Entrevista
Íñigo Fernández de Mesa: «Las empresas españolas han sido las peor tratadas de Europa en esta crisis»
El vicepresidente de CEOE y presidente del Instituto de Estudios Económicos habla de impuestos, reforma laboral, pensiones, la política económica del Gobierno y muchos otros aspectos
Íñigo Fernández de Mesa (Madrid, 1967) es uno de los economistas más prestigiosos de España. Licenciado en Económicas por la Universidad Complutense, es también Técnico Comercial del Estado. Entre otros cargos, ha sido director ejecutivo del Banco Mundial, subdirector general del Tesoro y secretario de Estado de Economía con Luis de Guindos. En la actualidad es presidente del banco de inversión Rothschild en España, presidente del Instituto de Estudios Económicos y vicepresidente de CEOE.
–Ayer publicaron previsiones económicas. ¿A qué se deben sus malas perspectivas?
–El Instituto de Estudios Económicos prevé un crecimiento económico del 4,6 % para este año. Se alinea con lo que creíamos a principios de este año. Estamos viendo que la actividad se está desacelerando en el último trimestre. Las perspectivas de crecimiento para el año que viene son de alrededor del 5,2 %, muy por debajo de lo que prevé el Gobierno, pero también por debajo de lo que piensa el Banco de España. El otro riesgo importante para nuestro país es la inflación. Creemos que este año va a cerrar en una media del 2,8 %, y vamos a tener picos de más del 5 %. La inflación va a estar muy alta, pero a partir del próximo verano va a moderarse. Nuestras perspectivas de inflación, si no hay impacto en salarios, va a ser de una media del 2,2 % con un cierre a diciembre de 2022 del 0,5 %. Desde el punto de vista de la inflación, somos optimistas. Creemos que, si se produce una moderación salarial, volveremos a una situación de aumento de precios muy moderada.
Nuestra previsión de crecimiento para el año que viene es del 5,2 %, muy por debajo del Gobierno y también por debajo del Banco de España
–El runrún de la subida de tipos de interés ya está ahí, más fuerte en Estados Unidos que en Europa. ¿Tardaremos mucho en verla en nuestro continente?
–La situación es distinta en un continente y en otro. En Europa, efectivamente, la inflación va a ser moderada si no suben los salarios el año próximo, y cerrará el año a niveles muy moderados. Los tipos de interés, según las indicaciones del Banco Central Europeo, van a tardar un tiempo en subir, pero se van a ir retirando los estímulos monetarios. Implica que nuestro país tendrá que ser mucho más riguroso en la política fiscal. Creo que es uno de los grandes retos que tiene la economía española. Este año acabaremos con un déficit público superior al 8 %. Nuestras previsiones para el año próximo son de un déficit público por encima del 6 %. Con un crecimiento del PIB del 5 %, ese déficit sigue siendo muy elevado. El gran reto pendiente de la economía española es reducir el déficit público. Sobre la receta para reducirlo, siempre hemos creído que no tiene que ser una subida de impuestos que puede poner en peligro la recuperación económica. Tiene que ir acompañada de medidas de eficiencia del gasto.
–Precisamente van a presentar un informe en breve sobre esa eficiencia en el gasto.
–Vamos a presentar dos informes, uno con nuestras ideas sobre la reforma fiscal, y otro sobre cuáles deben ser las medidas para mejorar la eficiencia del gasto si queremos más y mejores servicios con menores costes.
Si nuestro gasto público fuera tan eficiente como en la media de los países de la OCDE, ahorraríamos 50.000 millones de euros
–Habrán hecho un cálculo de cuánto dinero se podría ahorrar con la mayor eficiencia del gasto público.
–Hace un año hicimos un informe con un análisis comparado sobre la eficiencia del gasto en todos los países de la OCDE. España era uno de los países que peor parados salía. Si estuviéramos en la media de eficiencia de los países de la OCDE, tendríamos un margen de mejora de un 11 % del presupuesto: cerca de 50.000 millones. Si siguiéramos las mejores prácticas de los países nórdicos, el ahorro sería muy superior: cerca del 30 %. Existe mucho margen para mejorar la eficiencia del gasto. Es la vía por la que debemos ir para cuadrar las cuentas públicas.
–El creciente gasto público y la evolución de la deuda (121 % del PIB hoy) es una losa que puede traducirse en más impuestos.
