Por qué no es bueno para los europeos que el dólar y el euro valgan lo mismo

La crisis de la inflación se ha extendido por buena parte de las economías del mundo. El estallido de la guerra en Ucrania no ha hecho más que agravar un problema que las principales potencias llevaban tiempo arrastrando. El encarecimiento de la energía ha añadido gasolina al incendio de los precios declarado en Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo, el reflejo de la tormenta inflacionista solo ha tumbado a una de las dos principales divisas mundiales. El euro empata en valor con el dólar. La moneda comunitaria consumó este miércoles una caída a plomo fruto de la huida de inversores, que prefieren la fortaleza del billete verde, a la debilidad de la divisa europea.

El euro y el dólar han -prácticamente- empatado, y eso tiene consecuencias para la economía de los 27. Y las tiene porque el dólar es la moneda referencia internacional. La mayor parte de las exportaciones mundiales se pagan a través de la divisa estadounidense, ventas que se han disparado durante los últimos meses.

La crisis energética ha desbocado los precios del gas y del petróleo que cada día llegan a las costas europeas procedentes de los países productores. Un coste que -la pérdida de valor de la moneda común europea- no hará más que incrementar. Harán falta más euros para pagar la misma cantidad de energía. Y esto se extiende por el resto de comercio internacional.

El uso del euro se limita al comercio entre países de la UE

Según los expertos consultados, las empresas europeas que exportan fuera de los países comunitarios se verán beneficiados por el incremento de los márgenes de facturación. En contra, la depreciación del euro irá en contra de los consumidores que deberán hacer un mayor esfuerzo económico.

El euro es considerado una moneda regional. Su uso tan solo aplica para comerciar entro los países que forma parte de la eurozona.