Crisis energética
La España vacía podría solucionar el precio de la luz
La duda está en si resolvería el problema a corto plazo o solo a medio plazo
La España Vacía, ese territorio que ocupa más de la mitad del mapa y en el que, si excluimos ciudades como Madrid o Zaragoza, vive el 10 % de los españoles, puede salvarnos del ascenso del precio de la luz, según apuntan los expertos consultados.
Sin embargo, los mismos expertos no coinciden en si esta salida puede ser efectiva a corto plazo o solo podría servir a medio plazo.
Todos señalan que, efectivamente, dentro de esa España de pantanos, sol y viento, que recorre la frontera con Portugal y sigue la costa española a unos cientos de kilómetros del mar por el interior peninsular, se genera gran parte de la electricidad consumida en esa otra España.
Y, sobre todo, se genera toda la electricidad que no depende del gas, lo que equivale a decir la procedente de fuentes renovables, aunque también la nuclear, que supone el 22 % de la producción de electricidad del país.
Según el Observatorio de Descarbonización Rural de CIDE (Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica), en 2020 el 88 % de la potencia instalada de origen verde en todo el territorio español está en zonas rurales.
Pero, más aún, lo cierto es que si aspiramos a una cierta autonomía energética, tendrá que ser en ese suelo vacío donde se instalen las plantas solares o eólicas del futuro, porque será necesaria una cantidad mayor de territorio del que requerían las térmicas.
El precio del gas
El Banco de España atribuía en agosto de 2021 la fuerte subida de los precios de la electricidad al encarecimiento de los derechos de emisión de CO2 (centrales térmicas) y al coste del gas que emplean las centrales de ciclo combinado y cogeneración (30 % de la generación de electricidad en nuestro país).
Unos meses más tarde, la subida persiste, y la causa más clara es el coste del gas. Así lo explica Rafael Alcalá, socio director de la consultora energética Trebol Energía.
«El sistema de fijación de precios actual provoca que todo el gas repercuta en todo el precio. Dada la dependencia del control de Rusia sobre buena parte del suministro, eso no es funcional», señala.
«Las renovables pueden jugar un papel importante a medio plazo, pero el actual ascenso del precio deriva del sistema de fijación del precio, que es europeo», añade.
Antoni LLorens, CEO de EnerHi, compañía especializada en fotovoltaica y eólica, considera que sí pueden ayudar a corto plazo.
«Si lanzas la idea de que en los próximos años habrá contingentes de energía renovable para paliar el precio del gas, lo lógico es que los precios tiendan a bajar. Hay que mandar señales de que habrá más oferta energética y más jugadores", explica.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2020-2030 establece que, para 2030, el 42 % de la energía proceda de renovables y el 72 % de la energía renovable sea de generación eléctrica. Para 2050 se supone que toda la energía debería ser renovable.
Pero, como explica LLorens, para instalar toda esa potencia, que requiere grandes plantas solares o de viento, hace falta mucho suelo. Y ese suelo está en la España vacía.
«Si ya hubiera habido una suficiente integración de renovables, eso habría corregido el alza de precios actual. La transición europea desde las térmicas ha sido hacia el gas. La diferencia de España es que no tenemos que sustituir térmica con gas. Podemos usar renovables», señala.
«Ahora bien, una fotovoltaica funciona la cuarta parte del tiempo de una térmica. Requiere muchas instalaciones. Hay sol, viento y territorio suficiente. Pero, ¿qué territorio? La España vaciada, donde hay tierra y no hay población. No puede ser en la costa o en las grandes ciudades», añade.
En la actualidad, según datos de Red Eléctrica Española para el año 2020, un 44 % de la generación de energía eléctrica en nuestro país procede de energías renovables, fundamentalmente un 21,8 %, eólica; un 12,2 % hidráulica; y un 6,1 %, solar fotovoltaica.
Pues bien: el 40 % de los parques eólicos está instalado en Castilla-La Mancha y, sobre todo, en Castilla y León (la densidad de población de esta última es unas tres veces menor que la media española, según datos de Eurostat).
Junto a ello, cabe recordar que las centrales hidroeléctricas más productivas de nuestro país se ubican, lógicamente, en la España de los pantanos, en las provincias de Salamanca y Cáceres, o en zonas interiores de Cataluña, Valencia o Aragón.
Al mismo tiempo, los grandes parques solares están situados cerca de esas grandes centrales hidroeléctricas del Tajo, en Trujillo (Cáceres) o Don Álvaro (Badajoz), y también en Puertollano (Ciudad Real), o en zonas rurales de Cuenca, así como en el interior de Sevilla o Murcia.
La alternativa nuclear
Hay quien apunta a la energía nuclear como el necesario apoyo a corto plazo para las renovables, cuyas posibilidades de almacenamiento son limitadas.
J.Guillermo Sánchez León, profesor de matemáticas en la Universidad de Salamanca y vinculado en el pasado con ENUSA, empresa pública especializada en Seguridad Nuclear y Protección Radiológica, recuerda que la influencia de las renovables en el precio de la luz es variable.
«En España hay instalada en renovables más del doble de la energía que se gasta en el momento del máximo consumo. Supuestamente podríamos abastecernos, pero hay muchos momentos, más de mil horas al año, en que se necesita otra fuente. Básicamente tienes que disponer de medios con los que hacer frente a una demanda alta cuando, por ejemplo, no llueve y no hay viento. De noche no hace sol, por ahora», explica.
Lo cierto es que Almaraz y Trillo, Ascó o Cofrentes, están también allí, en la misma frontera con Portugal o en el interior de Tarragona o Valencia. En la España vacía.