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Liz Truss, primera ministra de Reino UnidoEFE

Crisis de la inflación

La descoordinación de Truss desata el pánico a un 'viernes negro' en Reino Unido

La falta de armonía entre el Gobierno y el Banco de Inglaterra anticipa un viernes trágico para la bolsa y el bono británico. Truss insiste en querer rebajar los impuestos, a pesar de la contradicción con la política monetaria

Reino Unido afronta un viernes negro marcado por la falta de sintonía entre el Banco de Inglaterra y el Gobierno de Liz Truss. La institución monetaria pondrá fin este viernes al programa de compras de emergencia, lanzado el pasado 28 de septiembre en respuesta a las turbulencias del mercado.

La medida contrasta con la errática política fiscal aplicada por Downing Street, que se mantiene en sus trece a pesar de las advertencias que no han dejado de llover sobre Londres. «Como el Banco (central) lo indicó claramente desde el principio, las compras temporales y selectivas de bonos del Tesoro finalizarán el 14 de octubre», anunció en un comunicado.

El FMI volvió a desaconsejar la senda de rebajas fiscales de la premier británica, que insiste en bajar los impuestos para hacer frente a la crisis que afronta el país. Durante su esperado discurso en el marco de la conferencia del Partido Conservador en la ciudad de Birmingham, Truss mantuvo que «bajar los impuestos está bien a nivel moral y económico». La torie señaló directamente a los organismos que han desautorizado su política. «Cuando hay cambios, hay problemas» dijo, ya que «no todo el mundo piensa igual».

Durante los últimos días la primera ministra parece estar sola. En un país con una moneda única y un solo regulador financiero, la descoordinación hace presa de la economía británica. «Si la política fiscal socava la monetaria, entonces el objetivo de la política monetaria se vuelve más complicado», aseguró la directora general del FMI, Kristalina Georgieva.

La contradicción entre política fiscal y monetaria, la gran aliada de la inflación

Reino Unido retrata el fracaso de la lucha contra la inflación. Los empeños de los bancos centrales para controlar el alza de los precios se están viendo debilitados por los incentivos que los gobiernos están aprobando para evitar que la inflación impacte con fuerza en los hogares. Las subidas de los tipos de interés buscan una caída de la demanda que las rebajas de impuestos y beneficios anulan.

Es por ello, por lo que entidades como la OCDE han recomendado a los Estados aplicar medidas de protección solo a los más vulnerables. «Los Gobiernos no pueden seguir subvencionando los efectos de la inflación», dice Miguel Ángel Arranz, experto en política monetaria. Todo ello, se acentúa en Reino Unido, donde su Ejecutivo mantiene su hoja de ruta fiscal.

«Me gustan los negocios. Me gusta la gente que asume responsabilidades, que emprenden. Quiero ver más de eso», añadió Truss, que hace semanas se vio obligada a dar marcha atrás en su intento de reducir los impuestos a las rentas altas con el objetivo de incentivar la inversión.

Los problemas se acumulan para la premier británica. A la desconfianza generada por su política, se le une el pánico desatado en los mercados. Londres podría empezar a sufrir mucho para financiarse, en un momento en el que su Gobierno se ha marcado como objetivo reducir la deuda pública. El bono a 30 años continúa por encima del 5 %, un nivel de desconfianza que los británicos no sufrían desde hace 20 años.