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Ursula von der Leyen y Pedro Sánchez, en una imagen de archivoFernando Calvo (La Moncloa)

Los fondos europeos llegan,¿pero a dónde irán?

La gran mayoría de los que quieren optar al dinero de Europa sigue desconociendo cómo obtenerlo

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció con bombo y platillo el 3 de diciembre que España recibiría en breve 10.000 millones de los fondos europeos. Parecía que anunciaba el Gordo de Navidad y que, como siempre, no se sabía a quién le tocaba. Tampoco en España se sabe muy bien de momento a quién tocan estos fondos y cómo se accede a ellos.

La noticia sobre el inicio del reparto de fondos desde Bruselas no es tan noticia. Desde julio se sabía que iban a ser concedidos. Los fondos Next Generation se aprobaron el verano pasado. También se sabía que a España le corresponderían hasta 70.000 millones si hace las cosas bien, y que esos fondos no van a tener que devolverse ni van a computar como déficit ni como deuda. 

Con la llegada de los 10.000 millones, España ya habrá recibido 19.000. Los primeros 9.000 se desembolsaron el 17 de agosto. Se daban a todo país al que habían aprobado el plan para compensar los gastos que ya habían tenido por la pandemia: compra de material sanitario, entre otras cosas. Los desembolsos se realizan según se cumplan los hitos previstos por la Comisión Europea. España ha sido el primero en cumplirlos y será el primero en recibir el dinero. 

Según los expertos, este primer desembolso era el más fácil de cumplir. En Europa ya se decía en julio que España no tendría problemas para lograrlo, gracias a su aprobación de leyes relacionadas con el cambio climático, digitalización de pymes, apoyo a la renta básica... Tras este primer desembolso, vienen los más difíciles. El siguiente está previsto en primavera y los hitos que habría que cumplir tienen que ver con cuestiones como la reforma laboral, que el Gobierno asegura que cumplirá antes de que acabe el año. 

¿10.000 millones antes de final de año?

La idea es que los 10.000 millones lleguen antes de enero, pero quizá se retrasen. La aprobación anunciada por Von der Leyen es condicionada. Ahora, los países miembros de la UE, holandeses y demás frugales incluidos, tienen que analizar el plan de España y dar su voz y voto. Si no ponen trabas, que en principio no las pondrán, la propuesta volverá a la Comisión en cuatro semanas y se aprobará el desembolso efectivo. Podría ser a final de año, principios del que viene.

De todos modos, la gran pregunta es ¿qué se va a hacer con ese dinero? No está claro cómo va a distribuirse. En este artículo contábamos algunos de los destinos previstos, y el panorama de momento no parece muy alentador.

Prueba del desconocimiento que hay acerca de los fondos es que en el Congreso se ha alargado dos meses el procedimiento de enmiendas, proyectos, o autorización. 

No se sabe cómo se reparte el dinero ni quién lo decide. En principio son fondos finalistas dirigidos a proyectos de transformación (tecnología, cambio climático...). La realidad es que hay muchas empresas intentando acceder a los fondos y no saben cómo hacerlo.

La conclusión es preocupante. Entre otras cosas, porque el Gobierno español ha fiado prácticamente toda la inversión de su presupuesto a los fondos europeos. La Comisión lo ha aplaudido. Otros países como Italia, destacados hoy en día por su plan de recuperación, no lo han hecho (han fiado la inversión a sus propios recursos, no a los fondos). ¿Será España capaz de aprovechar el dinero europeo? En entrevistas como las que hay bajo estas líneas, Luis Garicano y Daniel Lacalle lo dudaban. Cada vez más gente parece estar de acuerdo con ellos. 

Habrá que ver cómo evolucionan los hechos. La realidad es que el Gobierno de Sánchez acumuló un déficit de 120.000 millones el año pasado, le sumará más de 50.000 este año y el que viene va por el mismo camino. El gasto se mantendrá por encima de los 600.000 millones, pero los ingresos, como alertan todos menos el Gobierno, estarán muy lejos de los que afirman que van a conseguir.