–España es uno de los países de Europa con mayor presión fiscal. Cuando tenemos en cuenta la economía sumergida, que es el doble de la media europea, se pagan los mismos impuestos que en Europa. Cuando tenemos en cuenta la renta per cápita, el nivel de pago de impuestos de España es muy superior; sobre todo, la imposición directa. Cuando uno analiza todos los tramos del IRPF por niveles de renta, se paga muchísimo más que en Europa. Los tipos marginales están muy por encima de los europeos, y así se dificulta la atracción de talento. Cuando hablamos del Impuesto de Sociedades, su unión con las obligaciones sociales hace que nuestra empresa sea la que mayor carga tributaria tiene. Paga casi 10 puntos más del PIB que una empresa europea.
Cuando se tiene en cuenta la renta per cápita, se ve que en España se paga mucho más en impuestos que en Europa
–A veces parece que esto no se entiende bien. La ministra afirma que tenemos que subir los impuestos para estar en la media de Europa. ¿Qué opina?
–En todos los debates ponemos los datos encima de la mesa, y a la propia ministra se lo hemos mencionado. Es muy sencillo. Los que pagan impuestos en España pagan más que los que pagan en Europa. El problema es que en España hay una economía sumergida muy elevada y hay menos contribuyentes que en el resto de Europa. Es simplemente eso. La solución no está en que paguen más quienes ya pagan mucho, sino en aumentar la base, y posiblemente incluso hay margen para reducir impuestos. La clave está en aumentar la base. España es el único país de Europa que en esta pandemia ha aumentado la presión fiscal. Otros países, como Italia, han reducido impuestos. Alemania ha reducido el IVA para determinadas partidas; Estados Unidos, también. Ningún país en Europa, a ningún país sensato, en un momento de recesión económica, se le ocurre aumentar los impuestos porque pone en peligro la recuperación.
España es el único país de Europa que ha aumentado los impuestos durante la pandemia
–Además, seguramente bajando impuestos descendería la economía sumergida, como pasa en Madrid.
–Efectivamente. Uno de los aspectos importantes de nuestra propuesta de reforma fiscal es que tenemos que tener un sistema fiscal eficiente; es decir, que genere recaudación. No siempre los tipos impositivos más altos generan mayor recaudación. En los últimos Presupuestos Generales del Estado se ha aumentado el tipo marginal y no va a suponer un aumento de la recaudación, posiblemente. Debemos tener un sistema fiscal que maximice la recaudación y minimice las distorsiones económicas. Es absolutamente clave. Hay que despolitizar los impuestos. Son para recaudar y para generar la menor distorsión posible.
–Usted vivió la anterior crisis financiera en primera línea, como secretario de Estado de Economía. ¿Cómo ve la situación de nuestra economía en la crisis actual, con factores como una deuda desbocada?
–El planteamiento europeo en la anterior crisis fue distinto. En la crisis del año 2008-2013, el apoyo del Banco Central Europeo y el resto de instituciones fue muy limitado. Eso hizo que la prima de riesgo se situará en niveles altísimos, pero esa gran presión de los mercados y de Europa hizo que se efectuaran las reformas adecuadas. La reforma del sector financiero hizo que España pudiera crecer antes de esta crisis muy por encima de la media de los países europeos. Se hizo una reforma del mercado de trabajo tremendamente efectiva que ha hecho que la economía creara muchísimos empleos y se recuperara. La presión de los mercados hizo que España pudiera llevar a cabo políticas complicadas, pero que han revertido de forma positiva en la economía española. Ahora Europa ha pasado al lado contrario. Tiene la economía completamente anestesiada y eso está muy bien, porque evitas que haya presiones de deuda como en el año 2012. Pero, al mismo tiempo, ahora no están los incentivos para llevar a cabo las reformas que España necesita. No están porque Europa no está realmente presionando en exceso. Tampoco los mercados, gracias a las políticas europeas, están ejerciendo presión. Pero esto no va a durar toda la vida. Llegará un momento en que nuestro país tendrá que hacer las reformas que tiene que hacer. Tenemos un déficit público que es infinanciable sin el apoyo europeo, y tenemos todavía una tasa de paro muy elevada. Lo que hay que hacer son reformas que permitan crear más empleo.
Hay que hacer reformas que permitan crear más empleo
-¿Piensa como tantos otros que en esta crisis se han visto los efectos positivos de la reforma laboral de 2012?
