Polémica con Calviño La compleja intrahistoria de la destitución del presidente del INE
Estadísticos, funcionarios y economistas, entre otros, están indignados. El Gobierno dice que fue el expresidente quien pidió no seguir
La dimisión el lunes por la noche del presidente del Instituto Nacional de Estadística (INE) está levantando una gran indignación. Entre quienes la han expresado de modo más explícito está la Asociación de Estadísticos Superiores del Estado (AESE), que emitió un comunicado poco antes de que Rodríguez Poo cesara: «Supone una novedad sin precedentes que desde el propio Gobierno, y en particular desde el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital, se cuestionen cifras de estadísticas del INE tan relevantes como el IPC o el PIB, y que desde el propio Ministerio se anunciara hace meses la creación de una estadística no oficial (dado que no está incluida en el Plan Estadístico Nacional) denominada Indicador Diario de Actividad para contraponerla al PIB», señalan.
Desde esta institución no cuestionan que se debata sobre diversos aspectos de las estadísticas del INE, como se ha hecho a lo largo de los años. Lo discutible es que se presione para cambiarlos cuando las estadísticas no van bien para el Gobierno y que se acelere el proceso después de un batacazo como el recibido en las elecciones de Andalucía. «La metodología de las estadísticas del INE es rigurosa, pública, está avalada por la Oficina de Estadística de la Unión Europea (Eurostat) y permite la integración y comparabilidad de las cifras en el ámbito europeo», argumentan desde AESE. La homogeneidad es lógica: si no se tiene, cada país puede hacer trampas y, por ejemplo, poner el dato de deuda pública que quiera. «La estadística es una ciencia sobre la que no debería haber injerencias políticas. Nunca se había producido una presión sobre el INE, y de repente ha habido presión e injerencia», añaden desde AESE. Algunos expertos van más allá y estiman que la presión para minar la credibilidad del INE se realiza desde hace un año.
Economistas como Juan Rallo afirman que las críticas sobre la metodología se pueden hacer (de hecho, él las hace), pero el problema con esta destitución han sido las formas: «Cuando nombraron a Rodríguez Poo lo hicieron con el pack metodológico que ha estado aplicando, ¿y ahora lo cesan porque prefieren otra visión metodológica que les beneficiaría más políticamente? Si de repente en tres meses el PIB crece al 5 % o al 6 %, ¿quién va a creerlo?».
Rallo admite que en los últimos tiempos ha habido circunstancias extraordinarias como la pandemia o la invasión de Ucrania que han hecho que el cálculo de las estadísticas no haya sido tan preciso. También ha ocurrido en otras instituciones distintas del INE. Aunque lo desconoce de primera mano, este economista no descarta que desde fuera se haya intentado interferir en la labor de este organismo que siempre se ha mostrado tan independiente; tampoco que en algún momento se haya pedido a Rodríguez Poo algo que no ha querido hacer.
Dentro del INE confirman esas presiones desde el Gobierno y Moncloa especialmente sobre los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) y la Contabilidad Nacional Trimestral, que da a conocer las cifras del PIB; pero el INE se niega a tocar nada, y el Gobierno ha pasado al ataque. Junto al hermetismo, otra de las características de los empleados del INE es su independencia. «Los datos de Contabilidad Nacional son difíciles, por no decir imposibles de manipular sin la colaboración de la directora de ese departamento, que lleva 20 años haciéndolos y es una persona de alta solvencia moral y profesional», indica el economista Lorenzo Bernaldo de Quirós. «No sé quién lleva el departamento que elabora el IPC, pero la ponderación de cada componente en el índice es pública. Si los cambian, tendrán que dar muchas explicaciones y, desde luego, contar con el apoyo de los funcionarios. Me parece muy difícil, salvo que los funcionarios hagan trampas. No es fácil que hagan chapuzas en tan poco tiempo», añade.
Por el momento, tal vez como primer paso para evitar la presión, la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha salido en defensa de la plantilla del INE, «un organismo que en su historia ha tenido una imagen y credibilidad intachables. Nunca se ha discutido su profesionalidad, imparcialidad, transparencia en la recogida de datos y su absoluta independencia frente a cualquier Gobierno».
El CSIF lamenta las circunstancias que han motivado la renuncia del presidente y pide al Gobierno explicaciones sobre las razones que la han producido.
El Gobierno, por su parte, señala que fue el propio Juan Manuel Rodríguez Poo quien manifestó «hace tiempo» (sin decir cuánto tiempo) su voluntad de cerrar su etapa al frente del INE. «Estábamos en conversación con él. Él ha manejado los tiempos y ha comunicado que se ha ido por voluntad propia. Nuestra relación con él siempre ha sido excelente, e incluso estamos valorando si puede quedarse como asesor, ya que es un referente en el mundo de las estadísticas públicas», señalan desde el Ministerio de Asuntos Económicos. Aseguran que podría haber continuado en su cargo si hubiera querido y que nadie le ha instado al cese.
La realidad es que el cese se ha producido, y de esta forma se va Rodríguez Poo, el primer presidente que deja el INE en los últimos treinta años sin mediar cambio de Gobierno. Nombrado por el Ejecutivo de Sánchez en octubre de 2018, no ha llegado a estar cuatro años en el cargo. Ahora este catedrático cántabro como Tezanos, que goza de un buen prestigio en el mundo universitario, tendrá que encontrar otra ocupación. Mientras tanto, el INE le busca sustituto y acomete su reforma. Incluye un nuevo Estatuto en el que aseguran que se introducirá una mayor inversión en personal y en recursos, con especial énfasis en tecnologías como el big data. Habrá que ver cómo acaba esta historia.