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El catedrático Mikel Buesa en la redacción de El Debate.

El catedrático Mikel Buesa en la redacción de El DebatePaula Argüelles

Examen a la economía española (IV)

Mikel Buesa: «No me extrañaría que en el reparto de fondos europeos haya habido casos de corrupción»

Reconoce que no le extrañaría que Sánchez dejara un déficit oculto, y califica de desastrosa la gestión de los fondos europeos

Mikel Buesa (Guernica, 1951) es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. Autor de numerosos libros, es además colaborador habitual de medios de comunicación, entre ellos de El Debate. Con él cerramos nuestra serie de examen de final de año a la economía española.

–El Gobierno está dando a entender que la economía española va bien, que lo peor de la crisis ya ha pasado y que España se está comportando mejor que sus socios europeos. ¿Lo ve así? ¿Qué problemas le preocupan más?

–Desde mi punto de vista, lo relevante no es tanto el diferencial de la tasa de crecimiento con respecto a otros países europeos, sino el hecho de que ese diferencial ha sido insuficiente para cerrar la brecha que produjo la epidemia de covid –y la mala política económica con que se ha abordado–. Como resultado, a diferencia de los países europeos más avanzados, España no ha recuperado todavía el nivel de PIB de 2019 ni en términos absolutos ni, menos aún, en términos per cápita. En cuanto a los problemas más relevantes señalaría, en primer lugar, la inflación; después, el desequilibrio de las cuentas públicas que impide aumentar la inversión real y, con ella, una política centrada en la mejora de la productividad.

–Uno de los supuestos éxitos que repite el Ejecutivo español es que España «tiene la menor tasa de inflación de la UE». ¿Es realmente un éxito? ¿Cómo espera que evolucione la inflación en los próximos meses y qué medidas habría que tomar o no tomar para que no siguiese tan alta?

–La menor tasa de inflación no se debe tanto a la acción del Gobierno como a la composición del IPC y a la influencia que en él tiene la energía, por un lado, y los alimentos, por otro. En la energía ha habido una mejora a pesar de que la política del Gobierno ha hecho crecer la demanda de gas natural, pero en los alimentos no. En todo caso, la contención de la inflación tiene más que ver con la política monetaria del Banco Central Europeo que con las medidas parciales de Nadia Calviño.

En España, a cualquier gasto del Estado suele designársele con la palabra inversión

–Ante la situación económica española hay dos puntos de vista. Algunas personas apuntan que en la calle se ve un buen nivel de consumo (las cenas navideñas están por ejemplo este año en niveles altísimos de reservas), mientras que otros señalan que ahí fuera, en los hogares, hay un problema enorme con la inflación y que organizaciones asistenciales como Cáritas y el Banco de Alimentos se enfrentan a demandas nunca vistas. ¿Está usted con los optimistas o con los pesimistas?

–Me parece que los indicadores que tenemos acerca de la situación económica de los españoles no pueden alimentar ningún optimismo. Que haya cenas de empresa y minivacaciones en los puentes no significa que los niveles de consumo se hayan recuperado con respecto a la situación previa a la epidemia de la covid. De hecho, hay dos elementos que muestran la tremenda desconfianza de los españoles con respecto a la situación económica: uno es la contención de la demanda de bienes duraderos (automóviles, electrodomésticos, ropa) y el otro es el inusitado aumento que, desde el año 2000, han experimentado los depósitos de los particulares, que no han dejado de aumentar mes a mes y que ahora están cercanos a un billón de euros.

–¿Teme que si Sánchez pierde el poder el año que viene nos encontremos con déficit oculto?

–Es posible. Sobre todo descubriremos el verdadero valor del derroche de recursos que, financiados por la Unión Europea, se están destinando a alimentar el gasto consuntivo (público y privado) en vez de orientarlo a la inversión. En España, a cualquier gasto del Estado suele designársele con la palabra inversión. Por ejemplo, se dice que se ha invertido en sanidad y educación, pero de todo ese gasto solo una pequeña parte es verdaderamente inversión (es decir: gasto destinado a acumulación de capital). Y, lamentablemente, los niveles actuales de inversión pública son, en términos reales, similares a los que había en España hace medio siglo, cuando la economía y la población españolas eran mucho más pequeñas que ahora.

–¿Qué opina de cómo se están gestionado los fondos europeos?

–Toda la información que tenemos señala que es desastrosa, pero desconocemos el detalle. Cuando se conozca, no me extrañaría que en medio de todo eso haya habido casos de corrupción.

–¿Cómo ve las propuestas económicas de PP y Vox?

–Me parece que no tienen formulado, cada uno por su cuenta, un plan económico de cara al futuro. Están más entretenidos en improvisar propuestas en respuesta al Gobierno. Algunas me parecen correctas, pero otras no. Sin entrar en detalles, creo que en el discurso económico hay influencias populistas que deberían eliminarse, y no se me oculta que el problema en esto está en que la mayor parte de la gente no entiende el discurso de los economistas.

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