–No solo se ha visto con los ERTE. Se ha logrado que la destrucción de empleo en esta crisis sea mucho menor. Antes hacía falta crecer al 2 % para crear empleo, y ahora se hace con crecimientos por debajo del 1 %. La temporalidad ahora es mucho más baja de la que existía antes de la reforma laboral del año 2012. Creo que ha sido una reforma muy positiva. Todo es mejorable, pero la mejora tiene que venir de introducir mayor flexibilidad en las empresas y no mayor rigidez.
–Como vicepresidente de la CEOE, ¿cómo ve ahora la evolución de la reforma laboral?
–Siempre estamos dispuestos a negociar y a buscar soluciones que mejoren, que sean buenas para España y para la economía española. Estamos en ello. Creemos que todo es mejorable y siempre estamos abiertos, pero no estamos dispuestos a obviar cosas que sean positivas para la empresa y para la economía.
El mayor porcentaje de temporalidad está en la Administración Pública: casi el 30 %. Temporalidad no quiere decir precariedad
–La temporalidad está centrando el debate. ¿Cómo la solucionaría?
–En primer lugar, la temporalidad no significa precariedad. De hecho, el mayor porcentaje de temporalidad está en la administración pública. Cerca del 30 % de los trabajos de la administración son temporales, y esto no significa que sean precarios. En segundo lugar, España es una economía en donde tenemos una alta dependencia el sector de servicios, y dentro del sector de servicios, de la hostelería, que requiere ese tipo de trabajos. Por tanto, la temporalidad va a existir siempre. Posiblemente podemos mejorar en la temporalidad. Estamos dispuestos a ver con qué medidas. También lo pide Europa. Dicho esto, lo que no podemos hacer es generar mayor desempleo a través de determinadas medidas.
–¿No sería una mayor flexibilidad el mejor remedio para la temporalidad?
–Creo que la flexibilidad es muy importante, y también lo es la formación. En España tenemos muchos trabajos en los que no hay personal suficiente para ocuparlos. Hay un problema también de formación, que es absolutamente indispensable para que gran parte del desempleo acabe trabajando. Es uno de los retos pendientes de España. Nos gastamos mucho dinero en formación, pero posiblemente tendríamos que mejorar su uso.
–Otra gran rémora de la economía española es su baja productividad. ¿Cómo se solucionaría?
–Vuelvo a conectar con lo mismo. Necesitamos mejorar la formación para generar una mayor productividad y favorecer la creación de empresas en sectores punteros. Eso significa unos impuestos más favorables para las empresas, mayores incentivos al emprendimiento, un marco legal mucho más estable del que tenemos, mayor simplificación regulatoria... En España tenemos 17 administraciones con 17 sistemas jurídicos muy distintos. Eso hace que las empresas, sobre todo las pequeñas, tengan grandes dificultades para operar en todo el territorio nacional. Son cuestiones muy importantes para mejorar la productividad.
–Los ingresos del Estado el próximo año serán previsiblemente menores de lo esperado. Los Presupuestos se han hecho con unas perspectivas de crecimiento mayores de las que van a ser. ¿Cómo espera que afecte a nuestra economía?
–Los ingresos se han comportado en el año 2021 de una forma muy positiva. Curiosamente en España la presión fiscal entre los años 2019 y 2021 ha aumentado dos puntos en plena crisis de la pandemia. A lo mejor tiene algo que ver eso también, o explica parcialmente, por qué nuestra recuperación económica está siendo menor que en el resto de Europa. El Banco Central Europeo está ahí, pero no va a estar toda la vida. Tendremos que financiar nuestra deuda en el mercado, y esto implica que tengamos que hacer nuestros deberes. No podemos tener un déficit público elevadísimo de forma permanente. Tendremos que ir consiguiendo que ese déficit público se sitúe por debajo del 3 % y que sea sostenible. La deuda es alta y los déficits públicos permanentes no son financiables. Eso implica ajustar nuestras cuentas públicas. No tiene que ser por la vía de los ingresos, donde los márgenes son muy pequeños. Tiene que ser desde el punto de vista del gasto. El otro gran reto que tenemos pendiente es la sostenibilidad a largo plazo de nuestras finanzas públicas. Implicará una reforma de las pensiones que realmente las equilibre y las haga viables a largo plazo.
Si la única solución que pone el Gobierno para equilibrar las pensiones es aumentar los impuestos al trabajo, vamos en la dirección contraria
–¿Qué le parece el enfoque que se está dando a la reforma de las pensiones?
