendiente directo de Benjamin Franklin y uno de los fundadores de la federación internacional de tenis.

Su pasión por este deporte se la inculcó desde pequeño a su hijo, al que no pudo ver convertido en campeón olímpico en París doce años después.

Una escena de lo que ocurrió esa noche entre los fiordos, protagonizada por el joven Richard, inspiró a James Cameron para su película Titanic.

En un pasillo de primera clase, el joven norteamericano escucha los gritos de auxilio de un pasajero atrapado en su cabina, por lo que derriba la puerta y libera al hombre.

Como felicitación, un trabajador del barco amenaza con denunciar a Williams a la compañía naval White Star Line, propietaria del trasatlántico por los daños causado al barco. Divertida ironía.

Lo que no fue en absoluto divertido para Richard Williams fue lo que ocurrió esa noche, en la que vio morir a su padre ante sus ojos antes de saltar del barco y sumergirse en el agua helada.

Durante horas se aferra a unos restos que flotan, hasta que llega el primer bote de rescate, pero había pasado largas horas y ya tenía graves síntomas de congelación en las piernas.

El médico del RMS Carpathia, que acude al rescate de los pocos supervivientes, recomienda la inmediata amputación, a lo que se niega Norris categóricamente, pese a ser informado del riesgo de gangrena.

Para recuperar la sensación y el control de sus piernas, cada dos horas recorre el pontón, lleno de terribles dolores y demostrando una enorme convicción, y ayudado por su buena forma física gracias a la práctica del tenis, consigue andar a buen paso y que la sangre circule. El 18 de abril desembarcó en Nueva York y sale del Carpathia de pie sobre sus dos piernas.

Graduado en Harvard, nunca dejó la práctica deportiva, ganó dos veces Wimbledon y fue capitán de la Copa Davis, pese al dolor que acusa cuando los partidos se prolongan.

Sirvió en el ejército de los Estados Unidos durante la Primera Guerra Mundial combatiendo en Francia y recibió la Legión de Honor.

Su regreso al país galo tras la contienda fue mucho más feliz. El 21 de julio de 1924 participó en los Juegos Olímpicos de París y se distinguió en dobles mixtos.

Él y su compañera, la campeona Hazel Hotchkiss Wightman, se hicieron con el oro en un partido a la altura de los avatares de su vida. Tenía un tobillo torcido y dolores en las piernas y le sugirió a su compañera de dobles, Hazel Wightman, abandonar el juego. «Ella me dijo que me quedara en la red y que ella correría todo lo que hiciera falta».

Que Djokovic tenga que correr

«Ojalá tenga mucho que correr hoy Djokovic y que veamos muchas dejadas de la mano maestra de Carlitos», comenta a El Debate Diego Martínez, quien compartió con el tenista español entrenamiento en Equelite, la academia de Ferrero en Alicante, donde entrena Alcaraz, y que seguirá el partido desde Dubai, donde trabaja, bandera española en mano.

Como muchos aficionados españoles, Ferrero se ha traslado a París para animar a uno de los olímpicos más queridos de la ciudad y que celebró su triunfo el pasado mes de junio en esta misma pista de Roland Garros.

Roland Garros se ha convertido ahora en complejo olímpico, pues en las dos anteriores Olimpiadas de París el tenis se disputó en otros emplazamientos.

En 1900 lo hizo en un complejo deportivo en una isla del Sena, la isla de Puteaux, cuna del tenis francés, y en 1924 se desarrolló en el estadio de Colombes, a unos 10 kilómetros de París, epicentro de los Juegos de ese año y donde ahora se celebra el hockey.

Diversas exposiciones sobre la historia de París que se celebran en paralelo a los juegos dan cuentan de este pasado olímpico.

Roland Garros, en realidad, nunca cogió una raqueta de tenis y lo único que tiene en común con el inolvidable campeón Richard Norris Williams es que ambos participaron en la Primera Guerra Mundial, si bien Garros con peor suerte, pues su avión fue abatido.

Considerado héroe nacional, fue precursor de un elemento que cambió el combate aéreo: desarrolló el primer caza monoplaza equipado con una ametralladora que dispara a través de la hélice.

Quien sí tuvo más que ver con el tenis fue Philippe-Chatrier, tenista francés que da nombre a la pista que hoy acoge la final en la que tantas veces ha sonado el himno de España y espero que vuelva a sonar hoy.

Un nombre a tener en cuenta especialmente en este día de partido histórico pues Philippe-Chatrier ayudó decisivamente a restaurar el tenis como un deporte olímpico en 1988.

El tenis fue deporte olímpico de 1896 a 1924, pero no volvería a figurar en unos Juegos hasta 64 años más tarde por diferentes razones, entre otras importantes desavenencias entre la Federación Internacional de Tenis, que precisamente impulsó el padre de Williams, y el COI, y que salvó el buen hacer de Philippe-Chatrier.

Las grandes batallas del tenis no solo se libran en hierba o en tierra batida. Las superficies más duras a veces son los despachos y los intereses contrapuestos de unos y otros.