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El presidente francés, Emmanuel Macron, junto a Pedro SánchezGTRES

Crisis energéticas

El dilema de Sánchez ante los dos gasoductos que necesita España

MidCat no acaba de concretarse y el Ejecutivo busca una conexión gasista con Italia

Pedro Sánchez se ha buscado un problema donde no lo había. Su gestión del gas le ha llevado a una encrucijada donde tendrá que decidir si se enfrenta a sus socios independentistas catalanes o sigue ahondando en las malas relaciones con Argelia.

«Si no sale adelante el plan A, pues habrá que buscar el plan B, y el plan B es la interconexión de la Península Ibérica con Italia». Eso dijo Sánchez en una rueda de prensa en Colombia. El presidente del Gobierno sabe que el plan RePowerEU tiene como uno de los objetivos la interconexión de la Península Ibérica con Francia por los Pirineos.

MidCat

Ya tiene que ver complicado el MidCat, contracción de Midi-Pyrénées y Catalunya, que no se cortó en avisar de que «Si no se puede hacer por dificultades de política doméstica, hay una alternativa que está también inscrita en el proyecto que es hacer la interconexión de España con Italia».

A Francia no le hace gracia el MidCat para no enterrar sus mercados energéticos, pero desde Cataluña tampoco están convencidos. Sus guerras fratricidas también pueden dar al traste con un negocio fructífero para una región que se ahoga por las políticas del independentismo.

Aunque Pere Aragonès se ha mostrado partidario del MidCat, Esquerra y la CUP ya votaron en 2018 que no apoyaban la idea por el «impacto paisajístico» que suponía. A sus curiosos argumentos añadieron que «contribuye a la desigualdad con el norte de África».

El independentismo tiene poco a lo que agarrarse para negar el gosoducto. El alcalde de Hostalric, de Esquerra, se opuso sin más razón que su municipio es el elegido para retomar la obras que empezaron en Martorell y llegarán a Figueres.

El partido de Ada Colau dice que «lo estudiará siempre que transporte hidrógeno verde» y JxCat aboga por «soluciones urgentes», un argumento que también maneja Macron para disuadir a Europa de terminar el gasoducto.

Barcelona-Livorno

El tubo submarino que uniría a España con Italia es la opción que maneja Sánchez, su plan B. Esto incrementaría el flujo en 10.000 millones de metros cúbicos y la dependencia de Rusia sería casi inexistente. Curiosamente Cataluña sigue en el centro del negocio porque el tubo de 700 km saldría del puerto de Barcelona y llegaría a la ciudad de Livorno.

El plazo de finalización de las obras sería 2028, tres años más que el MidCat. Enagás y Snam firmaron un preacuerdo en mayo de 2022 y Draghi dio el visto bueno al acuerdo antes de que huracán político se lo llevará.

Teresa Ribera señaló que el gasoducto con Italia «Se trata de una obra de ingeniería más complicada. Lo sencillo, lo limpio, en un país que se dice europeísta, en un momento extremadamente crítico para Europa, es ir a lo más fácil, a lo que pueda estar operativo para el otoño invierno 2023-2024 y que es esa conexión del corredor ibérico del hidrógeno, que en primera instancia podría trasladar gas natural a través de los Pirineos duplicando la capacidad actual».

Italia aprovechó la crisis diplomática desatada por Sánchez con Argelia para firmar con el país norteafricano un acuerdo de suministro de gas. Esto supuso un duro golpe energético para España porque Argelia subió los precios y Rusia se volvió a colocar entre los países que abastecen de gas a España.

Sánchez sabe que su futuro en la Moncloa es incierto. En diciembre de 2023 se celebrarán elecciones generales. Cumplir con Europa no es fácil y convencer a Macron, mucho menos. Serán Scholz y Von der Leyen los que presionen a Francia para aceptar el MidCat aunque sea Sánchez el que se ponga la medalla.