–Ya hemos dicho que no nos ha gustado lo que se ha presentado para reequilibrar las pensiones. Recae en un aumento de las contribuciones de las empresas a la Seguridad Social cuando las empresas españolas ya están entre las que más pagan en Europa. España es el quinto país en contribuciones de las empresas a la Seguridad Social, tan sólo por detrás de Estonia, Letonia, República Checa y Francia. Aparte de eso, el problema de nuestras pensiones es que necesitamos más gente que trabaje para sostener el sistema. Hemos dicho muchas veces que si tuviéramos el mismo porcentaje de economía sumergida que la media europea, sólo igual que la media europea, tendríamos una recaudación de 11.000 millones más en las pensiones: entre 11.000 y 12.000 millones más. Estaríamos muy cerca de equilibrar las pensiones. Si además la tasa de paro fuera igual a la media europea, tendríamos un superávit de las pensiones. Por tanto, la clave es generar empleo: que se contribuya más y reequilibrar el sistema. Si la única solución que pone el Gobierno es aumentar la fiscalidad sobre el trabajo, vamos en la dirección contraria. No se está favoreciendo la solución, que es la creación de empleo. La única forma que se le ha ocurrido al Gobierno para reequilibrar las cuentas de la Seguridad Social es aumentar la fiscalidad sobre el empleo.
Las medidas de Escrivá no van a pagar ni un tercio del aumento del gasto en las pensiones por la indexación al IPC
–¿Cree que Escrivá está trabajando bien? Venía con un prestigio que parece estar desapareciendo.
–No valoramos las personas, sino los actos. Creemos que la deriva en la reforma de las pensiones no está siendo la adecuada. Realmente hacen falta medidas firmes. Tenemos un agujero que aumenta a un ritmo de 20.000 millones de euros al año. La indexación de las pensiones va a generar un aumento de deuda este año de 5.000 a 6.000 millones de euros. Las medidas que ha propuesto Escrivá de cargar sobre las empresas apenas van a recaudar 2.000 millones. No van a pagar ni un tercio del aumento de las pensiones como consecuencia de la indexación. Por tanto, creemos que de entrada es una medida absolutamente insuficiente. Además, desde un punto de vista estratégico, estás apretando para recaudar donde no tienes que hacerlo: en las empresas y en la creación de empleo, que es la clave para reequilibrar las pensiones.
–Muchos expertos piensan que la indexación de las pensiones al IPC ha sido un gran error de cara a la sostenibilidad de las pensiones.
–Tiene que haber un paquete completo y ver las dos cosas, los ingresos y los gastos. Uno no puede plantearse una política de aumento de las pensiones sin explicar cómo se van a pagar. La clave es ver el paquete completo, y todavía no hemos visto cómo se van a reequilibrar las pensiones: se han indexado las pensiones al IPC y se ha quitado el factor de sostenibilidad. Son dos medidas que van a generar un mayor gasto de pensiones y habrá que ver cómo se pretende compensar.
–¿Cuándo piensa que el Banco central Europeo puede subir los tipos de interés?
–Es una decisión del Banco Central Europeo (BCE). Nadie tiene la bola de cristal. Posiblemente ni el propio BCE lo sepa en estos momentos. Va a depender mucho de cuál es la evolución de la inflación. Los estímulos monetarios sí han dicho que van a recortarlos a partir de marzo. El Banco Central Europeo solo tiene capacidad de mover los tipos de interés a corto plazo. Los tipos a más de un año los mueve el mercado, y muchas veces pueden subir por la propia inacción del Banco Central. Si los mercados prevén un aumento de la inflación y el Banco Central no actúa, los tipos de interés a largo pueden subir. Nadie tiene la bola de cristal. La clave va a ser la evolución de la inflación.
–¿Y qué espera que pase en la economía española cuando suban los tipos?
–La prima de riesgo subirá o no. No lo hará tanto por si suben los tipos, sino cuando ocurren dos cuestiones. Cuando los estímulos del Banco Central Europeo se eliminen, si no se hace una política sensata desde el punto de vista fiscal, la prima de riesgo podría subir. Pero tienen que darse ambos factores. Confío en que el Gobierno anuncie un programa sensato de reequilibrio de las cuentas públicas.
–Usted es presidente de Rothschild, un banco de inversión suizo. ¿Cómo ve la inversión nacional y extranjera en España?
