Carolina Marín se marchó llorando tras caer lesionada

Carolina Marín se marchó llorando tras caer lesionadaAFP

Carolina Marín, la valiente que se repuso a la muerte de su padre y a dos roturas de ligamento

Carolina Marín es una leyenda. La medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Río 2016 no necesita otro metal para ser una de las grandes del deporte español. Ya lo es. Su lucha en París y todo lo que ha tenido que pasar para llegar a esta cita olímpica hacen que sea una de las protagonistas de los Juegos a pesar de marcharse sin medalla. Su lesión no puede empañar su superación de los últimos años.

La onubense apareció en el bádminton de la nada. Un deporte sin apenas tradición en Europa, y menos en España, no esperaba que una chica de Huelva fuese a ser la reina del juego. Más de 150 millones de asiáticos practican cada día bádminton y de repente una española se confirmó como mejor del mundo. Inesperado, pero el de Marín es un talento excepcional.

Carolina Marín, de 31 años, dominó con puño de hierro el circuito femenino de bádminton y no encontró rival. En una tabla en la que hay que bajar hasta la número 19 para encontrar otra europea, la danesa Line Hojmark Kjaersfeldt, la española se confirmó durante años como la mejor y no había nadie capaz de bajarla de la cima. Deportivamente parecía invencible, pero llegaron varios reveses a su vida.

En 2019, la española estaba en lo más alto como vigente campeona olímpica, mundial y europea y llegó el primer golpe a su carrera. La onubense sufrió una lesión del ligamento cruzado anterior en la rodilla derecha en la final del Masters de Indonesia de enero de 2019. Mazazo tremendo y una recuperación en la que necesitó 10 horas diarias de rehabilitación y ayuda psicológica para afrontarlo.

La pérdida de su padre

Al poco de recuperarse de esa primera lesión de ligamento cruzado, Carolina Marín perdió a su padre. Gonzalo Marín Pérez murió el 26 de julio de 2020, aunque falleció después de un largo periodo de lucha tras un accidente en el trabajo. El padre de la jugadora de bádminton sufrió un accidente y no pudo superar las consecuencias.

Durante ese tiempo, la gran campeona pasó muchos días junto a su progenitor y sólo participó en el prestigioso All England Open, disputado en marzo en Birmingham. Mucho tiempo parada y más sufrimiento para una jugadora que desde 2019 ha tenido que pasar por todo tipo de adversidades. «Han sido los peores meses de mi vida. No se los deseo ni a mi peor enemiga», dijo durante esta etapa.

Carolina Marín, junto a su padre

Carolina Marín, junto a su padreInstagram Carolina Marín

Después de esta época tan oscura en la vida de Carolina Marín, donde tuvo que pasar el duelo de la muerte de su padre y prepararse de nuevo para volver a la competición, llegó un nuevo revés para Marín. Otro nuevo contratiempo que a cualquier otra le habría hecho arrojar la toalla.

A menos de dos meses de los Juegos Olímpicos de Tokio (disputados en 2021) la onubense se rompió el ligamento de su otra rodilla. Una lesión que sucede en algunas ocasiones a los deportistas que se acaban de recuperar de su otra rodilla. El miedo a recaer y la nueva forma que tiene el cuerpo de moverse provocan esto a un 5 % de los deportistas. Por desgracia le tocó a Carolina y no pudo defender su oro olímpico.

Llegada a París

Aun con todo lo que le ha sucedido, Carolina Marín se negó a marcharse así del bádminton. La española, que ha dominado durante años este deporte, quería brindarse una última alegría a ella y a España y trabajó para llegar a París a un nivel alto. Lo consiguió y todo apuntaba a que pelearía por el oro ante la actual número 1, pero el destino volvió a ser cruel con ella.

A solo 11 puntos de plantarse en la final, la rodilla volvió a jugarle una mala pasada y se tuvo que retirar de un partido que tenía ganado. Lágrimas en sus ojos y en los de toda España, que no se lamenta de que no haya conseguido una medalla sino de su sufrimiento. No merecía acabar así. No merece que este sea el final de su carrera. Carolina volverá y es clara candidata a, si sigue en activo con 35 años, ser la abandera de España en Los Ángeles 2028.

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