Entrevista
Juan Ramón Rallo: «La política de 'esperar y ver' del Gobierno y el BCE no parece la más apropiada»
La guerra de Ucrania ha hecho saltar por los aires el esquema de recuperación económica que manejábamos hasta ahora. Hay recetas que ya no pueden plantearse del mismo modo que antes
Hasta que llegó la guerra en Ucrania, en España confiábamos en que el repunte económico tras la caída de la covid, la llegada de los fondos europeos y la progresiva caída de la inflación desde este mes nos fueran conduciendo a una época de mayor tranquilidad. La invasión de Ucrania, sin embargo, ha cambiado el panorama por completo. «Ahora tendremos una época de menor crecimiento económico y un aumento de los precios, o lo que es lo mismo, un acercamiento al fenómeno de la estanflación, sobre todo si se prolonga el conflicto», explica el economista Juan Ramón Rallo.
Rallo no tiene dudas de que vamos hacia una época de menor crecimiento económico y menor creación de empleo: «Menor del que esperábamos tener, aunque si la guerra termina la semana que viene, el escenario será otro», señala.
Junto al menor crecimiento de la economía y el empleo, hay que pensar en las consecuencias sobre las empresas: «Si los suministros básicos se encarecen, habrá empresas que tendrán dificultades para salir adelante. No hay más que ver lo que ha ocurrido con la industria del automóvil previamente (la distribución de suministros se detuvo por la pandemia y se frenó la producción). Si las empresas no pueden repercutir en los precios el incremento de los componentes, los márgenes se estrechan. Por otra parte, también puede contenerse la inversión por las malas expectativas», indica.
En este escenario de inflación alta, Rallo también mira al Banco Central Europeo, cuya misión es contener los precios: «Su obligación es subir los tipos de interés, pero no lo harán debido a la guerra. Pueden justificar que los precios suben por la guerra y no por su laxitud (con los tipos de interés bajos o negativos y su compra de deuda a los países de la Unión Europea)».
Mientras tanto, nuestra deuda pública sobre el PIB sigue siendo muy alta: «Estamos cerca del 120 %, y no hay que olvidar que con el 90 % ya estábamos al borde de la suspensión de pagos. La deuda va a dispararse por las pensiones (la última reforma ha ligado su subida a la del IPC, que está disparado). Si no nos esforzamos en reducir la deuda, al final va a haber que subir mucho los impuestos o hacer una reducción muy importante del gasto público».
En este contexto de inflación alta, los sindicatos están presionando para subir los salarios, algo que no vendría bien a su contención: «Se entiende que los trabajadores lo pidan, y que los sindicatos lo soliciten. Va a ir a más. Si entramos en esa espiral, solo podrán frenarla los gobiernos y los bancos centrales. Si no lo hacen, la subida no tiene fin».
Rallo no cree que la política de esperar y ver del Gobierno y el Banco Central Europeo sea la más apropiada en este momento: «La guerra es una excusa adicional para no actuar con cuestiones como la inflación y los tipos de interés. Cuanto más se retrase esa actuación, peor van a ponerse las cosas».