–La inversión en el año 2022 va a crecer por debajo del PIB por varias razones. En primer lugar, por el exceso que parece que existe en la actualidad. El ritmo de inversión va a ser menos dinámico. Luego están los cambios regulatorios que estamos teniendo y que no están generando un ambiente propicio para la inversión. Hemos tenido ruido regulatorio en el ámbito eléctrico, en el ámbito fiscal... Se está hablando de aumentar la fiscalidad a las empresas y existe una gran incertidumbre sobre un cambio radical en la política de impuestos. Ruido en torno a la reforma laboral. Se ha comentado de todo. Todas estás incertidumbres regulatorias hacen que muchas empresas decidan retrasar su inversión. Por eso creemos que el año que viene el dinamismo inversor va a ser inferior al crecimiento del PIB.
–Lo dice porque tiene datos.
–Bueno, sí, un poco por cómo se viene comportando la inversión en los últimos meses y por las proyecciones que tenemos de expectativas de futuro.
–¿Cómo ve que se está tratando a las empresas españolas en esta crisis?
–En España se ha ayudado menos a las empresas que en otros países. Estamos entre los países de Europa en donde menos apoyo se les ha dado. Además, el apoyo ha sido en forma de avales y no de ayudas directas, como sí ha ocurrido en países como Francia. Y eso se está notando. La empresa española se ha visto más dañada que la media europea, y posiblemente la recuperación económica está siendo más lenta porque este apoyo ha sido menor. También es cierto que tenemos un sector servicios más elevado que la mayor parte de países europeos. También eso hace que nuestra empresa esté más dañada que la media europea. Si a todo eso unimos que en estos años se ha aumentado la presión fiscal en el mundo corporativo, tenemos todos los ingredientes para creer que nuestras empresas están más dañadas y que eso está haciendo también que se retrase la recuperación.
–¿Cómo espera que afecte a la economía la nueva ola del covid?
–Siempre hemos dicho que apoyamos a los distintos gobiernos en sus políticas sanitarias. Creemos que España es un país modélico en su proceso de vacunación. Somos de los países que mayor porcentaje de vacunados tiene. Estamos ya recibiendo la tercera vacuna en muchos colectivos. Hay que ser prudentes, sin dramatismos. Nuestra posición es posiblemente muy distinta a la de otros países que por una razón u otra tienen un porcentaje de vacunados inferior. Estamos en una situación muy buena para poder afrontar razonablemente una sexta ola.
No es que en Madrid se paguen pocos impuestos. No se pagan menos que en Alemania
–Volviendo a los impuestos, hay quien no acaba de creerse que se pueda recaudar más bajándolos. ¿Qué opina de ello?
–Nosotros de lo que hablamos es de un sistema fiscal eficiente. Es decir, no es que en Madrid se paguen pocos impuestos. Posiblemente la fiscalidad de Madrid sea igual a la media europea. No se pagan menos impuestos que en Alemania. Posiblemente se pagan más impuestos en Madrid que en Portugal. Es decir, lo que pasa es que en Madrid el sistema fiscal es eficiente. De hecho Madrid, curiosamente, es la economía que tiene una menor economía sumergida. Se sitúa en la media de la Unión Europea, y Madrid es la comunidad española que más recauda por habitante. Tiene el sistema fiscal menos punitivo en España. Eso se llama tener un sistema fiscal eficiente, y por eso Madrid es la que genera mayor crecimiento, mayor generación de empleo, etc.
–También Andalucía ha seguido ese camino.
–No tengo la estadística en mente, pero está todavía muy alejada en materia de eficiencia fiscal respecto de Madrid. Está yendo en la dirección correcta de un sistema fiscal mucho más eficiente. La semana pasada publicamos el último informe con la Tax Foundation, y analizamos dónde suspendemos en fiscalidad y dónde aprobamos. Tenemos un suspenso muy grande en el Impuesto sobre la Renta, un muy deficiente en el Impuesto de Patrimonio y un suspenso enorme en el Impuesto de Sociedades. Son partes de la fiscalidad donde no se debe aumentar la presión fiscal.
–¿Por qué son esas malas notas?
–Tenemos sistemas fiscales muy punitivos y con una recaudación que tampoco es tan elevada como debería ser. Son sistemas fiscales que habría que simplificar y, más que aumentar la presión fiscal, habría que disminuirla. En la imposición indirecta, por ejemplo, tenemos una buena nota.
–¿En qué se ha traducido en España la propuesta de subir impuestos a los ricos?
