La gran sorpresa del Mundial: Arabia Saudí humilla a la Argentina de Messi

Argentina lo tenía tan fácil para empezar que tropezó con sí misma. Arabia Saudí dio la gran sorpresa de este Mundial –y de muchos otros– y eso que llegaba con el cartel de ser, con permiso de Qatar, una de las peores selecciones de esta Copa del Mundo, un sparring perfecto para Messi y su tobillo renqueante. Se volvieron virales las imágenes de esa hinchazón y más de uno quiso que aquel fuera su tobillo. Porque el argentino de verdad no apoya a su selección, el argentino de verdad prefiere romperse una pierna a que lo haga Messi.

Dos minutos le bastaron a Messi para aparecer. Este es su Mundial, lo sabe él, lo saben sus compañeros, lo saben los aficionados, la prensa y hasta los asientos vacíos de los estadios. En esta Copa del Mundo no se cuelga el cartel de ‘no hay billetes’ ni para ver a la Albiceleste, aunque la FIFA se empeña en decir que hay 45.000 aficionados en un campo en el que entran 42.000.

El show del astro del PSG empezó pronto. En dos minutos ya probó al meta Al Owais y a los diez marcó, de penalti raruno, de esos que no se suelen pitar y menos con ayuda del VAR. En Qatar los agarrones se castigan como si fueran muestras afectuosas. Tras el primero pudo llegar el segundo, pero se puso en su contra el fuera de juego automático, ese que recuerda al metaverso de Los Simpsons.

Una vez que Argentina rompía la primera línea de presión se le abría un paraíso para correr. Messi marcó uno en velocidad y Lautaro otros dos, pero los tres en fuera de juego. El VAR evitó la goleada al descanso y los de Scaloni se marcharon al vestuario pensando que todo estaba hecho. Nada más lejos.

A los tres minutos Al-Shehri dio la sorpresa aprovechando la debilidad defensiva de Argentina. 1-1. Y cuando aún no se había repuesto la favorita llegó el segundo. Un derechazo de Al Dawsari directo a la escuadra de Emiliano Martínez, que no logró responder al trallazo. El gol del Mundial no lo podía marcar otro que un ‘10’, pero no era argentino. Arabia Saudí nunca había marcado dos goles en un Mundial a un equipo que no fuera africano; qué gol para hacer historia.

La cara de Scaloni en el banquillo lo decía todo. Se las veían muy felices en el debut, esto no lo veían venir. Arabia Saudí se creció con los goles y pensaba que podía hacer el tercero, mientras Messi perdía la conexión que había encontrado hasta ese momento con el Papu y con Lautaro. Había tiempo para recuperarse, pero nadie aparecía en Argentina. Solo Messi lo intentaba, con más ganas que acierto, y se daba una y otra vez con Al Owais bajo palos.

Arabia Saudí se vestía de Argentina. Cancheaba, hacía ese fútbol que tanto desespera a los rivales cuando la Albiceleste defiende un resultado ajustado. Pasaban los minutos y ya se podían jugar otros 45 que el empate no iba a llegar. Argentina se las veía muy felices en su debut y acabó siendo uno de los mayores cantazos de su historia. El partido empezaba a las siete de la mañana hora argentina. Demasiado pronto para enfadarse.