–En España, y en comunidades autónomas como Valencia o Madrid, si unes Patrimonio y Renta se paga el 60 % de la renta. En Alemania, el 48 %. De hecho, la Constitución alemana prevé que una imposición por encima del 50 % de la renta es confiscatoria y no se puede realizar. Creo que España ya es muy punitiva con los tipos marginales, en muchos sitios muy altos, y esto también se traduce en disminuir la atracción de talento. Si uno tiene tipos marginales muy altos, no va a tener los mejores médicos, los mejores deportistas, los mejores ingenieros, los mejores físicos y los mejores biólogos. Y encima la imposición marginal alta te genera muy poca recaudación. Eso es un sistema fiscal ineficiente: no recaudo y encima evito que los mejores vengan a nuestro país. En materia de política fiscal no hay que hacer política: hay que ser prácticos. Los impuestos tienen que estar para recaudar y la distribución de la renta tiene que hacerse fundamentalmente a través del gasto.
–De todos modos, sabemos que las subidas de impuestos las paga la clase media.
–Efectivamente, lo acaba asumiendo la clase media, que ya está teniendo una presión fiscal muy elevada.
–¿Qué impresión tiene sobre el trabajo que se está llevando a cabo con los fondos europeos?
–Creo que hay que darle un voto de confianza al Gobierno. Los fondos europeos son muy importantes. Son una gran oportunidad para nuestro país, para modernizar la empresa y sectores donde estamos en la vanguardia, como es el mundo de las redes y el mundo de la transición energética. Tenemos grandes empresas en esos sectores. Creo que el Gobierno tiene que diseñar un sistema flexible para poder utilizar los fondos de forma eficiente. Tiene que dotar a las administraciones de la capacidad suficiente para poder gestionar estos 70.000 millones en forma de subvenciones. Es muy importante que el Gobierno haga sus deberes y, sobre todo, que el dinero se use para las empresas, para modernizar el sector productivo y no para 'Planes E' que pueden tener un impacto en el empleo en el corto plazo, pero que dejan muy poco en la economía en el medio plazo.
La gestión de los fondos europeos está siendo más lenta de lo esperado
–¿Está siendo la evolución más lenta de lo esperado?
–Se han aprobado algunos PERTE, pero sí, tenemos la sensación de que está siendo más lento de lo que debería ser. Desde la CEOE estamos tratando de ayudar al Gobierno en la medida que podemos. Hemos creado un departamento específico para transmitir la información que nos llega de las empresas para que el Gobierno pueda con esa información hacer un mejor uso de los fondos. Pero, efectivamente, el proceso está siendo algo más lento de lo que nos gustaría a todos.
–La última pregunta es sobre la evolución de los ministros de Economía. ¿Qué opina por ejemplo de Rodrigo Rato o Luis de Guindos y Calviño?
–En general, creo que ha habido grandes ministros de Economía en nuestro país, cada uno en su momento. Creo que Rodrigo Rato hizo una gran labor. A Luis de Guindos le tocó lidiar con la mayor crisis económica de la historia de España. Tomó medidas muy difíciles, pero todavía estamos beneficiándonos de ellas. En cuanto a la ministra actual, la analizaremos cuando acabe su mandato.
¿Calviño? La política económica no solo la marca el ministro de Economía, sino el Gobierno al completo, y este Gobierno es muy poco ortodoxo
–Calviño venía con un gran prestigio, pero a muchos les está decepcionando.
–La política económica no solo la marca el ministro de Economía, sino el gabinete de Gobierno al completo. Y este es un gobierno que en muchos aspectos es muy poco ortodoxo. Por supuesto, hay muchas medidas de política económica que se han tomado y que no creemos que sean las mejores para la economía en el medio-largo plazo. La regulación que se ha ido aprobando en los últimos meses en materia de vivienda no es la mejor para el desarrollo del sector. El ruido y los cambios regulatorios en el mercado eléctrico tampoco creemos que hayan sido positivos. La política fiscal y presupuestaria tampoco creemos que sea la mejor. A pesar de que hemos llegado a muchos acuerdos con este Gobierno, somos muy críticos con muchas de las medidas que está tomando.
–¿Cree que habrá un acuerdo sobre la reforma laboral antes de acabar diciembre, como quiere Yolanda Díaz?
–No lo sé. Lo veremos. Nosotros siempre estamos dispuestos a colaborar y a ser constructivos.